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EL ESCUADRÓN SUICIDA

Para que vayamos teniendo las cosas cristalinas: Si usted es trabajador/a en este país ocupado por el totalitarismo financiero y todavía piensa que puede quedar algo de vida y esperanza después de esta reforma laboral, desengáñese. Los carrroñeros están de buen humor y eso les abre más el apetito. La deconstrucción de derechos laborales y representación sindical que el Gobierno les ha puesto en bandeja solo les ha parecido un tentempié. Delicioso pero insuficiente para saciar su voraz glotonería. Ellos son así. Todo voracidad y diente. Y no se si habrá sido un efecto óptico. Pero juraría haber visto crecer los colmillos de Rossell, mientras solicitaba que se revise el derecho a la huelga.
 Es el crimen perfecto. En manos de la insaciable patronal, la reforma es un lanzallamas. Ahora falta neutralizar a los bomberos. Desactivar a los toca-pelotas sindicalistas ha sido otro regalito del Gobierno (Ya sabemos de la tendencia a obsequiarse entre amiguitos del alma). Pero insatisfecho, Rossell pide más y más. Prohibir la huelga es arrebatar la última trinchera de la clase trabajadora. La General que España protagonizó en 1919 tuvo como resultado que fuéramos los primeros del mundo en instaurar la jornada laboral de ocho horas. Muchos hombres y mujeres, trabajadores/as y sindicalistas, padecieron persecución, cárcel e incluso perdieron la vida para obtener estos triunfos sociales. Si no reaccionamos, todas esas lágrimas y sangre derramadas habrán sido en vano. Mereceremos la esclavitud que llama a nuestra puerta.
 Una vez perdido todo, siempre podríamos organizar escuadrones suicidas para materializar nuestras protestas. Pero ¡ojo! seguro que en la próxima reforma se incluye un anexo prohibiendo los suicidios, como hacen con los operarios chinos. Aunque no parece un argumento suficientemente disuasorio que suicidarse sea otra posible causa de despido procedente. Aún te entran más ganas.

LA HOZ, EL MARTILLO Y LA PEINETA

LA HOZ, EL MARTILLO Y LA PEINETA

El Partido de los Trabajadores que gobierna con mayoría absoluta en este país tiene una curiosa forma de demostrar su afección por los mismos. Debe ser por esa moral ultracatólica que profesan y que les ha inculcado la mortificación (especialmente si es la ajena) como sublime vía para elevar los espíritus extraviados. Ya saben, quien bien te quiere... Y altos, muy altos desean alzar los nuestros para inyectarnos tanta humillación y sufrimiento diluidos en el suero de las más viles patrañas.
 Aunque es cierto que a estos obreristas ultraliberales se les puede relacionar con la simbología bolchevique. Con la hoz y el martillo, por ejemplo. El anagrama comunista representaba la unión entre los campesinos y el proletariado. No creo necesario aclararles lo que representa la hoz de los peperos. Todos estamos probando su despiadado filo en nuestras carnes. Viendo como secciona con eficiencia teutona la sociedad de bienestar, los derechos laborales, los logros civiles y nuestro orgullo de clase para luego pulverizar los restos con el martillo pilón de la injusticia social. 
Todo esto mientras Dolores (la de Cospedal, no confundir con la Ibarruri) se erige musa de los trabajadores y apela a nuestra aportación solidaria para que nos sometamos mansamente a la matanza. La secretaria del PP pone el semblante que tiene reservado para el Corpus e intenta persuadirnos de que esta sádica tortura es por nuestro bien. Pues no cuela doña Lola. Puede que la peineta le haya oprimido tanto las meninges que se haya hecho un lío de agárrate la teja y confunda el exterminio con la defensa de los derechos laborales.
O sencillamente será que está mintiendo cual bellaca. Algo que han demostrado saber hacer los suyos con mucho desparpajo y un elevado grado de cinismo para ganar las elecciones. Algo que tradicionalmente se les da de rechupete.

NI SANTOS NI INOCENTES

NI SANTOS NI INOCENTES

Todo se tambalea a nuestro alrededor. Los derechos civiles y laborales arden ante el entusiasmo de los secuaces del Nuevo Orden mundial. El golpe de estado global ha sido un éxito. Las masas obreras ya están cautivas en esa tupida red de mentiras y amenazas que teje el capitalismo para prolongar su destructiva agonía. Porque este sistema es un cadáver que sigue caminando. Un muerto insumiso que pretende enterrarnos a todos en la misma fosa.
 Con la reforma recién horneada, el mercado de esclavos está servido. Los empresarios no caben en sí de gozo. La precariedad y el terror laboral son un aliciente encantador para medrar en los negocios. Sin derechos, expuesto a la voluntad del amo para rebajar sueldos, despedir o modificar jornadas, el trabajador pierde su condición humana. Pasa a ser ese fetiche que ocasionaba sueños humedos a nuestra patronal y que ahora, los suyos, han hecho posible. Un peón desechable que se puede tratar con menos delicadeza que el mobiliario de oficina y arrojar al muladar del desempleo si no pasa por el aro.
 Nuestra sociedad está llegando a tal estado de pánico que esperan una resistencia mínima. Saben que la prioridad de la gente es sobrevivir y que para lograrlo tragaremos carros y carretas. Pero para engullir la reforma que el gobierno a pergeñado, hacen falta demasiadas tragaderas. Definitivamente, se les fue la mano. Tal y como yo lo veo, la nueva reforma laboral es un soberano guantazo en toda la jeta de nuestra dignidad de clase trabajadora. Un desafío ineludible del que dependen la paz y la justicia social. Al arrastrarnos a su podredumbre, al cosificarnos para su mayor lucro, nos están situando al límite. Quieren que seamos otra vez los santos inocentes que atiendan sumisos sus cortijos. Esparcen semillas de desesperación para mantenernos uncidos a su yugo. Lo que no calculan es que, de tanto sembrar desigualdades, les puede germinar una cosecha transgénica de rebeldía que se expanda como un reguero de pólvora. Porque para su desgracia, no todos los trabajadores somos ni tan santos ni tan inocentes. Algunos, hasta podemos pensar como los malos. Que se vayan enterando.

¡A LA CALLE! QUE YA ES HORA

¡A LA CALLE! QUE YA ES HORA

Pronto, muy pronto, probaremos el caldo en el que se ha cocido la nueva reforma laboral. Apenas se han filtrado los ingredientes de la pócima mariana. Pero los trabajadores ya nos hemos hecho al ánimo de que nos toca un amargo y largo trago. El propio Rajoy admite la enjundia de las medidas al vaticinar, entre visillos, una huelga general. El presidente, como servidora, debe ser un alunado visionario. Porque no escucho un enfurecido coro convocando a las movilizaciones como cabría esperar. La bicefalia sindical (que solo ha negociado sobre el tamaño de la guadaña reformista) ha perdido credibilidad entre los asalariados. Sabíamos que, más que una negociación, se trataba de una capitulación en la que exclusivamente se debatían las condiciones de nuestra entrega y posterior esclavitud.  Pero hubiéramos agradecido un poco más de rasmia en la defensa de nuestra dignidad laboral. Total, tanto claudicar, para que el gobierno acabe poniéndose la reforma por montera y nos atice doble tazón de su receta. Aún así, desde la élite sindicalista, no se alza una voz agitando a montar las barricadas. Las reacciones no pasan de tímidos amagos que dan más pena que miedo.

¿He dicho nadie? Nadie no, que ahí está Mariano desde la presidencia arengando a las masas a tomar la calle. ¿O no lo es asegurar que (pese a los sufrimientos que nos acarreará la reforma laboral y todos los recortes que padecemos) se espera una masiva pérdida de empleos en el 2012? A mí por lo menos, me ha removido algo por dentro. En pocas palabras: ¡Se me ha puesto muy mal café! Y luego me ha dado por pensar que si consiguiéramos aparcar el miedo, la frustración y el desengaño que nos paraliza para unirnos y combatir esta ofensiva, a lo mejor resulta que no todo está perdido.
 Ha llegado la hora de que salgamos a la calle con sindicatos o sin ellos. Sería deseable que nos acompañaran (aunque fuera a base de administrarles pedagógicas collejas correctivas) Pero sea como sea, ha llegado el momento de pasearnos a cuerpo, como diría Celaya. De coger al demonio por el rabo con el valor que te otorga saber que estás defendiendo el pan y el futuro de tus hijos. De aglutinar todas las fuerzas contra la solución final que nos ofrecen a la clase trabajadora.
 El que conserve un átomo de orgullo, que se apunte. Pero no esperemos a ser emplazados por consignas, siglas o toques de corneta. La hora es ahora mismo. Ya.

EL MACABRO FADO DE LA PATRONAL

EL MACABRO FADO DE LA PATRONAL

El vicepresidente de la patronal española siente pelusilla de sus compadres portugueses. En el país hermano sí que han tenido una respuesta contundente a las necesidades empresariales. De un certero hachazo, se han librado de casi todos esos obsoletos lastres que han venido a denominarse como derechos de los trabajadores. Obstáculos como pagar una indemnización digna por un despido, pretender cobrar las horas extras o tener un mes de vacaciones dificultaban extraordinariamente el enriquecimiento a espuertas de los amos de la producción. El gobierno portugués ya cayó bajo la lógica aplastante que esgrimen los mercados para hacer añicos el contrato social. Primero se pone al país contra las cuerdas (a golpe de deuda financiera) para posteriormente pasar a rescatarlo bajo la condición de imponer unas draconianas condiciones laborales y sociales  a la ciudadanía. Aquí se espera que la cosa lleve un derrotero parecido. Con esa tendencia a la obesidad que sufre nuestra prima de riesgo no se puede descartar la amenaza del rescate. Y digo rescate a lo que deberíamos llamar secuestro. Sobre todo de la Democracia, que se convierte en la principal cautiva de las demandas del capital.
 A don Arturo Fernández le pone burraco el eco del fado amargo que les toca entonar a los trabajadores portugueses. Sabe perfectamente que la reforma laboral que evoca en sus sueños húmedos no creará más empleo. Pero a cambio convertirá el mercado laboral en un muladar donde los esclavos, algunos sobradamente preparados, se maten entre ellos por trabajar en precario. Don Arturo fantasea con esa legislación lusa que le está pidiendo el cuerpo mientras pasea en el maserati que le compró al rey Juan Carlos para engordar su ya nutrido parque móvil. Tararea una canción que se torna macabra al brotar de su castiza boca: "Canto da nossa tristeza, choro da nossa alegria, pago a sangue e a dinheiro..." ¡No me digan que no se les ponen los pelos como alcayatas!

AMARILLO CHILLÓN

AMARILLO CHILLÓN

Ya se acabó el alboroto electoral y ahora empieza el tiroteo entre los agentes sociales. O eso creíamos. El futuro presidente ha recibido a ambos contrincantes para animarlos a fundirse en un abrazo por una España mejor. Por una parte, Rosell y Rajoy se entienden sin problemas. Hablan en el mismo idioma. Las medidas que reclama la CEOE, como abaratar el despido o rebajar el salario de los trabajadores, no entran en conflicto ideológico o ético con la filosofía del Partido Popular. Podríamos decir que, Patronal y PP, comparten la misma savia  corriendo por sus venas. Pero respecto a los sindicatos mayoritarios, una servidora esperaba una actitud un pelín más beligerante. Considerando las sodomitas intenciones que se ciernen sobre la clase obrera, no sería mucho pedir a los sindicatos que no sean ellos mismos los que arrojen la pastilla de jabón. Sin embargo, tras la reunión éntre Rajoy, Méndez y Toxo se han obrado prodigios de dudosa naturaleza. Ha sido un déjà vu. Toxo, como en su momento sucedió con Fidalgo y Aznar, también se entiende en el idioma de Rajoy. Ha salido encantado de la reu con Mariano y no le han dolido prendas en elogiar su talante abierto al diálogo. Puede influir en ello el insistente rumor que corre por ahí sobre que Aznar le ha sugerido a Rajoy que nombre a Fidalgo Ministro de Trabajo. Por aquello de que no les quede de otra que apañarse entre colegas. Pero dentro de un orden. El que establezca al final el gobierno popular, que para eso tiene la mayoría absoluta. Aún no podemos asegurar lo que saldrá de la negociación de la reforma laboral. Pero una cosa es segura: Alguna de las firmas que la den a luz se estamparán en un estridente color amarillo chillón.

ARSÉNICO POR COMPASIÓN

ARSÉNICO POR COMPASIÓN

El vicepresidente de la patronal, Arturo Fernández, asegura que se acabó el café para todos. Que si queremos crear puestos de trabajo hemos de aceptar que no es suficiente con hacer reformitas en los derechos laborales. La remodelación debe ser brutal. Al próximo gobierno, brama chulesco el amiguete de Aguirre, no le debe temblar el pulso a la hora de acometer con una sierra mecánica la desmembración que reclama la CEOE. El cuñado de Díaz-Ferrán, malcarado y con expresión desafiante, responsabiliza a los excesivos privilegios de la clase obrera de la deriva empresarial en la que se mueve este país. Demasiado café para la chusma. Supongo que esta magistral solución se le ha ocurrido mientras saborea algún champán francés con sus representados de la banca. No hay que olvidar que la CEOE es una de las pocas organizaciones patronales del mundo que los incluye entre su socios. A lo mejor, el origen de sus conclusiones es libar demasiado del dorado líquido hasta el punto de olvidar que el mayor escollo para reactivar la contratación es la falta de crédito para las empresas. Pero de restaurar el grifo cerrado de los bancos no dice una palabra. Lo que de verdad preocupa a don Arturo, aparte de cuál de sus cien coches de lujo escoge cada día para sus andanzas, es que no nos suba la tensión a los curritos. No quiere que mientras se nos administra el despido gratuito, las condiciones esclavistas y los salarios de hambre, la cafeína altere nuestros nervios y nos pongamos respondones. Hay que sustituir el café por achicoria para el pueblo. Acabar con el proletario carajllo que es un evidente gérmen revolucionario. A partir de ahora, si queremos añadir algo al brebaje que nos corresponde, sugiero unas gotitas de arsénico. Por compasión. Eutanasia obrera para evitar la agonía a la que se nos condena. Pero también por rebeldía. Porque es más digno un suicidio colectivo que claudicar mansamente a los designios del señor Fernández y su cuchipandi.

SOBRE HALCONES, MILANAS Y ESCUDOS NOBILIARIOS

SOBRE HALCONES, MILANAS Y ESCUDOS NOBILIARIOS

Durante una de esas ensoñaciones que me agarran a lo largo del día se me ha ocurrido fantasear sobre cómo podría ser el escudo nobiliario que representara a, ésta, nuestra patronal patria. Yo me lo imagino algo así: Un halcón rampante en el mismo momento de cernirse sobre su presa.  Todo furia de picos y de garras. En un fondo de milanas mutiladas sembradas sobre un campo de color azul codicia. Por ejemplo.
 Claro que yo no se mucho de nobles. Pero tampoco los ilustres empresarios que lanzan cargas de profundidad contra los derechos de los trabajadores parecen saber lo que significa la nobleza. Al menos en el más estricto, y menos blasonado, sentido de la palabra. Nobleza obliga, entre otras cosas, a equilibrar las fuerzas con el contrincante.
 Y no tiene nada de noble el telúrico sarcasmo con el que las organizaciones empresariales justifican que ayudar a despedir a la gente, creará más empleo. Si no fueran avisados halcones oteando el cogote de su presa, atacarían de frente. Pero prefieren sorprendernos por la retaguardia. Suprimir las huelgas para que quedemos inermes frente a sus abusos.
Justificar la necesidad de un mercado laboral esclavista. Solicitar del estado el co-pago sanitario, la privatización de todo lo público que aún colee, la reducción del gasto social y todo ello a la par que siguen reclamando la ubre de las subvenciones para mantener sus emporios.
Mientras tanto, las milanas bonitas barruntamos las puntiagudas alas del pajarraco y su aliento en la nuca. O los vemos planear, al económico coste de 450.000 euros a cargo del erario público, por aeropuertos construidos para las personas,. Como el de Castellón.
 Parafraseando a Fabra, que a su vez lo hizo con Kennedy: "No pienses en lo que nuestra patronal puede hacer por tí, piensa en lo que tú puedes hacer con el patrón". A mí se me están ocurriendo varias cosas. Pero me temo que ninguna de ellas es legal, aunque el fin sea muy noble.

LO ESENCIAL ES INVISIBLE

LO ESENCIAL ES INVISIBLE

He tenido acceso al último trabajo de la reportera francesa Florence Aubenas. La intrépida Florence no se ha sumergido esta vez en ningún conflicto bélico. Al menos, no en una de esas guerras oficiales que ilustran los telediarios con cifras de víctimas y explosiones dantescas. La batalla que nos describe en este documento tiene por escenario la lucha cotidiana por la supervivencia de una mujer de mediana edad, sin cualificación académica, en el proceloso mundo laboral. Tras mes y medio de búsqueda exhaustiva solo pudo acceder a trabajar como limpiadora a tiempo parcial con un salario de hambre que apenas le permitía pagar el alquiler de una sórdida habitación.

 Hablamos de Francia, no lo olviden, si esta aventura se desarrollara en suelo íbero las vicisitudes de la periodista se hubieran visto multiplicadas. Y se de qué hablo, créanme, porque servidora encaja como un guante en el perfil de la protagonista del experimento. Por eso, era imposible no verme reflejada en las peripecias que relata. Los sueldos miserables, las condiciones esclavistas, el ninguneo que recibes por parte del resto de los trabajadores no me son ajenos. Las mujeres que pertenecemos a este colectivo poseemos el preciado don de la invisibilidad. Algunas, las más privilegiadas, hemos encontrado cierta estabilidad en el sector y podemos pelear por mejorar nuestra situación laboral.
 Pero la inmensa mayoría pertenece a ese ejército imperceptible para el resto que soporta abusos en los horarios, maltrato por parte de sus encargados y una precariedad general que las hace aún más vulnerables a manos de sus contratadores. Si además tienes hijos, tus tragaderas pueden volverse infinitas. Con cinco millones de parados, si se te ocurre rebelarte, te señalan la puerta por donde encuentras la calle para correr. Entonces pasas a formar parte de otro subgrupo, aún más incorpóreo, el de los desempleados.
 Con la inmersión en este mundo, Aubenas da voz a las sin voz. Se mete en la piel de las que habitan la última trinchera de los trabajadores y padece mil dificultades para conseguir mantener la cabeza fuera del agua. Mira con los ojos del corazón lo que permanece invisible para la mayoría. ''Le Quai de Ouistreham'' se convierte en un libro imprescindible para entender la realidad de muchas mujeres, algunas auténticas heroinas anónimas, en una sociedad empecinada en borrarlas de la foto. Gracias Florence

LA FILANTROPÍA INCOMPRENDIDA DE FCC

LA FILANTROPÍA INCOMPRENDIDA DE FCC

 
Esther Koplowitz es vicepresidenta primera, miembro del Consejo y principal accionista de FCC (Fomento de Construcciones y Contratas, S.A.).  Sus actividades empresariales se desarrollan en 42 países, cuenta con más de 92.000 empleados y tiene un volumen de negocio que supera los 12.500 millones de euros. La señora Koplowitz es también la mayor benefactora de la Fundación que lleva su nombre dedicada, según su definición, a socorrer a los excluidos sociales entre otras actividades varias. Ahora, doña Esther, tiene diez excluidos más que sumar a su obra gracias a la política laboral de su propio holding. Hablamos de los diez miembros del Comité de Empresa del servicio de parques y jardines de la capital zaragozana. Su despido es la humanitaria respuesta de la corporación a las reivindicaciones de los sindicalistas. Sería un grave error valorar estos hechos como una reacción fascista, represora y anti-democrática. Lo que ocurre es que a la menor de las Koplowitz le sabe a poco el número de desfavorecidos a los que pretende ayudar y ha decidido fabricar más por cuenta propia. Como todos los grandes benefactores de la humanidad debe padecer la incomprensión de quienes no alcanzan a entender sus estrategias. Ya saben, los clásicos toca-pelotas que reclaman libertad sindical, dignidad y derechos laborales sin considerar que lo único que pueden solicitar es la caridad que esta excelsa dama quiera prestarles. Menos mal que desde el Ayuntamiento de Zaragoza, el Partido Socialista apoya a la altruista visionaria y no opone resistencia al descabeche de los insolentes obreros. ¿Es que los despedidos no entienden que están llamados a formar parte de un proyecto mayor? Porque resulta meridiano que para que los filántropos multimillonarios sigan practicando buenas obras el número de pobres tiene que aumentar. Solo tengo una duda. Puesto que la Fundación de doña Esther también se dedica a la investigación de enfermedades prevalentes en el el suelo patrio, ¿podría ser su próximo paso inocular un abanico de virus entre la población para satisfacer así sus generosas inversiones curativas? Tiempo al tiempo.

LA JUVENTUD ALGODONERA

LA JUVENTUD ALGODONERA
Últimamente suceden fenómenos extraordinarios en nuestra sociedad. El periodo en el que a una persona se le considera joven, es decir en edad de formarse o a medio hacer según se entienda, cada vez es más elástico. Tanto, que los nuevos contratos de formación contemplan la posibilidad de que señoras y señoras treintañeros se puedan acoger a la flexibilidad que ofrece esta bicoca. Ya puedo escuchar el envidioso rechinar de dientes de los cuarentones o cincuentones que se ven excluidos por ser demasiado añosos. Pero que no desesperen. Dada la versatilidad de los sucesos paranormales a los que nos están acostumbrando los nigromantes políticos y empresariales no deben descartar que, de aquí a poco, hasta mi abuelita disfrute de una prórroga juvenil que le ayude a incorporarse al moderno cultivo de algodón. Porque en realidad se trata de eso, de convertir el mundo laboral en una despensa de recolectores desechables que bendigan la mano del amo que les da de comer. Poca cantidad y por corto plazo, es verdad, pero peor sería que además se les pudiera administrar cuarenta latigazos si flojean. Y eso no es legal. Todavía.
Lo que no se puede negar es que la sangre de los esclavistas del Mississippi bulle jubilosa por las arterias de nuestra patronal. Les ha tocado el gordo. Trabajadores que podrán exprimir pagandoles el salario mínimo interprofesional, exención de cuotas empresariales a la seguridad social, concatenación de contratos sin la obligación de transformarlos en indefinidos. Y como colofón ¡Tachín, tachín! un periodo de prueba de un mes sin derecho a cobro ni indemnización. Conclusión, nuestros volátiles empresarios podrán usar y tirar mano de obra con más rapidez y facilidad de la que se mudan de interiores. ¡Será por parados entre los que escoger! En fin, que el decreto no creará más empleo pero socializará la precariedad y repartirá la explotación entre más gente. Algo es algo. Siempre resulta difícil contentarnos a todos.

HABLEMOS DE MALA FE

HABLEMOS DE MALA FE

 
FCC es la empresa que gestiona las limpiezas de parques y jardines del Ayuntamiento de Zaragoza.  Sus ganancias han sido multimillonarias en los últimos veinte años. Ganancias que se han obtenido para sus propietarias usando mano de hierro en las relaciones laborales. Es un ejemplo más de cómo, los servicios públicos puestos en las manos del capital privado, sirven para el enriquecimiento de las empresas contratadas a costa de mermas en la calidad de sus prestaciones a la ciudadanía. Pero además, también lo es de la anti-democrática tiranía que aplican en el trato con los empleados. Consecuencia de este "maltrato" ha sido el despido del presidente del Comité de Empresa y el expediente abierto al resto de los delegados sindicales.  La causa de estas radicales medidas se basan, según FCC, en la consideración de que las actuaciones de los representantes sindicales están dañando la imagen de la empresa acusándolos de obrar de mala fe. Las reivindicaciones no son otras que la mejora de la seguridad, las herramientas, las condiciones laborales y la dignidad en el trabajo. Así como un manifiesto interés en que las prestaciones de sus servicios redunden en la mejora de la situación de los parques municipales que, en la actualidad, padecen una situación bastante precaria. La única mala fe que se puede deducir de estos hechos, puesto que el comité cumplía con sus obligaciones sindicales, es la derivada de la respuesta fascista de una empresa que está pagada con el dinero de todas y todos los ciudadanos de Zaragoza. Y tirando de la cuerda de la mala fe y del despropósito, resulta que este ayuntamiento está formado por una coalición de izquierdas que no toma medidas contra la salvaje agresión que reciben los trabajadores. ¿No es más coherente y económico que sea el propio cabildo quien gestione estos servicios directamente?  Crear una empresa de servicios públicos sería una respuesta acorde con el ideario que partidos como el PSOE, IU o CHA dicen defender. Entonces, ¿por qué ceden la concesión al lucro privado? Las grandes fortunas y corporaciones como FCC son sospechosas de evasión de impuestos a través de dominios y sociedades encubiertas.¿ No es eso auténtica mala fe? Y por último, ¿no es mala fe que el ayuntamiento de presunta izquierda zaragozano permita que estos grupos privados sigan medrando a costa del erario público y el sacrificio de los derechos laborales y sindicales de las plantillas? Ahí si que veo yo la mala fe, poca vergüenza y otras cosas muy, muy feas.

RESPÉTAME Y TENDRÁS MI RESPETO

RESPÉTAME Y TENDRÁS MI RESPETO

Hay un viejo refrán que dice: "Cuando los que mandan lo hacen sin vergüenza, los que obedecen lo hacen sin respeto". Rajoy debería tenerlo en cuenta. Sobre todo al sugerir que se inculque a los niños el respeto a los empresarios en la asignatura de educación a la ciudadanía. El respeto se gana ejercitando el respeto. Partiendo de esta premisa, cualquier individuo que quiera ser respetado debe tratar al prójimo como pretende ser tratado. El problema es que para algunos empresarios, más de los deseables, es imposible identificar a sus trabajadores como prójimos y, por ende, merecedores de la misma consideración a la que aspiran. Es cierto que gracias a la labor de los más emprendedores se consigue crear empleo. Pero no es menos cierto que sin una mano de obra comprometida y responsable los dueños de las empresas no podrían solitos sacar adelante sus negocios. Luego, es fácil deducir que este sentimiento debe ser recíproco. Y no parece muy respetuoso por parte de la patronal la exigencia en los recortes de los derechos laborales, la destrucción de los convenios colectivos, los contratos esclavistas, la barra libre para despedir, los salarios miserables o la discriminación de sueldos en función del sexo. Tampoco lo es rebajar las cotizaciones empresariales o amenazar con que, si no se cumplen sus demandas, deslocalizarán el garito hacia otros lares donde los obreros sean más dóciles y temerosos del dios-patrón que en este país de proletarios insolentes. Eso es chantaje que, a mi modesto entender, poco o nada tiene que ver con el respeto. No puedo evitar establecer una comparación entre la propuesta de Rajoy y la del iracundo dios del antiguo Testamento. Ambos buscan el amor de sus súbditos o empleados esgrimiendo la amenaza del infierno. El del INEM en la tierra o el de Pedro Botero en los avernos. Si no obtienen nuestra incondicional sumisión nos castigan con un ERE o un diluvio que nos haga ser más razonables. Estos son métodos clásicos de celebres empresarios como Al Capone y "respetados" dictadores como Franco. Sembrar el terror para que se acaten sus normas puede ser un instrumento amoral y feo, pero históricamente práctico para sus intereses. Yo le sugiero a Rajoy otra propuesta. Una asignatura que sea obligatoria para todos los miembros de la flamante CEOE. Algo que podría titularse como: "Los trabajadores también son seres humanos y merecen una vida digna". Quizás, si se lograra inocular estos principios entre los tiernos infantes que serán patronos el día de mañana, la sociedad sería un pelín más justa de lo que es ahora. Pero seguro que entonces, en los colegios privados, se multiplicarían como hongos los objetores de conciencia.

CON EL CULO AL AIRE

CON EL CULO AL AIRE

Mostrar el culo desnudo al respetable puede tomarse como un acto irreverente, entre pueril y punkarra, que tiene el propósito de crear escándalo. La cuestión cambia de registro cuando las posaderas son expuestas a instancias de la intervención malévola de otros agentes. Es decir: Cuando son otras siniestras manos, diferentes de las nuestras, las que nos arrancan los calzones. Los trabajadores de la planta vizcaina de ABB Galindo afectados por una deslocalización injustificable, puesto que su empresa ha obtenido beneficios de más de 30 millones de euros en los últimos 3 años, han escenificado este supuesto. El "Full Monty" organizado por los operarios es una dramatización artística de la situación en la que nos encontramos la inmensa mayoría de los trabajadores: con el trasero al aire.
Desnudos ante el abuso, ante el atraco a mano armada de nuestra dignidad obrera para facilitar la masticación y posterior regurgitación de nuestras carnestolendas a cargo de las fauces lobunas del liberalismo mercantil. Aunque estas no son las únicas mandíbulas que babean contemplando nuestro indefenso nudismo de corderos. La banca también clava los colmillos en nuestros turgentes muslos administrando bocados y desahucios con la voracidad inherente a las bestias sin conciencia. Nos arrancan la carne y la vivienda pero su insaciable hambruna no se conforma. Dejan una herida abierta por la que seguir succionándonos la vida hasta la exanguinación completa. ¿Dación en pago? ¿Acaso Nosferatu se resignaría con un par de mordisquitos ante la turbadora visión de unas rotundas nalgas al descubierto? Ni de coña.
Que este sistema es antropófago de recursos y personas no es ninguna sorpresa. Devorar el futuro de la especie es el impenitente mantra que se escucha desde Wall Street hasta las catacumbas políticas donde se cuece el aliño para el gran banquete.
Pero quién sabe. A lo mejor, a fuerza de exhibir tanto las cachas se nos vuelvan correosas. Demasiado curtidas para sus sofisticados paladares. Y en alguna de estas catas, acaben mellándose todos los dientes.

EL INQUIETANTE RUMOR DE LAS CADENAS

EL INQUIETANTE RUMOR DE LAS CADENAS

La esclavitud fué una de las primeras forma de explotación que el ser humano ejerció contra su prójimo. Se entendía como un acto legítimo y natural adueñarse de la propiedad física y del fruto del esfuerzo de otros para obtener un beneficio personal. Como es un asunto que resulta muy provechoso para los amos, no se ha podido erradicar completamente. Aún existen países donde los niveles de corrupción y desprecio por los derechos elementales de las personas crean un margen jurídico muy propicio para desarrollar esta actividad legalmente. China es un buen ejemplo. Los trabajadores de este país cobran el salario del hambre por unas condiciones draconianas de trabajo. Tengo entendido que los lacedemonios trataban con más respeto a sus ilotas. Pero es precisamente éste, el modelo chino, el que pone burraco a la patronal española. La reforma laboral fué el aldabonazo para que fueran engrasando las cadenas. La reforma de los convenios colectivos ha sacado los grilletes encima de la mesa. La negociación entre patronal y sindicatos era la crónica de una muerte anunciada.: La de nuestros derechos laborales. El féretro lo portan sindicalistas cariacontecidos que tratan olvidar que su cadáver también va dentro de la caja. Y el funeral lo oficia una CEOE transpuesta porque ya ve cerca que se le cumpla el milagro. Esos convenios colectivos reducidos a cenizas son su zarza ardiente. Su sagrada religión. Y lo único que tienen que hacer es esperar que, por su propio peso y sin demasiada resistencia de las víctimas, se les conceda el prodigio. Yo creo que además de una democracia real este país necesita reinventar el sindicalismo. Desempolvar la dignidad de la clase trabajadora para no caer bajo los yugos de los nuevos negreros. O mejor dicho y con todo mi respeto: de los nuevos "chineros".

Publicado en Periódico de Aragón

NADA DEBE DESALENTARNOS

NADA DEBE DESALENTARNOS

Decía el sindicalista mexicano Agustín Costo que cuando las cosas no avanzan al ritmo que quisiéramos, debemos redoblar nuestra decisión y perseverancia: Nada debe desalentarnos, nada debe dividirnos, nada debe desunirnos. En el colectivo de limpiezas de la sanidad pública aragonesa estamos dispuestos a aplicarnos esta fórmula. Estos servicios, que prestan empresas privadas al SALUD a pesar de que la gestión directa abarataría los costes y reduciría la conflictividad laboral, son un ejemplo vivo de lo que la privatización supone para la Sanidad Pública. Cada cierto tiempo, las contratas de limpieza salen a concurso, como ha ocurrido este año.  Entramados de sociedades y multinacionales concursan por quedarse con un trozo del pastel. Ofertan presupuestos temerarios y prometen técnicas innovadoras y eficaces. Cuando se hacen con la "presa" se descuelgan con una serie de despidos que ellos definen eufemísticamente como "reorganización de los recursos humanos". No solo no crean un solo empleo sino que destruyen el que había. Y sus promesas de métodos revolucionarios de limpieza acaban traduciéndose en la escasez de materiales tan fundamentales como la lejía o las bolsas de basura. En esas andamos. Y no se crean que nuestra patronal no anda crecidita bajo la permisiva pasividad del SALUD. No les duelen prendas en amenazas, más o menos veladas, hacia las plantillas indicándonos la conveniencia de que no nos revolvamos. Pero es que a nuestra gente, como al compañero Coto, no se la desanima fácilmente. Hemos empezado con protestas en varios centros y tenemos previstas movilizaciones si las empresas continúan con su política de reducir puestos de trabajo. Hablamos de limpiar un hospital, luego escatimar personal equivale a montar una barra libre para una legión de agentes patógenos. ¿Podemos ahorrar a costa de la salud de los enfermos? Y mucho menos cuando, el importe de estos recortes, pasa directamente al bolsillo de estos codiciosos intermediarios.

ARRIBA Y ABAJO

ARRIBA Y ABAJO

 

Dependiendo del lugar que se ocupe en la pirámide social, el tan celebrado pacto social recién firmado, tiene unas connotaciones positivas o perversas. Por ejemplo: Para Nuestro Señor, don Emilio Botín, el acuerdo garantiza el estado de bienestar. Lo que no aclara el muy pillo es que, lo del bienestar, solo se lo asegura para él mismo y su banda de nigromantes financieros. Luego, con una cábala lingüistica indescifrable para los que pretendemos habitar en el sentido común, explica las bondades de las reformas del trabajo y las pensiones intentando disuadirnos de que ayudar a precarizar las condiciones laborales, abaratar los despidos y alargar la edad de jubilación son medidas en la dirección correcta para crear empleo. Obviamente, el señor Botín representa el pensamiento de los de más arriba. Pero luego estamos los de abajo. Esos sobre cuyas espaldas recaé todo el peso de las escaramuzas que se montan los del ático con vistas. Nuestra visión es un pelín más umbría. Ya empezamos a sentir la resaca de los pactos en nuestras carnestolendas. Regulaciones de plantillas, coacciones más o menos veladas para recortarse "voluntariamente" salarios y derechos, acoso laboral y otras fruslerías que, amén de no crear ni un solo empleo, están transformando el mundo laboral en un sistema inspirado en la camorra que excluye a quienes no se resignen a su filosofía esclavista. Así lo estamos sintiendo los de abajo y, cuanto más abajo, mayor es la presión que se debe soportar. Tengo una fantasía: Quizás podríamos, a la voz de una, soltar todos de vez esta pesada carga y echarnos para un lado. A ver qué pasa. A lo mejor comprobaríamos, como han hecho en Islandia, la fragilidad de estos elevados puestos piramidales cuando, los esclavos que aguantan su opulenta codicia, deciden marcharse de parranda.

RECORTAR INTERMEDIARIOS

RECORTAR INTERMEDIARIOS

Voy a tratar de exponerles una sugerencia desde la más estricta lógica del sentido común. El colectivo de trabajadores de las limpiezas sanitarias de Aragón cuenta con un convenio  de equiparación con el personal del SALUD de similar categoría. Esto significa que los salarios , jornadas u otras condiciones laborales son exactamente las mismas que rigen para sus propios trabajadores. Sin embargo, la limpieza se oferta en concurso público para que sea una subcontrata quien gestione este servicio. Hace casi treinta años, cuando comencé mi periplo laboral en este mundillo, las condiciones salariales y de trabajo del gremio rozaban el esclavismo. Las empresas se lucraban y la Sanidad Pública hacía la vista gorda sobre las deficiencias higiénicas en los hospitales y se desvinculaba de los abusos que padecían las plantillas argumentando que eran empleados de la privada. Huelga decir que no fué un brote filantrópico del SALUD lo que mejoró nuestra situación. El mérito se debe exclusivamente a un colectivo de hombres y mujeres que pelearon duro durante muchos años para dignificar sus puestos de trabajo. Ahora, ¿no sería lo más sensato en plena vorágine de recortes eliminar a estos problemáticos intermediarios? Si el SALUD gestionara directamente el sector se ahorraría el beneficio empresarial por el que compiten los grupos que concursan. Beneficio que, para seguir manteniendo, ya nos tememos que tiene que pasar con destruir nuestro convenio colectivo. Y eso no irá solo en contra de los trabajadores, los usuarios padecerán las consecuencias al verse reducidas las plantillas y aumentar la conflictividad laboral. ¿Quieren ahorrar de verdad? Pues ejerzan su responsabilidad sobre cómo se usan los fondos de los ciudadanos y eliminen a los intermediarios. Ellos son parte del problema, por eso no pueden seguir siendo la solución.

CIERZO DEL PUEBLO (Series Andalán)

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CON EL PARO EN LOS TALONES

CON EL PARO EN LOS TALONES

Para mí existen muchas clases de heroes. Pero por encima de los de origen mitológico o de aquellos que pueblan la literatura y el cine, mis gustos proletarios me inclinan a preferir otros mucho más anónimos. Hablo de esos hombres y mujeres que a diario emprenden una odisea personal con la prosaica intención de pagar la hipoteca o ponerles un plato de comida a la familia. No son tan pintureros ni cinematográficos como los primeros. La adversidad a la que se enfrentan es mucho más sórdida. Las trampas y enemigos que acechan su camino no les lanzan llamas directamente por la boca pero, como el dragón de San Jorge, te pueden carbonizar hasta las mejores intenciones. Mis heroes son gente corriente como los trabajadores de NISSAN. Han resistido largamente el asedio y los mordiscos, en forma de ere´s, de todo tipo de cíclopes mercantiles que les instigaban a competir con otras plantas para conservar su empleo. Cuando se negocia con la guadaña acariciándote el cuello, ¡a ver quién tiene redaños de hacerse el chulo! Ya lo dijo ese emérito basilisco para los trabajadores, Díaz Ferrán: la clave está en trabajar más por menos sueldo. Esa es la receta mágica. Para conseguirlo, al lado oscuro no le duelen prendas ni chantajes. Todo vale para reducir a nuestros heroes obreros. El miedo al desempleo se ha convertido en un arma de destrucción masiva para las negociaciones laborales. Pero que no se descuiden las huestes de la patronal. Las vicisitudes forjan el carácter. Hoy, los operarios de NISSAN han tenido que claudicar a la coacción camorrista de su empresa. Pero hasta los protagonistas de las aventuras clásicas perdieron muchas escaramuzas antes de alcanzar la gloria. Y este cuento aún está muy lejos de acabar. ¡Änimo compañeros! Un largo viaje nos espera.

Publicado en El Plural