LAS VOCACIONES DEL HAMBRE
En mi familia, estamos considerando la generosa oferta laboral que ha lanzado la Conferencia Episcopal a los hijos, que no hijas ( debe ser porque no tienen vacantes en el servicio doméstico), de España y de su dios. Como tengo la fortuna de que mis retoños son varones, encajan divinamente en el plan de empleo de esta poderosa multinacional. Es verdad que habrá que cubrir algún pequeño requisito como el bautismo previo a su ordenación. Pero solo son menudencias protocolarias similares a la revisión médica. Meros trámites para formalizar la contratación.
En cuanto a la fe, se les presume. Igual que el valor a los soldados. Al tratarse de una cualidad tan incorpórea, a ver quién es el guapo que la pone en duda. Lo mismo sucede con las otras claúsulas de este contrato ultra-indefinido. La caridad por ejemplo. Aquí la cosa está clara. Predicar, se predicará lo que haga falta. Pero de dar trigo... ni hablamos. Ellos son más de recibir y acumular suntuosos patrimonios. Será por eso que, pese a la crisis, pueden ofrecer estos tentadores puestos de trabajo.
La solvencia de la empresa católica nacional está suficientemente avalada. Cuentan con una línea de abundantes subvenciones que no se ha visto afectada por ningún recorte. Y con unas exenciones tributarias y patrimoniales envidiadas por los mismísimos dioses. Entre diez y quince mil millones de euros que les llueven de nuestras aconfesionales arcas como si fuera maná del cielo. Además, poseen un departamento de creativos que ha demostrado en muchas ocasiones que son capaces de originar fuentes alternativas de ingresos. Sino que le pregunten a sor María Gómez por el lucrativo negocio de la venta de niños.
¡Ah! Y es prácticamente imposible que te despidan. Aunque te pases la castidad y otras normas éticas ( e incluso penales) por el propio forro de la sotana, no te sancionarán ni te echarán de la Iglesia. Muy por el contrario. Ellos personalmente se encargarán de tu defensa ocultando, si fuese necesario, cualquier incriminatoria prueba. ¡No me digan que no son un chollazo de patrones!.
En fin, que ya veo a mis chicos colocados ad eternum. Al pequeño lo propongo para cuando quede plaza libre de Obispo para arriba. Tiene mucho nervio y una imagen mediática bastante más angelical que la de Rouco Varela, donde va a parar. Al mayor, directamente para santo. Viene con el cursillo homologado por un pertinaz desempleo que le adiestra para vivir en un minimalismo similar al de San Francisco de Asís.
De momento se resisten un poco a venderle al alma al diablo por un empleo fijo. Son unos idealistas perro-flautas igualicos que su madre. Dicen que tienen escrúpulos, las criaturas. Mal vamos por ese camino. Pero ya veremos cuando nos apriete el hambre, si seguimos así de chulitos y de dignos.
Torres más altas ( y ateos más recalcitrantes) han caido.
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