ARAGÓN EXPÓSITA
La situación a la que se enfrenta la sociedad aragonesa frente a los 25.000 puestos de trabajo que se pueden perder, debido al plan industrial que presenta Magna para la factoría Opel, es una consecuencia de la orfandad institucional que sufrimos en nuestra Comunidad. Desde 1988, la fábrica de GM en Figueruelas, se convirtió en el principal motor de la economía aragonesa sin que, durante este periodo, se plantearan alternativas serias de empleo y crecimiento. Una multinacional de estas características responde a los vaivenes de la macroeconomía geopolítica. No entiende de solidaridad hacia sus trabajadores y hace uso de deslocalizaciones y planes estratégicos de producción sin que el rastro de cadáveres laborales que deja detrás consiga despeinarles el flequillo. Ahora, con una crisis sin precedentes en el sector automovilístico mundial, por otro lado absolutamente previsible, los aragoneses nos echamos a la calle pidiendo soluciones a la catástrofe social que se nos avecina. Solicitamos respuestas de quienes debieran tutelar el futuro de Aragón y nos encontramos con una clase política que solo sabe aportar proyectos tan descabellados y surrealistas como Motorland o la quimérica Gran Scala monegrina. Asumir nuestra condición de expósitos frente a los padres de la patria aragonesa debe ser el primer paso. Después, abandonar el victimismo para exigir a los que han traicionado la confianza en ellos depositada, un esfuerzo imaginativo que aporte esperanzas reales de futuro. Mientras tanto, tenemos que permanecer en pie de guerra ante estos nuevos "sitios" que nos amenazan y, si fuera necesario, desempolvar los cañones de la tierra noble para deshacer el cerco del abandono y la marginación que ya amaga con estrangular las expectativas de nuestro pueblo.
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