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Defensa del laicismo

LAS VOCACIONES DEL HAMBRE

LAS VOCACIONES DEL HAMBRE

En mi familia, estamos considerando la generosa oferta laboral que ha lanzado la Conferencia Episcopal a los hijos, que no hijas ( debe ser porque no tienen vacantes en el servicio doméstico), de España y de su dios. Como tengo la fortuna de que mis retoños son varones, encajan divinamente en el plan de empleo de esta poderosa multinacional. Es verdad que habrá que cubrir algún pequeño requisito como el bautismo previo a su ordenación. Pero solo son menudencias protocolarias similares a la revisión médica. Meros trámites para formalizar la contratación.
En cuanto a la fe, se les presume. Igual que el valor a los soldados. Al tratarse de una cualidad tan incorpórea, a ver quién es el guapo que la pone en duda. Lo mismo sucede con las otras claúsulas de este contrato ultra-indefinido. La caridad por ejemplo. Aquí la cosa está clara. Predicar, se predicará lo que haga falta. Pero de dar trigo... ni hablamos. Ellos son más de recibir y acumular suntuosos patrimonios. Será por eso que, pese a la crisis, pueden ofrecer estos tentadores puestos de trabajo.
La solvencia de la empresa católica nacional está suficientemente avalada. Cuentan con una línea de abundantes subvenciones que no se ha visto afectada por ningún recorte. Y con unas exenciones tributarias y patrimoniales envidiadas por los mismísimos dioses. Entre diez y quince mil millones de euros que les llueven de nuestras aconfesionales arcas como si fuera maná del cielo. Además, poseen un departamento de creativos que ha demostrado en muchas ocasiones que son capaces de originar fuentes alternativas de ingresos. Sino que le pregunten a sor María Gómez por el lucrativo negocio de la venta de niños.
¡Ah! Y es prácticamente imposible que te despidan. Aunque te pases la castidad y otras normas éticas ( e incluso penales) por el propio forro de la sotana, no te sancionarán ni te echarán de la Iglesia. Muy por el contrario. Ellos personalmente se encargarán de tu defensa ocultando, si fuese necesario, cualquier incriminatoria prueba. ¡No me digan que no son un chollazo de patrones!.
En fin, que ya veo a mis chicos colocados ad eternum. Al pequeño lo propongo para cuando quede plaza libre de Obispo para arriba. Tiene mucho nervio y una imagen mediática bastante más angelical que la de Rouco Varela, donde va a parar. Al mayor, directamente para santo. Viene con el cursillo homologado por un pertinaz desempleo que le adiestra para vivir en un minimalismo similar al de San Francisco de Asís.
 De momento se resisten un poco a venderle al alma al diablo por un empleo fijo. Son unos idealistas perro-flautas igualicos que su madre. Dicen que tienen escrúpulos, las criaturas. Mal vamos por ese camino. Pero ya veremos cuando nos apriete el hambre, si seguimos así de chulitos y de dignos.
 Torres más altas ( y ateos más recalcitrantes) han caido.

ESPÉRENME EN EL INFIERNO

ESPÉRENME EN EL INFIERNO

Si han intentado darse de baja de la Iglesia Católica habrán comprobado la infinidad de trabas, maniobras disuasorias y argumentos churriguerescos a los que deben enfrentarse. Mi favorito entre todos ellos, por ser el más pueril e incongruente, es el de amenazar con que la apostasía es un billete de ida a los infiernos. Perdón, ¿Hay alguien ahí? Si los señores Obispos se estrujaran mínimamente las meninges entenderían que el único averno que reconocemos los ateos es el del oscurantismo y privación de libertad que su misógina secta trata de imponer en este mundo.
Si es cierto, como dice su doctrina, que el libre albedrío es una cualidad divina inherente al ser humano... ¿por qué ese afán en salvarnos aún en contra de nuestra voluntad? Como decía uno de mis grupos punks de juventud: Realmente tíos, nunca he visto religión que pretenda tanto salvarnos a hostias!
Por mi parte, quiero exonerar a los pastores de la Iglesia de semejante responsabilidad. Asumo mi depravación con su consiguiente y merecida caída a los infiernos. Les suplico encarecidamente que no me salven. Que permitan que mi espíritu pagano abomine de esa vida eterna a la que , con tanto empeño, quieren condenarme. Y si pretenden mantener sus suscriptores les recomiendo que cambien de estrategia. A lo mejor si (en vez de jugar a asustarnos con las calderas de Pedro Botero) les diera por repasar los Evangelios, ganarían adeptos.
Sobre todo en lo que se refiere a esa parte que habla de repartir la riqueza para poder entrar en el reino de los cielos. ¿O es que los señores Obispos, como servidora, no quieren ir al cielo? Porque en ese caso, lo están haciendo bien. No hay mas que ver como agarran los diez mil millones de eurazos (entre impuestos directos, indirectos, conciertos, conservación de patrimonio y otras zarandajas) que succionan de nuestro paupérrimo estado. Y todo eso sin que la caridad ni la solidaridad les nublen la conciencia ante la explosión de pobreza que nos está dejando la crisis.
Por todo esto deduzco que los gerifaltes católicos también son ateos. Porque está claro que les acojona más que se les afloje la buchaca que todos los tormentos que les aguardan por sus graves faltas.
De cualquier modo, de existir el infierno, parece que los apóstatas no estaremos solos. Rouco Varela y sus cuadros de mando nos harán compañía. ¡No se para quién será mayor castigo!.

LOS OBISPOS APÓCRIFOS

LOS OBISPOS APÓCRIFOS

La Conferencia Episcopal se ha expresado sobre la dirección que debe tomar el voto de los católicos. Según dicen, los buenos cristianos nunca deberían elegir a los partidos que no defienden la vida, facilitan el divorcio o permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo.
A pesar de que no existe duda alguna de que su intención es conducir las conciencias de los ciudadanos a votar a la derecha representada por el Partido Popular, si analizamos meticulosamente sus razonamientos "morales" nos enfrentamos a los apócrifos argumentos que usan los Obispos. Como decía Jack el destripador, vayamos por partes: Cuando se refieren a la defensa de la vida señalan la anticoncepción, el aborto o la muerte digna como los mayores enemigos de la misma. Sin embargo cierran los ojos a la miseria que supone engendrar criaturas en un planeta hiperpoblado para condenarlas a la vida sí, pero a una vida indigna. De la misma forma, pretenden abocarnos a una muerte agónica que nos conduzca a golpes de estertores hasta el cielo de los martires cristianos.

Obvian deliberadamente que, durante el anterior gobierno pepero, el número de abortos fue superior al de la etapa socialista. También sufren amnesia sobre el número de divorcios o anulaciones matrimoniales (el divorcio de los pudientes católicos) que asola a las filas populares. Y condenan las uniones homosexuales definiéndolas contra-natura porque entienden que lo natural es camuflar la homosexualidad casándose, como dios manda, con alguien del otro sexo. Aunque eso signifique engañar a tu pareja, a la sociedad y a tu propio instinto con una tapadera hipócrita de respetable apariencia.
 Apócrifo, en el sentido literal de la palabra, significa fingido o fabulado. Como fabulado es el amor que preconizan los mitrados para dirigir el voto de los creyentes. Si en vez de posicionarse del lado de los banqueros y poderosos, como tienen uso y costumbre, lo hicieran del lado del corazón de los que sufren los veríamos impidiendo los desahucios, manifestándose contra la tiranía financiera que destruye el trabajo y la vida, la vida digna, de la gente. Renunciando a las subvenciones que reciben del Estado para paliar los padeceres de los pobres. Reclamando una sociedad más justa y libre, hasta para poder pecar y equivocarse. Pero resulta evidente que, la Conferencia Episcopal y yo, no nos hemos leido los mismos evangelios.

QUE LA TIERRA TE SEA LEVE, AMIGA JUANA

QUE LA TIERRA TE SEA LEVE, AMIGA JUANA

 
La muerte es inquietante. De alguna estúpida manera esperamos que el pálido jinete pase de largo sin rozarnos. Sin que las pezuñas de su montura devuelvan nuestra carcasa mortal al polvo primigénio. Como para cualquier otro animal, la vida y su disfrute es el motor de todos nuestros actos y deseos. Podemos sobrevivir a la enfermedad, a la guerra, a los accidentes o incluso al desengaño. Pero al final, ineludiblemente, la muerte nos espera. Y a pesar de ser definitiva, en ocasiones, resulta más humana que la vida. Ramona Estevez tuvo una existencia larga. A sus 90 años un infarto cerebral la postró en un coma irreversible. Ramona ya no podía gozar de la compañía de sus seres queridos. Ni sentir los rayos de sol acariciando sus veteranas mejillas. La medicina podía mantener su cuerpo suspendido en un limbo aséptico que la ayudaba a respirar. Su corazón latía pero ella, la mujer que amó y sufrió, la madre que manifestó a su hijo el deseo de no prolongar artificialmente su vida, ya no habitaba entre los suyos.  Personas que nunca conocieron a Ramona, como los miembros de la Asociación Derecho a Vivir, trataron de erigirse garantes de su supervivencia. Enarbolaron argumentos contra-natura para tratar de retenerle, prisionera de un cuerpo y una mente que no le respondían. Intentaron que su carne sobreviviera sin ella, condenando a la anciana y a sus familiares a una lánguida agonía sin sentido en el nombre de un dios cuyos designios parecen ser diametralmente opuestos a la Naturaleza. Para los que, como servidora, amamos la vida con vehemencia no existe peor destino que finalizar nuestro periplo convertidos en inertes zombis. Vaciados de emociones y ausentes del placer de los sentidos. Conectados a una máquina. Rebajados a la condición de esclavos, cadáveres a los que se obliga a deslizarse lentamente hasta el fin contra su voluntad para sosegar las escrupulosas conciencias de quienes pretenden salvar nuestras almas.

¡Por fin eres libre amiga Juana! Que la tierra te sea leve.

FIERAMENTE HUMANA

FIERAMENTE HUMANA

Como dicen los versos de Blas de Otero, ahora vivir se ha puesto al rojo vivo.

 Con la visita del Papa pudimos comprobar la euforia de sus jóvenes cachorros. Soldados de Cristo, hormonas reprimidas que danzan y cantan alabanzas a un ídolo de carne mortal y sangre roja.
(Siempre la sangre, oh dios, fue colorada)

Defended vuestra fe frente a la cultura relativista dominante que renuncia y desprecia la búsqueda de la verdad, les anima Benedicto. Y rosario en mano, algunos de estos ángeles, interpretan el mensaje como si de una guerra santa se tratara.
Iluminados que preparan gas sarín para asfixiar a los infieles. Brazo ejecutor en el nombre del dios que destruyó Sodoma sin asomo de piedad en la conciencia pétrea de la que gozan los seres superiores. Navajas  que se clavan en la impía entraña del anciano laico que protesta contra el escandaloso fasto de las JMJ. Golpes y porras contra los herejes que propugnan la aconfesionalidad de un Estado que, gracias a dios y a la cobardía de los dirigentes, sigue pagando las cuentas vaticanas, jurando los cargos sobre una biblia y bajo un crucifijo por el que resbala la sangre roja, siempre roja, rojísima, derramada para redimir nuestros pecados. Boinas carmesí que alzan sus desafiantes manos falangistas bramando: ¡Viva Cristo Rey! Pero, ¿en qué quedamos? ¿No dijo el de Nazaret que su reino no estaba en este mundo?
 
España dividida. Partida en dos eternamente. Hasta que la muerte o el infierno nos separe para siempre. Espiritualidad usurpada por las bravas a las masas que se resisten a adorar al becerro Ratzinger. Fetiche humano envuelto en seda blanca que repta en su vehículo blindado repartiendo
aleatoriamente bendiciones y hostias consagradas. Un lujo obsceno rodea al que fuera un joven hitleriano. Al que fue la cabeza inquisidora de una religión que predica compasión pero a la que no le tembló el pulso para eliminar a todos los que considera enemigos de su culto.
 
Benedicto condena, entre tablas de ibérico y buenos caldos, el materialismo de una sociedad cruel e inhumana. Pero no tiene tiempo para los desahuciados. No pierde un segundo en reunirse con las sangrantes víctimas de un sistema anti-personas. No piensa blandir el látigo contra los mercaderes que proveen su mesa de manjares exquisitos y tienden la alfombra roja para que pasee su descarnada infalibiilidad entre los oprimidos prometiéndoles el reino de los cielos. Resignación hermanos.
 
La Naturaleza se revuelve. Ordena una tormenta atroz para cerrar esa boca que escupe propuestas de amor y de justicia desoyendo los gritos agónicos de los africanos. Lo de Somalia es triste, muy, muy triste. El corazón del Papa se conmueve por esas criaturas que no comen pero que son comidas por las moscas. Aunque desde lejos. La miseria es menos lesiva para uno cuando no se contempla con los propios ojos. La compasión no cala tan profunda como para desprenderse de todos los bienes materiales e intentar paliar esa pobreza. Somalia es el infierno en esta tierra. Pero la voz del vice-dios no dice nada sobre los demonios que azuzan su caldera. Silencio sobre los especuladores, corruptos, explotadores, blanqueadores de dinero acuñado con la roja sangre (otra vez roja, rojísima) de los parias del planeta.
 
Sin embargo se alza combativa contra los jabalíes del laicismo, angeles caidos fieramente humanos, para prevenirles contra sus pecados. Pecados contra-natura los define el Pontifice. Homosexuales, abortistas, hombres y mujeres que disfrutan del sexo sin intención de concebir más criaturas que sean comidas por las moscas y por las penurias. El sexo es la ignominia. La mujer, si pierde la pureza que reside en su hímen, el hilo conductor que arrastra al varón a la inmundicia. Por eso las féminas no pueden investirse como sacerdotisas. La mancha de su culpa, ese original pecado que alojan entre sus perversas piernas, mancillaría la santa misión del sacerdocio. Poco importa la lascivia de los curas, machos legionarios de un tal Jesucristo, tentados por las turgentes carnes de los niños. Para ellos el perdón, la comprensión e incluso la complicidad más absoluta.
La lluvia no permite que benedicto acabe su discurso. Quizás quiera lavarle de todos sus pecados. Limpiarle, con furia panteista de todas sus mentiras. Anegar su corazón blindado al sufrimiento para reventar las puertas de su fortaleza, paraíso fiscal de la codicia.
 
Yo quisiera ser criatura angélica capaz de perdonarle. Pero no puedo. Será mi condición de hembra lujuriosa forjada en la sangre (roja, rojísima) que corre por mis venas.
 
Será que solo respondo al redoble de conciencia que me recuerda que soy una mujer que únicamente aspira a ser desesperada y fieramente humana.
 

LAS SIERVAS DE RATZINGER (Publicado en Izquierda Digital)

LAS SIERVAS DE RATZINGER (Publicado en Izquierda Digital)

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Carta al Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid (Antonio Aramayona)

Carta al Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid (Antonio Aramayona)

Estimado señor Canalda: Acabo de enterarme por la prensa de que usted, en calidad de Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, ha abierto una investigación de oficio a fin de dilucidar si hubo agresiones o amenazas a “peregrinos” de la JMJ 2011 durante la manifestación laica del pasado día 17 de agosto en la que tuve el gusto y el honor de participar como manifestante.

He de confesarle que me he quedado algo estupefacto ante la noticia, pues hasta la fecha conocíamos solo la agresión y la amenaza manifiestas de un voluntario de la JMJ, que tenía en la cabeza regalar a los manifestantes gases asfixiantes, incluido gas sarín, pero por calles y plazas de la ciudad vi que entre los jóvenes que portaban las mochilas, gorras y camisetas costeadas mediante los impuestos de todos nosotros y los demás viandantes no se cruzaron un solo comentario hostil (mucho menos agresiones o amenazas).

Para serle sincero, he de reconocer que por desgracia fui testigo directo de una agresión por parte de un “peregrino”, muy rubio, creo que anglosajón. Verá, yo me desplazo desde hace cuatro años en una silla de ruedas, y consideré oportuno llevar pegado con papel celo en la parte trasera de la silla un cartel de tamaño DIN A3 donde podía leerse el nada irrespetuoso, amenazador o agresivo mensaje: “Estado laico y aconfesional”. Algunos jóvenes católicos lo leían, cuchicheaban, medio reían nerviosos y nada me dijeron de carácter ofensivo. Sin embargo, la mañana del 18, en pleno Recoletos, aquel rubicundo joven anglosajón, tras machacarme durante un buen rato con vivas a Benedicto y al Papa, me arrancó violentamente el mensaje y se largó apresuradamente. Sería una estupidez por mi parte pretender concluir que como un “peregrino” fue violento, todos los “peregrinos” son violentos. En tal caso, incurriría en una conocida falacia lógica conocida como “conversión del accidente

En el transcurso de la manifestación, vi en la plaza Jacinto Benavente a un grupo de católicos, algunos arrodillados, rezando a la vera de los manifestantes. Supongo que querían dar testimonio de su fe y orar por la difícil salvación de aquella gente impía, pero pude observar que, salvo indiferencia, no obtuvieron vejaciones, gritos, amenazas, insultos o agresiones. Desconozco si está dentro de las obligaciones de su cargo, pero podría indagar de paso por qué allí no había policía y, sin haber policía, no se produjo ningún tipo de altercado.

, que pretende establecer una ley general sobre la base de unos pocos casos particulares. Espero y deseo que usted ponga siempre igual cuidado en no incurrir en esta u otras falacias análogas.

EXCOMUNIÓN DE QUITA Y PON

EXCOMUNIÓN DE QUITA Y PON

A ver si nos aclaramos: Realizarse un aborto o colaborar con una mujer para que pueda hacerlo era una puerta abierta para la excomunión vaticana. Aún así no conseguías que te expulsaran de la secta ni que borraran tus datos de su relación de socios. Pero pasabas a formar parte de un apartado, el de los condenados, que te garantizaba un billete derechito al infierno. Parece ser que el Papa y sus obispos son los únicos cualificados para, previa conveniente penitencia, perdonar lo que califican como asesinato. Pues bien, con la euforia del JMJ, el cardenal Rouco cambia las reglas. Si eres peregrino de las jornadas y acudes a la "Feria del Perdón", los confesionarios portatiles que se han instalado en el parque del Retiro, cualquiera de sus sacerdotes borrará esta grave falta. ¡Estamos de ofertón! parece decir Rouco mientras promete indulgencias plenarias a las ovejas descarriadas. Y es que esto es lo más grande del catolicismo: La arbitrariedad para imponer o quitar condenas dependiendo de la prima de riesgo que estén corriendo sus inversiones teológicas. En España, esta tierra que devastamos los jabalíes del laicismo, el riesgo de perder el chollo de subvenciones y prebendas es más alto. Ergo, habrá que aplicar el borrón y cuenta nueva para no perder más afiliados. Grandes genocidas de la historia, como Franco o Pinochet, ya saben de la elasticidad que muestra la Iglesia para ningunear, e incluso bendecir, alguna  infracción como los crímenes contra la humanidad y otras menudencias. Todo por un módico precio que consolidara su alianza con el poder. Aunque, curiosamente, a los asesinos en masa no se les exige tanto como a los abortistas. Ni siquiera el arrepentimiento por sus actos. Ni que eleven sus plegarias solicitando el perdón con el corazón contrito. Eso se deja para las "cabras locas" pro- aborto que quieran volver a su redil. Lo que sucede es que algunos miembros, y sobre todo "miembras", que fuimos expulsados por nuestros pecados no queremos volver a formar parte de su grey. Hemos visto la luz. Pero la de la razón que nos ilumina para que veamos el comportamiento hipócrita y misógino de las huestes vaticanas. Y la lógica y la vergüenza, dos cualidades que deberían ser divinas, nos impiden tener ningún trato con ellos.

Publicado en Público y Periódico de Aragón

HÁGASE TU VOLUNTAD

HÁGASE TU VOLUNTAD

De niña me explicaron que dios lo ve todo, que todo lo sabe y debemos aceptar su voluntad sea cual sea. Pues bien, monseñor Rouco Varela ha debido olvidar el catecismo. Sí, sí y no solo en la parte que habla de alinearse con los más desfavorecidos y renunciar a todos los bienes materiales. Tampoco recuerda nada de lo de la omnipotencia y ubicuidad divina. Si no, ¿a qué viene pedir a sus fieles que recen para que haga buen tiempo durante la visita del Papa? ¿No procede apechugar con las condiciones climáticas que tenga a bien mandar su jefe?
Cuando perdemos a un ser querido, contraemos una grave enfermedad o nos quedamos sin trabajo la Iglesia Católica nos dice que es la voluntad del Altísimo que nos está poniendo a prueba. Entonces, ¿no les parece una frivolidad rogar para que interceda en un tema tan baladí como el del tiempo que hará estos días? Cientos de miles de personas mueren de hambre en el mundo porque dios así lo ha decidido. Ninguna oración reduce la sangría humana. No parece conmovido. ¿Será porque no pertenecen a su secta? O a lo mejor espera que los vicedioses como Ratzinger y Rouco actúen en su nombre y dediquen toda su obscena fortuna y su influencia para acabar con la hambruna. Eso sí que sería un buen milagro. Rouco hace esta demanda de buen tiempo al más puro estilo del hechicero de la tribu. Casi me extraña que no acompañe los ruegos con alguna suerte de danza del sol. No se que hará el de arriba. Si yo fuera él dudaría entre enviar unas rabiosas borrascas con toda la parafernalia de rayos y centellas o achicharrarlos con un sol de justicia. El producto de tanta insolación podría ayudar para mantener la superchería. Imaginen la avalancha de alucinaciones y visiones que tanto sol provocaría en estas pías cabecitas. A lo mejor conseguían bastante material para seguir sustentando sus mentiras otro par de milenios, por lo menos.

PECADOS CONTRA EL AMOR

PECADOS CONTRA EL AMOR

Con la visita del Papa a España se están produciendo esperpénticos fenómenos que conviene analizar. El más llamativo es, sin duda, la generosa oferta de alojamientos públicos para los peregrinos que nos va a costar 50 milloncejos a toda la ciudadanía. Si España continuara siendo un estado católico por definición. el despilfarro se justificaría a causa del irracional integrismo católico que nos atenazaba institucionalmente. Pero no lo es. O al menos, no debería serlo con una Constitución que mantiene la aconfesionalidad religiosa. Por eso resulta incongruente tal despliegue de medios económicos y de vigilancia policial en este encuentro de las juventudes vaticanas. Tampoco parece lógico el acoso que sufre el 15-M por esta causa. Ese empeño en limpiar de indignados las calles madrileñas para que el representante del estado Vaticano desfile en su papa-móvil
como un conquistador medieval resulta tan anacrónico como ofensivo para la sensibilidad de cuantos no somos católicos. Incluso para los cristianos auténticos que repudian el boato y la prepotencia del líder de esa república bananera homófoba, misógina y responsable de múltiples crímenes contra la humanidad. No solo en el pasado, recuerden su irresponsable negativa al uso del preservativo que tanta muerte ha acarreado en el tercer mundo. ¿No hay un euro para prestaciones sociales imprescindibles pero sí lo hay para esta vergonzosa puesta en escena?
Pero lo que riza el rizo de lo kafkiano son los confesionarios, doscientos nada menos, que se van a instalar en El Retiro.  Esa piedra angular de su doctrina, la confesión para purificarse de todos los pecados, montará tenderetes como los nigromantes en espera de que miles de pecadores puedan expiar su culpa. El sitio parece el adecuado, allí donde se mancilla el sexto mandamiento que resulta ser el que más les trae de cráneo. ¿Pasarán luego el cepillo para que la absolución esté garantizada?. Ya se sabe que al cielo se llega antes a base de amortizar indulgencias.
¿Y quién confesará a los confesores? Porque los pecados contra el amor de la Institución que representan suponen una lista imposible de relatar en una sola sesión de "confesionaring". ¿Cuál podría ser su penitencia? Lo dejo a su criterio.

José Luis Sampedro y la visita del Papa

SERVIR A DIOS O AL DINERO

SERVIR A DIOS O AL DINERO

El Foro de curas de Madrid, que está formado por más de 120 sacerdotes progresistas, ha enviado una carta de crítica al cardenal Rouco Varela. La causa es el alto coste que supone la visita del Papa con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)
Dicha visita se estima que costará unos 50 millones de euros. La mitad la pagaremos entre todos, católicos o no, gracias a la ley del embudo que este estado aconfesional chiripitiflaútico aplica a todas las cuestiones crematísticas que están relacionadas con el Vaticano y su séquito. Y otra gran parte se nutrirá de las subvenciones que donarán las 40 compañías españolas más poderosas. Dicen estos curas, auténticos cristianos comprometidos con la situación que padecen los más débiles en nuestro país, que fiarse del poder y el dinero para evangelizar es una tentación tan vieja como la Iglesia. Pero Rouco no opina lo mismo. Tampoco es afín a lo que predica el Arzobispo de Canterbury: Mientras el primero gusta de mezclarse con los promotores financieros de su fe, el máximo representante de la Iglesia de Gran Bretaña cuestiona la moralidad e incluso la legitimidad de los recortes emprendidos por Cameron. Muy por el contrario, la Fundación Madrid Vivo, que son quienes financian estas jornadas, se han enriquecido a causa de la crisis y de los desahucios. Un hecho que no perturba en absoluto la conciencia laxa del cardenal español. En los evangelios, Cristo exponía que no se puede servir a dios y al dinero a la vez. Que hay que elegir. Rouco optó hace mucho. El tintineo de la pasta le proporciona un placer místico muy superior a plantarle cara a las injusticia sociales que nos inundan. Su voz no se alzará contra los abusos del poder porque su reino está en este mundo. En el mismo que explotan impíamente sus mecenas. Y el de los cielos, con esa apuesta ridícula que hace siempre por los pobres, no le sale tan rentable. Si Jesucristo levantara la cabeza no podría expulsar a los mercaderes del templo. Se han hecho los amos. Nunca consentirían que un hippie de la cuerda del 15-M les cantara las cuarenta. Como Rouco, ellos también practican el credo del dinero. El único dios verdadero.

MILAGROS Y SUPERVIVENCIA

MILAGROS Y SUPERVIVENCIA

Un milagro viene a ser un hecho excepcional para el que no se encuentra explicación científica. Por ejemplo, la curación del parkinson mediante la devota oración a Juan Pablo II. En casos así los creyentes invierten la carga de la prueba y son los escépticos los que se ven obligados a desmontar racionalmente su teoría. Si no encuentran manera, el milagro se atribuye a dios gracias a la intervención de los santos o vírgenes a los que se les ha solicitado. Al parecer, dios necesita un empujoncito a la hora de repartir esos supuestos actos de amor entre su creación. Solo lo hace cicateramente y bajo la presión de otros. La realidad es que muchos episodios considerados prodigiosos a lo largo de la historia, a posteriori, se han esclarecido con lógica gracias a los avances en la investigación. El cerebro del ser humano no está diseñado para interpretar estos fenómenos sino para sobrevivir. Y esperar un milagro para resolver nuestra supervivencia es contraproducente para la misma. Ante el desempleo que agarra a cinco millones de personas en España, ¿Resulta racional o práctico aguardar una resolución sobrenatural del problema? ¿Y cómo se manifestaría, masivamente o de forma selectiva agraciando solo a los que complacen el insaciable ego del supremo hacedor? Como podrán deducir, no creo en los milagros. Y aunque existieran, no podría aceptar la idea de suplicar la resolución de mi destino a un ser mágico que reparte su gracia caprichosamente. Pero creo en el instinto de supervivencia. En esa fuerza de la vida que se abre paso en las condiciones más adversas y desafía a la predestinación. Por ese motivo, pienso que no debemos perder tiempo en rezar para que se resuelvan los problemas.
Agnósticos y creyentes tenemos que agudizar ese instinto para buscar soluciones a la miseria que avanza. La línea divina está comunicando, ocupada en crear santos que obran maravillas con trucos de prestidigitador para mantener pasmado al personal. Habrá que darle a la cabeza, con nuestros carnales medios, para enmendar los renglones torcidos que no encuentran la cobertura celestial.

LA PROCESIÓN VA POR DENTRO

LA PROCESIÓN VA POR DENTRO

Gallardón no quiere que ningún hatajo de tocanarices laico le amargue la semana santa. El alcalde pepero de Madrid, como su compadre socialista zaragozano, es un tipo poco amigo de marinajes con ateos y librepensadores que huelen demasiado a rojerío. Son gente centrada, de orden, respetuosos con las tradiciones y de ferviente devoción cristiana. Siempre prestos a portar un Cristo bajo una lluvia de pétalos. Auténticos yonkis del incienso. Por eso necesitan una semana santa de cilicio y purgaciones tradicional. Al más puro estilo de cuando España era un país de confesión católica, como única opción a poder elegir. Para Gallardón, una procesión atea puede herir la sensibilidad religiosa de la gente. Que podría interpretarse como una provocación a los creyentes. ¿Qué interpretaría Jesucristo de su iniciativa de desterrar a los sin techo de las calles madrileñas? Tengo entendido que el Nazareno era muy tiquismiquis con esto de cómo hay que tratar a los desfavorecidos. Creo que decía cosas absurdas acerca de la caridad y la compasión sobre las que se fundaron los pilares de su fe. ¡Y ese Belloch! Durante una reunión mantenida con jóvenes empresarios se tomó el nombre de dios en vano al invocarlo para que impida que en Zaragoza llegue a haber un ayuntamiento de izquierdas. Pecador también pero, por el pequeño acto de contrición de confesar su auténtica autenticidad, le descontaremos siete latigazos de los que se debe autoinfligir para expiar sus culpas. Porque al final va de eso. De personajes chocantes que mienten a todo el mundo. Políticos de procesiones interiores tétricas que recorren su vacío ideológico en medio de la nada. Están camuflados según las conveniencias: ora en facha ora en defensor de las cruzadas, la expulsión de los mendigos o adalid del crucifijo institucional. Lo que se tercie según vaya conviniendo. Siempre les quedará la semana santa para purgar azotándose todos sus pecados y sus contradicciones. Solo espero que no les tiemble el pulso y que sean generosos con la penitencia.

DELITOS CONTRA EL SENTIMIENTO

DELITOS CONTRA EL SENTIMIENTO

Por lo visto, hay muchas clases de delitos. Algunos pertenecen al terreno de lo etéreo. Afectan a las creencias más íntimas de algunas personas, por eso son complicados de explicar. En esta categoría estaría el delito contra el sentimiento religioso, un cargo que últimamente se está repitiendo con demasiada frecuencia. Los estudiantes imputados por la protesta en la capilla de la Complutense o el payaso Leo Bassi violaron esa intangible norma. Al menos en la opinión de las organizaciones de la ultraderecha católica que actúan como parte acusadora. Su sensibilidad religiosa se sintió injuriada por las respectivas performances de unos y de otro. Hasta aquí, me parece normal. La sátira y la provocación son armas poderosísimas contra la intransigencia. Por eso resulta lógico que la jerarquía católica-nacional se sienta amenazada por aquellos que, expresando en absoluta libertad de pensamiento su opinión, pudieran ayudar a reflexionar a sus bases. Imagínense que a su rebaño le diera por pensar. Por someter su fe al tamiz de la ironía y la razón. Podrían pasar dos cosas: Una avalancha masiva de deserciones o una reforma total de la Institución. Quizás ambas simultáneamente. En cualquier caso, ayudaría a sanear el Planeta y la propia dignidad de los cristianos que viven oprimidos por una oligarquía que criminaliza la crítica y la duda. Y aquí entramos en otra parcela peligrosa, porque mi sentimiento de librepensadora también se siente amenazado por tanta intolerancia. Por una sociedad cada vez más irrespirable que intenta someternos a cristazo limpio para que no le demos tanto al coco. Pero seguro que a mí, ni dios me protege de esto.

Publicado en Público y Diario del Alto Aragón

PROFANAS POR LA LIBERTAD

PROFANAS POR LA LIBERTAD

A las jóvenes estudiantes de la Complutense que profanaron el templo ubicado en el recinto universitario se les va a caer el pelo. ¿Acaso pensaban que la libertad de expresión, amparada por una Constitución que sostiene que habitamos en un Estado Aconfesional, era suficiente argumento para contrariar a la todopoderosa casta católica nacional? ¿En qué país creen que viven? Esas muchachas, impías pecadoras orgullosas de sus libidinosos cuerpos de mujeres, que desafiaron con sus desnudos torsos el obligado recato, la sumisión natural que a su sexo corresponde no van a salirse de rositas. Esos engendros de Satán no parecen satisfechas con que la magnánima Iglesia, en un acto de piedad que luego hicieron extensible a otros animalillos de la creación, les reconociera el alma. Esa intrínseca maldad, propia del género maldito por el pecado original, les ha vuelto insolentes. Quieren, nada más y nada menos, arrancarse el yugo que controla su predisposición al lado oscuro. Ser las dueñas de su sexualidad y manejar a su antojo los canales reproductivos que solo a dios, ese dios macho y machista que adoran los católicos, le corresponde administrar. El error fué dejarles estudiar. Llenar esas huecas cabecitas de enseñanzas no fue una buena idea. Está escrito en el sagrado libro de Corintios 14:33-34: "Como en todas las iglesias de los santos, las mujeres cállense en las asambleas; que no les está permitido tomar la palabra, antes bien estén sujetas como también la ley lo dice. Si quieren aprender algo, pregúntenlo a sus maridos en casa: pues es indecoroso que la mujer hable en la asamblea..." Pero estás brujas fueron más allá. Exhibieron sobre sus desnudas pieles el rechazo a un culto que desde su origen entendió el peligro que hembras y sodomitas entrañaban para su reino celestial. Separar la fe de los espacios públicos ¡Qué desfachatez! Para profanar las mentes, cuando no los cuerpos de nuestros tiernos estudiantes, ya está inventado el clero. Nadie puede negar la eficacia con la que cumplen con este sacrosanto cometido desde que el hombre es hombre, católico por supuesto, y la mujer un ser defectuoso que desató la furia del Altísimo. ¡Si Torquemada levantara la cabeza se iban a enterar!

LA DECISIÓN DE MELINA

Melina es una joven de diecinueve años que quiere morir. Su cuerpo está paralizado por una enfermedad degenerativa y las partes que aún puede sentir se comunican con ella a través de un dolor intenso que no conoce la piedad. El hecho de que alguien, con tan solo diecinueve años, desee la muerte puede trastornar nuestra capacidad de comprensión. Pero si pudiéramos asomarnos a la cárcel de Melina, sentir que cada minuto de consciencia en esa diminuta celda de huesos y de piel es una condena al infierno por lo que le queda de vida, quizás asumiríamos su decisión como algo natural. Porque lo natural a esta edad es embriagarse con todas las oportunidades y experiencias que te ofrece el futuro. Explorar el amor en otros cuerpos, ascender una montaña, bailar hasta perder el sentido o simplemente caminar bajo la lluvia son privilegios que sus dolencias hicieron imposibles. Por eso quiere dormir y llegar en paz hasta el final. ¿Tan difícil es de comprender? En la clínica madrileña donde permanece inane a su destino, los médicos se empecinan en mantenerla viva. No atienden sus súplicas enarbolando un juramento hipocrático que, a su criterio, les obliga a prolongarle la agonía hasta el último suspiro. Pero Melina, como muchos otros enfermos terminales, lo único que reivindica es la soberanía sobre sí misma. Ese derecho que debería ser inalienable en todos los seres vivos y que han usurpado otros con argumentos jurídicos, éticos o religiosos. Mientras esperamos que una ley sobre la Muerte Digna nos restituya una libertad de elección que a nadie más debe pertenecer, las lágrimas recorren mis mejillas. El recuerdo de otra muñeca rota por una cruel enfermedad, mi propia madre, se instala en mi cabeza para ordenarme que intente ayudar a Melina. Para que los que, como yo, amamos desesperadamente la vida defendamos su decisión valiente y lúcida. En nombre de su libertad y de la nuestra.

RIBADULLA BIEN VALE UNAS MISAS

RIBADULLA BIEN VALE UNAS MISAS

Les voy a relatar una parábola de plena actualidad que me ha dejado perpleja estos días: Érase una humilde localidad coruñesa que un buen día se enfrentó a la Iglesia por la venta de unos terrenos. Casualmente el prelado de esta diócesis es un sobrino de monseñor Rouco Varela.
No se confundan, no se trata de la sobrina que asomó sus turgentes carnes en el Interviú. Este ha elegido otra rama vocacional de la familia cuya decencia no se puede medir por los centímetros de piel que se muestran sino más bien por los tejemanejes que esconden sus cardenalícios y ultradecentes hábitos. Y parece ser que de tal palo, tal astilla. Porque Alfonso Carrasco-Rouco, haciendo honor a su estirpe de vocero divino, ha dejado sin misas a sus pobladores hasta que la justicia dirima a quién pertenece la parcela. Tras demandar a casi todos sus habitantes, mosén Alfonso decidió castigarles sin la palabra de dios y sus sagrados sacramentos. Bueno, eso de gratis, porque previo pago de 70 euros se hacen salvedades. Así son los Roucos, tipos duros e implacables capaces de condenar a sus feligreses al desamparo espiritual cuando se juegan los cuartos. Parece ser que en el seminario donde cursaron sus estudios no enseñaban los nuevos evangelios. Ya saben, aquello de "mi reino no es de este mundo" y eso de "el que quiera seguirme que se desprenda de todos sus bienes materiales". Ellos se matricularon cum lauden en el Antiguo Testamento. Por eso tienen ese toque hardcore a la hora de querer hacernos expiar nuestros pecados. Y el mayor para esta gente, mucho más que profanar el nombre de dios o deshonrar a los padres, es que les toquen la cartera. ¡Con la Iglesia hemos topado!
A lo mejor, si este chiripitiflaútico estado aconfesional se deshiciera de una vez del lastre de los concordatos vaticanos y dejara de aportar los miles de millones de euros que engordan el cepillo de la Iglesia, los Roucos de este país se mosquearían tanto que nos retirarían los oficios per secula seculorum. Y esa ley de Libertad Religiosa que nunca llega, podría ser el detonante para que las siete plagas invadieran todo el territorio patrio.  Pero si tenemos en cuenta toda la pasta gansa que el Estado ha aportado a la Iglesia yo creo que los españolitos ya tenemos pagados muchos millones de misas. Incluso nos podemos saltar el purgatorio, por el importe de las indulgencias per cápita que llevamos acumuladas, y ascender directamente al cielo. Yo apuesto por jugárnosla.

Publicado en El Plural

EL OBISPO ALIVIADO

EL OBISPO ALIVIADO

Monseñor Demétrio Fernández, obispo de Córdoba, dice sentirse muy aliviado por la intervención de Cajasur. Explica el hombre que mientras la entidad fue gobernada por la Iglesia prestaba un inestimable servicio a los pobres y que, al intervenir otros en la gestión, el proyecto se hizo inviable. Desconozco el número de pobres que se beneficiaron de la filantropía financiera de Cajasur en este periodo pero lo de la inviabilidad, a lo mejor podemos explicárnoslo. Uno de los mayores lastres que provocaron la caida fué su cartera de sociedades relacionadas con compañías del ladrillo. Concedieron alegremente créditos a empresas particulares e inmobiliarias tejiendo una tupida red de sociedades compartidas con los más importantes constructores cordobeses. De esta relación cuasi carnal entre el clero y el cartel del cemento nació Arenal Sur, una compañía constituida al cincuenta por ciento entre la Iglesia y ese exótico empresario conocido como Sandokán, Rafael Gómez Sánchez, que tan bien ha dado ante las cámaras como encausado en algunas sonadas corruptelas. Ergo : no van a ser los microcréditos concedidos a los desfavorecidos los que han provocado la crisis en Cajasur. El problema vuelve a ser esa predisposición de la Iglesia Católica a mezclarse con los asuntos mundanos y, aún más, cuando lo que se está dirimiendo ayuda a engordar su cepillo. ¡Alíviese Monseñor! Nosotros también nos sentimos aliviados cuando los vemos alejarse de nuestro dinero. Despréndanse ustedes de todas estas trampas terrenales que no corresponden a su reino inmaterial. Este país no soporta más saqueos aunque vengan de la mismísima mano de los vocales de dios. Dedíquese a soltar esas cosas suyas que cuenta con tanto salero andaluz. Como aquella teoría sobre una conspiración de la UNESCO para convertir en homosexual a la mitad del Planeta en el 2020. Por lo menos el personal se descojona o se indigna, pero consigue mantener intacta su cartera.

Publicado en Público y El Plural

YO TAMBIÉN NACÍ UN DÍA QUE DIOS ESTABA ENFERMO

YO TAMBIÉN NACÍ UN DÍA QUE DIOS ESTABA ENFERMO

Tuvo que ser así. Como explicaba Cesar Vallejo en su poema Espergesia, yo también debí nacer un día que dios estuvo enfermo. Muy, muy grave debía andar el hombre. Será por eso que siento un gran vacío en mi aire metafísico. Su enfermedad no le dejó afinar conmigo. Andaba despistado por una de esas fiebres titánicas que agarran a los dioses a deshoras. ¡Y ojito con las calenturas de las deidades! Porque en pleno delirio les da por hacer revelaciones a sus capos (perdón, quise decir a sus líderes espirituales) y acaban liándola parda. Igual que ese predicador de la norteamérica profunda que define como un ángel al asesino múltiple de Tucson y solicita a su creador que nos mande una hueste de angélicales psicópatas que erradiquen del mundo a todos los impíos. Vamos, la yihad cristiana. Estos días, está claro que dios arrastra algunas décimas. Benedicto nos cuenta el lío ese de que el purgatorio no es físico sino una especie de estado mental. Pero el infierno sí ¿eh? No vayan a relajarse porque éste sí que es físico, eterno y quema un montón. Lo de que el purgatorio no es literal que se lo cuenten a los habitantes de Haití.
Tras una indisposición o travesura del Hacedor, que duró exactamente 38 segundos, su vida pasó directamente desde ese purgatorio a un infierno que parece que les va a durar una eternidad. Yo le aconsejo al altísimo que, en temporadas así, se coja la baja y guarde cama. Que no mande consignas a sus iluminados ni tome decisiones. Tampoco debería dejar que durante ese periodo naciera nadie. Sino que luego no se queje si le salen jabalíes del laicismo, como servidora, de retorcidos colmillos y heréticas conciencias. La próxima vez un antigripal y reposo absoluto hasta que recupere a salud. Seguro que ganamos todos, laicos y creyentes.