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UN OTOÑO AL ROJO VIVO

UN OTOÑO AL ROJO VIVO


El cambio climático nos regala 44 grados en septiembre a ver si lo pillamos de una vez: ¡nos vamos a la mierda!. Eso sí, cocidos a fuego lento como alubias. Y si la temperatura está que arde, la política carpetovetona no es para menos. Nos aguarda un otoño al rojo vivo en los juzgados que tendrá en el punto de mira al PP.  Pero también al PSOE. Y todo salpicado por otra campaña electoral en la que nadie se fía de nadie y se vuelven a bloquear las posibles coaliciones.  ¿Cuál puede ser el problema?
La corrupción se ha aceptado durante mucho tiempo  con absoluta normalidad en los círculos políticos. Incluso se intenta transmitir ese mismo mensaje de "normalidad" a la sociedad cuando alguno de ellos salta a la palestra como un virtuoso ladrón de guante blanco. Y ha calado. Es como si se sintieran investidos por una patente de corso para piratear a sus anchas. Una especie de prebenda medieval, como el derecho de pernada, que va implícita a la mentalidad de caciques de esta peña. Aunque para eso se necesita tener votantes con mentalidad de siervos de la gleba. Esa es la clave.
Como diría Rajoy: La corrupción no es una cosa menor. Es una cosa mayor.  Si aquellos en los que la ciudadanía deposita mayoritariamente su confianza para dirigir el país se revelan como una panda de estafadores y mentirosos compulsivos... ¿Puede ser eso una cosa menor? ¿Pondrían ustedes el destino de su familia en manos de unos maleantes? ¿Y el de su país?

En los próximos días veremos desfilar por los juzgados a algunos de los pro-hombres y pro-mujeres más destacados/as de la política patria. Unos son villanos conocidos. Otros, con toda probabilidad, están aún por descubrir. Siempre me pregunto cuál será la gota que colmará el vaso. ¿Dónde puede hallarse la criptonita que combata esta pandemia? No tengo ni idea. Incluso hay quienes aseguran que, en unas terceras elecciones, PP y PSOE resultarían fortalecidos en las urnas. En este país somos así. Recuerden que el "Dioni" se convirtió en un ídolo de masas. Seguro que no ha ganado las elecciones porque no se ha presentado. Su mirada golfa y bipolar haría luz de gas al ojo mentiroso de Mariano, Y siempre podría amenizar la labor de la prensa montando un karaoke, en vez de hacer el triste saliendo por un plasma.
Puestos a que nos gobiernen ladrones y facinerosos se debería exigir que, al menos, tuvieran un poco de gracejo. Puede que lo llevemos mejor si el que nos roba y nos miente es un cachondo. España es así de diferente. Le sacamos punta a nuestro propio descabelle.
De momento solo queda claro  que estos pájaros y pájaras son los únicos que se están riendo. Y por si alguien alberga todavía alguna duda, ya se lo digo yo: Se ríen de nosotros. En las mismísimas narices.Con premeditación y alevosía.
Decía un conocido que lo que más le fastidia es que este año va a votar más veces de las que ha, con perdón; follado. Este pueblo es así. Charanga y pandereta hasta la muerte. Puede que en unas terceras elecciones Rajoy se salga con la suya y consiga mayoría absoluta como auguran otros. No se puede descartar aunque sus gotas corruptas han desbordado todos los vasos, jarras y cazuelas de la geografía española .
 El primo de Rajoy aseguraba que el calentamiento global era una milonga. Ya me contarán. Negar la evidencia les debe venir de casta. Ninguno de los dos repara en que al personal no nos para de caer la gota gorda. Las del sudor y las de corruptos. Casi un diluvio.
 Eso sí,  todo no serán sinsabores. Volveremos a ver a Mariano durante la campaña andando rápido calzón en ristre y calcetines de ejecutivo. Verás que risas. ¿Es o no es para "botarlo"?

O MARIANO O EL CAOS

O MARIANO O EL CAOS



Mariano Rajoy pasará a los anales de nuestra historia como el primer presidente en democracia que fracasa en su investidura. Pero a pesar de que se ha puesto de manifiesto que nadie, excepto su cuchipandi, quiere que Rajoy repita legislatura, él sigue agarrado a su poltrona como una garrapata. Mariano-Gollum se empecina en que la presidencia es suya y solo suya.  Y no le sale de los bemoles dimitir como haría cualquier persona medio decente. Es más, Mariano y los suyos se ponen chulos a diestra y siniestra y reparten estopa democráticamente. ¡No me provoquen!- Desafió chulesco el ministro Hernando en el Congreso. Claro, es que el hombre se conoce y sabe que, en cuanto le tocan las palmas de la corrupción, le sale la genética de matón mafioso. Porque ahí está el quid de la cuestión. El partido popular ha actuado, y sigue haciéndolo, como una banda organizada cuyo capo, al menos en responsabilidad última por acción u omisión, es Mariano Rajoy. La codicia y la desvergüenza se han convertido en sus señas de identidad.
La última muestra de cómo actúa este grupo cuando se ve obligado a sacrificar a "uno de los suyos" nos la han dado con la nominación del ex-ministro Soria para dirigir el Banco Mundial. ¡Olé sus co....!¿ Ésta es su tan cacareada regeneración? Porque más bien parece la regeneración de la piel de una serpiente. El castigo por mentir reiteradamente y defraudar al estado español consiste en poner al lobo a cuidar el pienso de las gallinas.
Lo malo es que no debería sorprendernos. Rajoy es el presidente que mandó ese "Luis, sé fuerte" a Bárcenas para que no abriera el pico. El que defendió a Rato, Fabra, Camps o Barberá más allá de toda duda razonable. Otorgándoles una aureola de mártires. Quizás porque valen más por lo que callan que por lo que roban.
Y pese a tener un historial delictivo que crujiría de envidia a don Vito Corleone, los populares se ponen gallitos. Aseguran ser la única alternativa bendecida por su santidad el FMI, la Merkel, el IBEX35 y su repajolera madre. La única esperanza del país para no ser asolados por todas las plagas bíblicas y alguna laica.  Hay una antigua portada de la maravillosa revista Hermano Lobo que viene al pelo del caso. Un político increpa al populacho: ¡O nosotros o el caos!. Y las masas gritan enloquecidas: ¡el caos, el caos!. Entonces el político responde. Es igual, también somos nosotros.
Que Rajoy pretenda  convencernos de que más allá de él mismo y de su partido solo nos espera el caos tiene su guasa. ¿Qué es el caos?-dices reflejando tu pupila pepera en mi pupila Vosotros sois el caos. Un partido que ha mantenido entramados corruptos mientras recortaba los derechos sociales y laborales de los ciudadanos despiadadamente. Mientras se nos amordazaba para impedir el legitimo ejercicio de la libertad de expresión que corresponde a cualquier estado medianamente democrático.
Entre la banda de Mariano y caer en un vórtice oscuro preñado de ocultas amenazas, me quedo con el vórtice. Nunca he sido fan del malo conocido. Llámenme loca pero prefiero experimentar otras opciones por muy disparatadas que les parezcan a algunos. Cualquier cosa antes de permanecer rehenes del chantaje de Rajoy y su entrañable familia. Visto lo visto, nada debería darnos más miedo (ni más vergüenza) que seguir siendo gobernados por ellos. ¿Asustarnos con el caos? Millones de españolas y españoles convivimos con él fruto de las políticas anti-sociales de este gobierno. El mismo que ha sido protagonista de innumerables escándalos de corrupción. Y pese a ello, el partido popular ha vuelto a ser la fuerza política más votada. ¿Mariano o el caos?. No se a ustedes pero,  el caos, a mí me da la risa.

CUERPO TRISTE

CUERPO TRISTE

 He pasado los últimos meses despistando mi dolor. Deambulando cual perrillo abandonado en la autopista. Indiferente al berlanguiano espectáculo de la política del que, cuando de forma tangencial he sabido algo, me ha hecho sentir como una espectadora obligada a ver representada la misma comedia bufa y mala hasta el final de sus días. Puede ser que mi corazón ande más cínico que de costumbre y una nube existencial me cubra como una manta de cuervos. Todos tenemos momentos que marcan un antes y un después. Un punto de inflexión que pone patas arriba tus entrañas.

Poco antes de su muerte, le prometí a un gran amigo que seguiría defendiendo la utopía. Siempre supimos que ninguno de los dos viviríamos lo suficiente para ver ese mundo nuevo que anhelaban nuestros corazones. Pero nada podía arrebatarnos la esperanza de que, algún día, los seres humanos comprendamos que nuestra supervivencia como especie depende más de la solidaridad que de la fuerza.
Hablar de la tragicomedia carpetovetona que están dando los políticos me parece, con todos los respetos, una mierda.
Me aburre. Me da pereza, Mientras los partidos se enzarzan en una mascarada de polichinelas, en la que ninguno quiere bailar con la más fea, la vida de las personas corrientes continúa. En nuestro país, el paro y la precariedad laboral se ceban especialmente con los más jóvenes. Generaciones perdidas, las llaman. Víctimas colaterales de un sistema criminal que antepone el capital al progreso de los pueblos. Y aquí no hay ideología que valga. En este mundo canalla, tanto tienes, tanto vales. Y algunos solo somos cifras anónimas. Peones  sacrificables en el tablero maldito donde unos tiburones psicópatas se juegan el presente y el futuro de la humanidad.
 Nuestra particular "escopeta nacional" tiene su cuajo,  pero el panorama internacional solo puede calificarse de catastrófico.  El horror de las guerras "ad hoc" a los intereses de tirios y troyanos, es la muestra  del desprecio que se siente por la vida de millones de personas en todo el mundo. Guerras urdidas para cambiar sangre por petróleo o por diamantes. Guerras diseñadas desde cómodos sillones de cuero, dentro de despachos elegantes y bien perfumados, posiblemente para que no se asfixien con su propia peste a podredumbre. Los niños fallecen entre los escombros, mueren de hambre, pierden la inocencia con un hachazo seco que les parte el alma para siempre. Pero volvemos la espalda por respuesta. Miramos a otro lado y esperamos que no haya consecuencias. Pensamos, pobres majaderos, que nuestras europeas vidas son más valiosas que las suyas. Que a nosotros no puede pasarnos esto.
La inmensa mayoría de nosotros somos menos que nada para estos carniceros. Hay muchas formas de declararle la guerra a un país, no seamos ingenuos. De dirigir certeros torpedos a la línea de flotación de su democracia. De aullar como manadas de lobos ante la posibilidad de que las sociedades llegase a autogobernarse al margen de sus afiladas garras.
Intentaré cumplir mi promesa, querido Antonio. Pero quiero que entiendas que, estos días, se me está haciendo bastante cuesta arriba. La utopía no prende en desolados páramos  De momento arrastro este cuerpo triste como puedo y finjo que la vida continúa, como si no pasara nada. Supongo que solo necesito tiempo. Como tú me decías con frecuencia, la cabra, al final, siempre tira al monte.

SOBRE P-PUTEROS, CORNAMENTAS Y TORRENTES CARPETOVETONES

SOBRE  P-PUTEROS, CORNAMENTAS Y TORRENTES CARPETOVETONES

Si Valle-Inclán siguiera vivo tendría material de sobra para dar unas cuantas vueltas de tuerca al esperpento patrio. Poco a poco se nos van desvelando más detalles de la chiripitiflaútica vida que algunos politicastros comisionistas se daban bajo la apariencia de personajes respetables. Elementos como Granados, ese sapo que le salió rana a la sr. Aguirre y que no se transformaría en príncipe aunque la mismísima Carmen de Mairena le arreara un beso de tornillo. Al margen de sus corruptelas, profusamente documentadas en los últimos meses, el ex-secretario del PP madrileño ha resultado ser un tipo tan casposo que Santiago Segura debería replantearse darle el papel protagonista en la próxima entrega de su popular saga. Granados no será el brazo tonto de la ley (en realidad el menda se pasó de listo) pero su fetidez moral hace que Torrente quede a la altura de Dora la exploradora. Don Francisco, que se creía con más glamour que el engendro torrentino, no proponía a sus socios "hacerse unas pajillas" para matar el tedio. Para estos menesteres entre trapicheos varios, contaba con las putitas de confianza que le proporcionaban empresarios tan sórdidos como agradecidos. Como ese constructor de Valdemoros que, conociendo las debilidades del pro-hombre, le surtía de señoras putas con pedigrée garantizado y clausula de confidencialidad.
Agasajos variados que incluían visitas a clubs de alterne durante la Feria de Sevilla, trofeos de caza, cabezas de miuras, picaderos (esta vez para caballos), joyas de Cartier y otras cutreces castizas de las que pudo disfrutar durante más de ocho años mientras rezaba devoto en la caseta de madera decorada con cerámica de la virgen del Rocío que también le fue obsequiada por los servicios prestados a su cuchipandi empresarial.
Lo de decorar las mansiones, o áticos en diferido, con cabezas de animales muertos provistos de profusos cuernos es un capítulo recurrente entre estos pájaros. Igual Roca que Granados parecían envueltos en una competencia hortera por ver quién acumulaba más cadáveres de bestias disecadas en sus abigarradas casas. Esa obsesión por las cornamentas da mucho que pensar. Ya lo decía Machado que, en este país, de cada diez cabezas una piensa y nueve embisten. Y puede que la fijación venga de ahí. De la necesidad de suplir esa ausencia de protuberancias óseas para poder embestir cualquier obstáculo que se interponga entre ellos y sus oscuros objetos del deseo.
El generoso empresario que llevaba en limusina a Granados de burdel en burdel y le regalaba caballos, cuadras y otras fruslerías se llama, para más inri, Pardal. Y su justificación es tan meridianamente ingenua como el apellido que porta: "Es el único político que nos ha dado de comer y hay que repartir". Comer comieron las criaturas. Tanto que se engullían el dinero público como zampabollos insaciables. Su hambruna contribuyó a que muchos ciudadanos se vieran privados hasta de las migajas. Tiburones como estos, que se han merendado las entrañas de la sociedad de bienestar, han conseguido que una legión de escuálidos españoles siga votando a su partido, lo que también es digno de estudio.
Y yo me pregunto: ¿Cuántos caníbales más estamos dispuestos a seguir alimentando con nuestras carnestolendas? ¿Qué tienen que hacer los insignes carpantas del PP para perder la confianza de su leal electorado?, ¿degollar inocentes en una plaza pública?, ¿arrancar las dentaduras a los jubilados para poder seguir comiéndose nuestro futuro a dos carrillos?.
Ser un ladrón y un chanchullero es cosa fea. Pero no son argumentos suficientes para perder la confianza de sus votantes. Y el ser hortera y chabacano, en vez de restar, parece sumar puntos entre siete millones de cabezas que embisten contra sí mismos. Será que pensar duele  demasiado para algunos .
Y lo dejo aquí, con otra frase de Machado, que quizás pueda esclarecer alguna de mis dudas:" Nuestro español bosteza ;¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío? Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?, ¿o el vacío es más bien en la cabeza."
Piensen sobre ello. Y si no pueden o no saben, simplemente  embistan.

OLIGOFRÉNICOS

OLIGOFRÉNICOS

Se conoce como oligofrenia a una deficiencia de tipo intelectual que etimológicamente tiene su origen en un vocablo griego que significa "poca mente". Los nazis pretendían aniquilar a todo ser que no encajara en los cañones de lo que consideraban la súper raza.
 Había que eliminar a los renglones torcidos. Judíos, enfermos mentales, homosexuales, enanos, minusválidos... eran catalogados como seres inferiores cuyo exterminio garantizaría la pureza del pueblo ario. Una selección genética que se practicaba en las cámaras de gas y que produjo la muerte de millones de inocentes.
Coincidiendo con la manifestación neo-nazi que se produjo en Madrid recientemente, bajo la complaciente connivencia de la delegada del gobierno doña Concepción Dancausa, en un colegio de educación especial de Fuenlabrada aparecieron unas denigrantes pintadas. "Muerte a los niños en silla de ruedas", "Minusválidos de mierda", "Todos a la cámara de gas"... eran algunas de las lindezas que podían leerse en estos muros aderezadas, con escasa virtud plástica, por una serie de esvásticas contrahechas. Y es que ser nazi no es tarea sencilla para sus acólitos. Amén de tener que intentar plasmar su ideología de mierda esbozando frases completas y comprensibles, estos individuos superiores sufren graves problemas para reproducir una cruz gamada. La dificultad del trazado supera las capacidades aero-espaciales de los "artistas" y, con frecuencia, el resultado es un truño en el que las puntas de su símbolo recuerdan a una araña dibujada por un niño de dos años.
En otra de las pintadas podía leerse: "Tontos, mongólicos, retrasados". Aquí no cabe duda. Con esta firma, sus autores, se adjudicaban la autoría de la hazaña. Especímenes de poca mente, oligofrénicos funcionales, que agrupan su idiocia profunda al servicio del odio irracional. Mientras en el país se había desencadenado una absurda guerra de banderas, engendrada por la misma delegada que pretendía prohibir las esteladas en el campo de fútbol, un centenar de tarados se paseaba impunemente por las calles madrileñas haciendo apología del odio y la xenofobia.
No debemos ignorar que es un argumento que vende. La historia nos ha demostrado el horror de su eficacia en el pasado. Y hoy en día, los ultrafascistas suben como la espuma de la cerveza rubia en Austria, Alemania, Hungría o Francia. Millones de europeos se entregan a una doctrina que les exime de pensar en quienes son los auténticos responsables de la precariedad y el paro. Es más sencillo repetir las consignas martilleantes de sus ideólogos que poner a trabajar la materia gris de la que andan tan escasos.
Personalmente, no soy amiga de símbolos, consignas o banderas. Como miembro de la familia humana me repelen las circunscripciones que tratan de constreñir en un mismo discurso la diversidad y la libertad de las personas. Creo que somos algo más que españoles, vascos, aragoneses, catalanes, madridistas o culés. Morir o matar por  un trozo de trapo, del color que fuera, me parece cosa de imbéciles.
Pero cuando lo que representan rememora algo tan depravadamente enfermizo como el Holocausto y quien debiera evitar su apología, según dicta la ley, les da alas, el asunto se vuelve peligroso La señora Dancausa, con un conocido pedigrée falangista, incendió la opinión pública con la surrealista ocurrencia de prohibir la exhibición de la estelada en el fútbol. Los jueces rectificaron sus desvaríos pero la sociedad española ya estaba enzarzada en una polémica muy conveniente al partido al que pertenece. Pretendió apagar un fuego arrojando gasolina. Sin su tentativa, hubiera sucedido lo que de hecho sucedió: nada de nada. Sin embargo incendió adrede a la sociedad para intentar rentabilizar políticamente la gresca de banderas. Si esto no es romper España, al menos apunta maneras.
Pero los oligofrénicos genocidas no tuvieron nada que temer. Desfilaron orgullosos, exhibiendo su rabia de cortitos mentales agrupados, sintiéndose protegidos por otro ser "superior" que también parece admirar el embrujo de la brutalidad y la sinrazón.
No es que aquí esté arribando el fascismo. Es que nunca se fue. Permaneció latente, arropado en la impunidad que le proporcionaron las instituciones cómplices o cobardes. Esperando el momento oportuno para imponer su régimen de alimañas.

CRÓNICAS CAVERNÍCOLAS

CRÓNICAS CAVERNÍCOLAS

Ignoro si a ustedes les sucede algo parecido pero, tras leer las noticias, hay días que una piensa que ha caído en un agujero negro que le lleva directa al paleolítico (con una parada para hacer pis en el medioevo). Al margen del ruido de sables mellados de la política nacional, nos topamos con otras pinceladas grotescas que dibujan una España rancia, asalvajada y de encefalograma plano. Por un lado, el obispo de Valencia hace un llamamiento a los católicos para no permanecer inertes ante el avance del imperio gay y el feminismo. Es curioso que lo diga un tipo con faldas que presuntamente practica el celibato y habla con un ser invisible. Por cierto, ¿los miles de sacerdotes que han abusado de niños seguían órdenes del imperio gay, de las desahogadas activistas de Femen o de ese ente sobrenatural que le dicta chorradas al oído a monseñor Cañizares?  El caso es que el buen hombre es muy aficionado a separar el grano de la paja. Ya lo insinuó cuando en otro de sus compasivos sermones aseguró que había que discernir porque entre los refugiados no todo era trigo limpio. Ahora pretende cribar a gays y feministas del concepto "familia". Como si la familia fuera un monopolio preconciliar donde no caben más granos (o pajas) que las que considera tradicionalmente el catolicismo. A monseñor le extrañaría saber que muchos gays y feministas tenemos familias que, lejos de ser disfuncionales, se rigen por valores como el amor, el respeto y la colaboración entre sus miembros. Aunque siguiendo los parámetros de Cañizares si, en la actualidad, se hubiera topado con Jesucristo lo hubiera identificado como el líder del movimiento gay. Hay que recordar que se juntó con doce tíos que acabó llevando al huerto y que le gusta rodearse de ángeles que exhiben más pluma que Paco Clavel.
Las religiones siguen a lo suyo. Braceando contra la corriente de la civilización y el signo de los tiempos. Católicos o musulmanes, poco importa, todos utilizan el argumento del odio porque el del amor no les sirve para sus auténticos propósitos. ¿Evangelizar? Sí, pero a cristazo limpio o detonando "mártires" en nombre de Alá para sembrar el miedo y el odio al diferente y lograr el control de la sociedad.
De las elucubraciones del señor obispo pasamos a otro asunto que también me abre las carnes. El lamentable espectáculo del Toro de la Vega ya no acabará con la muerte del animal. Sin embargo se seguirá celebrando para no herir la "sensibilidad" de los defensores de la matanza. Y yo me pregunto, ¿supone esto que le lancearán y acosarán hasta el límite de su agonía y que, cuando este a punto de palmar, un mozo le aplicará un desfribilador para devolverlo a la vida? ¡Enhorabuena!  Ya hemos avanzado algo. Concretamente del paleolítico al neolítico. En Tordesillas, con un alcalde socialista a su cabeza, no acaban de estar contentos con la prohibición de darle matarile a la res. La tortura, sin desenlace fatal, les sabe a poco. Como un coito interruptus que les pone cachondos pero no acaba de aliviarles. Dicen que al que no le guste, que no mire. ¿Imaginan si dijeran lo mismo los asesinos o los pederastas? Oígan, si no les gusta lo que hago, desvíen la mirada hacia otro lado. Lo que no se ve, no existe.
Sus partidarios, igual que el obispo de Valencia, solo piden preservar tradiciones centenarias como pegar a la mujer, quemar libros o perseguir maricones. Actividades que, como todo el mundo sabe, conforman la idiosincrasia de la raza pura carpetovetona.
Además, a los matachines de Tordesillas no les falta razón. Si no fuera por su cruenta y sanguinaria fiesta se extinguiría la especie. Pero no la de los toros, la de los cavernícolas.
Después de tragarme estos pepinos aderezados con otras singularidades patrias, solo me quedan ganas de volverme a la cama. De quedarme dormida unas décadas a ver si, para cuando despierte, el planeta ha petado o la evolución, por fin, nos ha distanciado un poco de los monos. Monos arrogantes, crueles y embusteros que avergonzarían a Copito de Nieve y a la mona Chita. La siesta puede ser larga. No olviden proveerse de pijamas y orinales.

YO ME TIRO AL MONTE

YO ME TIRO AL MONTE

¡Si es que es verdad! Los trabajadores españoles somos unos malcriados que solicitamos privilegios propios del siglo diecinueve. Como el de tener un trabajo fijo y seguro, como los de entonces. (aunque se tratara de doce horas diarias picando en la mina con agua hasta la cintura por el salario del hambre). Las condiciones laborales eran una mierda pero, ¡oye! que te podía durar toda la vida. Sobre todo considerando que pocos llegaban a viejos. Más aún si te metías en sindicalismos. Por lo que sea, los que reclamaban derechos laborales, eran propensos a tener una muerte prematura.
Esos abusos patronales fueron el germen de una guerra soterrada entre trabajadores reivindicativos (muchos de ellos de la CNT) y patronos que contrataban sicarios para deshacerse de los alborotadores. Las primeras décadas del siglo XX. en España transcurrieron con un continuo ruido de balaceras y juicios sumarísimos que, poco a poco, muerto a muerto, sirvieron para que la clase trabajadora alcanzara algo de dignidad y se alejara someramente de la esclavitud.
Por eso no entiendo muy bien al sr. Rosell con eso del complejo decimonónico que, según él, padecemos los curritos. El trabajo fijo y seguro es un concepto del sigo XIX- ha dejado caer don Joan. Así, como al desgaire. La esclavitud andaba allá que allá en muchos países por aquellos años. Y donde no era legal, se practicaba una explotación exhaustiva del personal.  El siglo diecinueve no me parece un escenario idílico para el proletariado. Al margen de que, tan alta dosis de miseria e injusticia, impulsaron el nacimiento del movimiento obrero. Pero aún así, no comprendo por qué el presidente de la CEOE cree que nos pueden provocar nostalgia.
Y si aquellos días eran tan malos para los trabajadores, aunque tuvieran contrato indefinido, y el señor Rossell insinúa que no debemos ni soñar con algo parecido... ¡Por Manitú!, ¿Qué nos espera?
He leído que en EEUU, los trabajadores agrícolas son obligados a llevar pañales para no abandonar el puesto de trabajo. Defecan y orinan delante de sus compañeros y compañeras porque, de ir a aliviarse al servicio, pueden ser despedidos ipso facto. EEUU ha desterrado totalmente el concepto decimonónico de fijeza en el puesto de trabajo. Pero en cuanto a seguridad, ¿hay algo más seguro que cagar a tu libre albedrío sabiendo que eso no le roba un segundo de tiempo a tu empresa?
Aquí estamos malcriados. Queremos, sobre todo, trabajo. Ese que prometieron crear cuando nos amputaron las piernas con una reforma laboral que no ha bajado nada la tasa de desempleo. Pero además, no nos conformamos con eso. Queremos un salario digno (el SIM español es casi tres veces menor que el de la mayoría de la UE y menor aún que el de Grecia). Y cierta seguridad en la contratación que permita a los jóvenes establecerse y desarrollar una vida plena y autónoma. No basura.
 Ya se que nos estamos poniendo estupendos para el gusto de la patronal. Pero si las directrices que marca el nuevo orden mundial (que quieren imponer con el TIIP) incluyen llevar pañales, que no cuenten conmigo. Prefiero echarme al monte y alimentarme de raíces y moscas el resto de mi vida. Me parece más digno.
Los seres humanos somos meras mercancías a los ojos de los depredadores. Las multinacionales quieren imponer ese comercio carnal con los trabajadores europeos. Con el mayor secretismo, se negocia devolvernos a una situación anterior al siglo diecinueve para servir a un mayor fin, engordar su buchaca. Hay que competir con los amos de esos operarios orientales que entienden cuál es su lugar y duermen en su puesto de trabajo para rendir el máximo tiempo posible. O con los de esos otros que, con relativa frecuencia, se suicidan por el maltrato, las vejaciones y las infernales jornadas laborales que padecen. O con los de esas niñas y niños cuyos pequeños dedos cosen la ropa de marcas importantes y multimillonarias en sórdidos sótanos.¡ Hay que exprimir hasta la última gota de sangre! Y no se van a cortar en colocarnos argollas o, en su defecto, pañales.
 Rosell nos está enseñando la patita del planazo que viene del otro lado del charco. Una versión orwelliana de las relaciones laborales con matices altamente escatológicos. Y no lo digo por lo de los pañales. Lo digo porque el plan (conocido también como tratado transatlántico de libre comercio e inversión) es una mierda como la copa de un pino. Al menos para los de siempre. Entre los que está servidora y, muy probablemente, usted que me está leyendo.
Lo dicho, antes de obligarme a ser coprófaga y agradecida, yo me tiro al monte y que la naturaleza siga su curso. Total, tarde o temprano, acabarán sustituyéndonos masivamente por máquinas y no serviremos ni para fabricar el pienso  que echan de comer a sus mascotas. Porque, una vez exanguinados hasta el límite, tirarán nuestro pellejo. El planeta está lleno de millones de personas dispuestos a ponerse unos pañales por alejarse del hambre. Millones de almas a las que las multinacionales ven como odres humanos con los que saciar su codicia. La miseria es lo que tiene. No te da la oportunidad, como diría Rosell, de ponerte exquisito. Por sobrevivir, tragas carros y carretas. Pero que no pretendan que nos comamos esto sin oponer resistencia. Están pisando mierda.

¡¡ ¿CUATRO PUEBLOS?!!

¡¡ ¿CUATRO PUEBLOS?!!


 Cuando el ministro García-Margallo declaró el otro día que el gobierno se había pasado cuatro pueblos con el tema de la austeridad no se trató de un lapsus irreflexivo. El señor ministro de exteriores dijo lo que dijo queriendo, con premeditación y alevosía. Sobre todo alevosía. Y a mis oídos sonó como uno de esos chistes crueles cuyo malévolo propósito es reírse en las narices de quién lo está recibiendo. Vamos, como un bofetón en toda le jeta con la mano abierta. ¿Cómo ha dicho? ¿A lo mejor, es posible, quiero intuir, que el austericidio de los recortes en sanidad y educación, una reforma laboral que no ha creado empleo pero ha dinamitado los derechos de los trabajadores, una incesante letanía en la que, gobierno y patronal, nos repetían hasta la saciedad que la culpa de todo la teníamos la ciudadanía por vivir por encima de nuestras posibilidades, después de que muchas personas perdieran sus casas, después de los cientos de suicidios de los que ya ni se habla, del empobrecimiento generalizado de gran parte de la clase media, del desamparo de los más pobres y de los dependientes, del éxodo obligado de una buena parte de nuestra juventud para poder buscarse las lentejas, de una corrupción endémica por parte de la clase política y de la empresarial... me dice que, a lo mejor, se han pasado cuatro pueblos?
Oiga ministro, ¿Acaso le ha iluminado la Virgen del Rosario, su preferida, para tener esta revelación?  ¿O quiere hacernos creer que lo ha deducido usted solito?
Pues va a ser que no cuela. Porque en el organigrama de los que cortan el cotarro, las multinacionales y grupos financieros de EEUU y de la UE; a alguno se le ha encendido la bombilla. Y de repente se están dando cuenta de que a lo mejor, tanta austeridad, no les resulta rentable. Es lo que pasa con Grecia. Yo no soy economista, soy limpiadora, pero alcanzo a comprender que una deuda tan enorme se hacía imposible de cobrar si se dejaba al pueblo griego en la indigencia. Sin embargo, el FMI y el BC les atacaron como manadas de lobos.
 De repente, Lagarde hace posible lo que antes mantenía como imposible: aplazar el pago de esa odiosa deuda. ¡Eureka! ¿Se lo achacamos a otra inspiración mariana o a una recapacitación sesuda de la directora del FMI? Pues ni una cosa ni la otra. Es por ese tipo o tipa al que se le ha encendido la bombilla y les ha echado las cuentas. Si tiran mucho más de la soga, se les asfixia la burra. Los indigentes muertos de hambre no suelen pagar sus deudas. Hay que darles un poco de correa.
De igual manera empiezan a largar los empresarios de la CEOE sobre la posibilidad de empezar a levantar la bota de la moderación salarial. ¿Acaso se han convertido y pretenden hacer un reparto más justo de la riqueza al más puro estilo bolivariano o robinhudesco?
Tampoco. El tema está en que también han caído en que hasta la rapiña tiene límites (si se quiere seguir rapiñando). Porque los empresarios necesitan consumidores que compren sus productos. Y si los salarios son irrisorios se hace consumo de supervivencia, ergo, no hace falta saber nada de economía para deducir que caen las ventas y los ingresos de los empresarios. Porque si la mayoría andamos "pelaós", ¿Quiénes son los idiotas que van a comprar sus servicios o productos? Elemental, diría ese/a al que se le encendió la bombilla.
Lo del ministro Margallo es parte de ese chispazo colectivo, pero nada espontáneo, de entonar un mea culpa por haber cometido tan terribles errores. Lo que pasa es que a una se le plantea una duda :Quienes nos han recetado doble tazón concentrado de austeritis aguda, ¿eran idioitas o unos siervos leales a  los verdaderos poderes, los económicos? Cualquiera de las dos posibilidades, o ambas juntas, me pone los pelos como escarpias.
Hasta una cuasianalfabeta como servidora entiende que, lo que dicen ahora, responde a un principio elemental del sistema capitalista. Mantener cierto equilibrio social para que los privilegiados puedan seguir enriqueciéndose. Si nos asfixian están asfixiando su gallina de los huevos de oro. Y, créanme, eso es lo que quieren, tocarnos los huevos y algunas gónadas sexuales diciéndonos ahora que se han pasado cuatro pueblos.
¡Se nos descojonan! Pues ya perdonará el señor ministro pero su puñetero chiste no me hace pajolera gracia.

¡ YO QUIERO SER SANTA, YO QUIERO SER BEATAAA...!

Hasta los catorce años estudié en un colegio de monjas. Las hermanitas aprovechaban cualquier ocasión para hacer proselitismo y captar nuevas vocaciones. Uno de los métodos más recurrentes era relatarnos las heroicas vidas de los santos. Recuerdo sobre todo el derroche de detalles morbosos y extremadamente cruentos con los que solían aderezar la historia. Ante las dilatadas pupilas de niñas de siete años se mostraba un despliegue de gente achicharrada vuelta y vuelta a la parrilla, mujeres a las que se les cortaba los pechos  o niñas que se auto-inmolaban por defender su fe o su virtud. He de añadir que, con frecuencia, las monjitas gustaban de hacer hincapié en los aspectos más gores y sus caras reflejaban un extraño estado de éxtasis. Pero eso mejor lo dejamos para Freud.
Yo era una cría introvertida y muy dada a la fantasía. Lo de ser monja no me atraía lo más mínimo. En aquellos tiempos prefería ser pirata. Y lo de ser santa también molaba. Pero no tenía nada claro eso de tener que pasar previamente por toda clase de suplicios. En una ocasión, la hagiografía iba de una niña que buscaba la santidad metiéndose piedrecitas dentro de los zapatos y dedicando su sufrimiento al Altísimo. Hasta ahí llego- pensé yo. Ni corta ni perezosa introduje unas cuantas chinas de gravilla en cada uno de mis zapatos y me pegué toda la tarde con ellos puestos. Cuando volví a mi casa caminando con una gallina clueca, mi abuela, una mujer cabal y poco dada al misticismo, me preguntó qué me pasaba. Cuando lo conté, una de sus collejas pedagógicas me despejó la tontería. Allí acabó mi carrera a los altares. No estaba hecha para el martirio. Unos años más tarde cambié el gregoriano por los sex-pistols.
Todos estos recuerdos me han llegado de golpe por el tema de Rita Maestre. La imaginación, esa loca que la casa que decía sata Teresa de Ávila (otra que se las traía con eso del éxtasis extremo), se ha puesto en marcha. Y veo a la pobre Rita atada a un madero mientras una cuadrilla de inquisidores le dicen que ser puta o bollera no es cosa de alardear en los altares. ¿Perdón? ¡Qué ignorancia supina! ¿Les suena de algo, entre otras, Santa María Egipciaca?
El caso es que creo recordar que, el altar en cuestión, estaba dentro de las dependencias de una universidad pública que debe ser aconfesional por definición. Pero eso no parece relevante. Lo que no se discute, interpretando el escrito de la fiscalía, es que Rita Maestre y las demás activistas son una pandilla de putas y bolleras. O ambas cosas. ¡Unas brujas!- hubieran dicho sus predecesores antes de quemarlas en la hoguera.
Porque, vamos a ver, ¿Dónde pone Altar Sagrado en el ordenamiento jurídico español? O me he perdido algo o esto parece más un tribunal eclesiástico juzgando un anatema. Unos pechos tan reivindicativamente femeninos solo pueden ser instrumento del demonio.
 La imaginería católica clasifica en dos ramas a lo que consideran la sub-especie femenina: santas o putas. Si además eres bollera, (como delicadamente denomina el fiscal a las lesbianas) debes ser doble puta, por lo menos. En cuanto a los hombres son más laxos con sus pecadillos. Desde antes de Torquemada se les vio bien el plumero de que nos tienen tirria.
Yo quisiera decirle a la fiscalía, de parte de todas las putas, bolleras y aspirantes a santas, que su lenguaje no nos gusta. Al margen del presunto delito por el que se las juzga, Maestre y el resto de activistas no merecen ese desprecio misógino con olor a naftalina inquisitorial. Las mujeres somos algo más que putas, santas o bolleras. A veces, aún siendo las tres cosas (somos así de polifacéticas) también somos capaces de hacer cualquier cosa. Como defender que la universidad debe ser un área libre de humos religiosos. O de echarle bemoles.  Como la activista de raza negra negra que alzó el puño en Suecia frente a una pandilla de tarados neonazis que marchaban escoltados por la policía. Plantar cara, caballero. Las mujeres estamos dispuestas a alcanzar la santidad a nuestra manera. Nos hemos puesto impertinentes. Ya lo dice el obispo de Alcalá, monseñor Reig Pla, que habría que quitarnos el derecho al voto por que las mujeres ya están pensando mucho. Y añade que el feminismo es un modelo de deconstrucción de la persona. Igualico que un Imán de un califato pero en versión celtíbera.
Como decía Aretha Franklin, solo queremos un poco de respeto. Y libertad para decidir ser santas, bolleras o putas ( o las tres cosas y mil más) sin que se nos juzgue por ello.

PURPLE RAIN


(Solo quise verte reír bajo la lluvia púrpura)

Quienes creemos que otro mundo es posible somos tachados de memos idealistas que no sabemos poner los pies sobre la tierra. La distopía se impone como una realidad irreductible. A fuerza de repetir una y otra vez ese discurso, muchos parecen haberse convencido de que nada vale para nada. De que cualquier esfuerzo para cambiar aquello que nos ofende, que nos degrada o manipula son meros brindis al sol que no pueden fructificar en algo viable. Sembrar esa desazonante impotencia forma parte de la estrategia. ¿Para qué implicarse si al final vas a estrellarte contra un muro de piedra? Sin embargo, los atrapasueños de pacotilla parten de una premisa falsa. Son precisamente aquellos con capacidad de remontar el vuelo sobre el barro los que han logrado auténticos avances para la especie humana. Los derechos humanos, esos que con tanta frecuencia se vulneran y desprecian, no nacieron por generación espontánea. Son hijos de mujeres y hombres que vieron más allá de la asfixiante sociedad que les tocó vivir. Que sintieron que las generaciones venideras merecían un futuro más libre y equitativo y que lucharon por ello aún siendo conscientes de que su vida no alcanzaría para verlo.
En la declaración universal de los derechos humanos se hace referencia a la familia humana sin discriminar por sexo, raza, ideología o condición. ¿Una utopía? Dicen que para conseguir un objetivo primero hemos de crearlo en nuestra mente. Hacerlo fuerte e impulsarlo para que pueda germinar. Si  creemos firmemente en que otro mundo es posible estaremos estableciendo los cimientos para su construcción. Si nos dejamos llevar por el desánimo seremos los responsables de su prematuro aborto.
Aplicado a nuestra actualidad política sucede lo mismo. Es verdad que existe un hastío generalizado porque el ansiado cambio que algunos pretendemos no acaba de fraguar. Es una apatía fomentada por los que no quieren que nada cambie y en la que resulta fácil caer repitiendo las mismas cantinelas acerca de que todos son iguales (los políticos) y que votar no tiene ningún sentido. También partimos de una premisa falsa: culpar a los agentes políticos de nuestra propia inercia. Si en verdad deseamos que nuestras hijas e hijos vivan en un país más libre, justo y con igualdad de oportunidades no podemos relegar toda la responsabilidad en la política oficialista. La ciudadanía tiene que estar vigilante y reivindicativa sin conceder patente de corso a quienes nos gobiernan, sean quienes sean.
Desde la perspectiva de la declaración de los derechos humanos sería ingenuo confiar nuestro futuro ciegamente a cualquier liderazgo político. La política debe ser el instrumento para ese cambio, nunca un fin en sí mismo.
El 26 de junio tendremos de nuevo la oportunidad de empezar a cimentar ese mundo nuevo que anhelamos. Tras el intento fallido de las últimas elecciones los que representan a los poderosos, al ibex35, a las multinacionales, a los empresarios sin escrúpulos, a los corruptos y en definitiva, a cuantos amenazan el progreso de la gran familia humana, han aprendido la lección. Una gran coalición para defender sus intereses que incluya a todas las derechas. También a un partido socialista que ha vendido el alma al capital y se alinea en las mismas trincheras que antes consideraba enemigas. ¿Y los demás? ¿En qué trinchera podemos cobijarnos?
Defender los principios fundamentales de los derechos humanos como son un trabajo digno, la vivienda, la libertad de expresión y de autodeterminación de los pueblos, la justicia social, una fiscalidad progresiva que asegure los servicios básicos más elementales, que los intereses de unos pocos no estén por encima del interés general del pueblo (recuerden quienes modificaron el art. 135 que nos convirtió en avalistas de los bancos), la soberanía nacional frente a las imposiciones de EEUU y Bruselas... es defender la Constitución española. La misma que engendraron personas como Fraga Iribarne y que ahora parecen utopías de lo que denominan la izquierda radical. Es cierto que es un documento mejorable y que debe ser adaptado a los nuevos tiempos. Pero aún así, su contenido está más próximo al discurso de la izquierda que a los que se autoproclaman garantes de la carta magna.
¡Tous ensemble! Todos juntos podemos transformar la negatividad imperante en una sociedad donde quepamos todos. En la que los liderazgos estén al servicio de la ciudadanía y no al contrario. Quedándonos en casa el 26J estaremos hipotecando las posibilidades de los jóvenes y de los niños. Destruyendo a nuestra propia familia humana.
La ley electoral que tanto beneficia a los grandes partidos puede ser ahora beneficiosa para la alianza de las fuerzas progresistas. No es verdad que nada vale para nada. El 26J podemos hacer posible lo imposible.
 
"Cariño, sé, sé, sé que los tiempos están cambiando
Es momento de que todos busquemos algo nuevo
y eso te incluye a ti
Tú dices que quieres un líder,
pero no parece que te puedas decidir.
Es mejor que te acerques,
y me dejes guiarte a la lluvia púrpura"  (Prince)
 

EJERCICIO DE EMPATÍA DE UNA IDIOTA

EJERCICIO DE EMPATÍA DE UNA IDIOTA


La señora  Sylvi Listhaug  es ministra de inmigración en Noruega. Hace unos días declaró que la solidaridad con los refugiados había llegado al límite. Que ya no podían acoger ni a uno más. Que en su escandinavo y próspero país no cabían más personas huyendo de la guerra y de la muerte. Para paliar la impopularidad de sus afirmaciones a la rubicunda dama no se le ocurrió mayor sandez que hacer un ejercicio de empatía para, según ella, ponerse en el pellejo de los refugiados. Así que, ni corta ni perezosa, se envolvió en un traje de buzo de doble revestimiento para chapotear jocosamente en el mar de Lesbos durante unos breves minutos junto a una lancha de rescate. "Ha sido una experiencia muy especial"-  comentó tras el mediático chapuzón del que salió más seca que la mojama.
Y con la sonrisa propia de quién ha visitado un aqua park, afirmó que ahora comprendía mejor las sensaciones que vivían estos pobres desgraciados. La verdad es que no entendió una mierda. O mejor dicho, su acto solo puede equipararse al de un mojón que flota con la misma  donosura que la ministra pero con menos indignidad.   
La idiota de Sylvi jugó a ser refugiada de luxe dejándose mecer en el mediterráneo con la seguridad que da saber que ningún tiburón querría comerse esa carroña recubierta de naranja neopreno. Hasta las alimañas tienen más cerebro para reconocer un alimento envenenado. Partidaria de cerrar las fronteras a cal y canto la señora Listhaug perdió el pudor, si es que alguna vez lo tuvo, para burlarse del indescriptible sufrimiento de muchos seres humanos. Pero ponerse en el lugar de los que padecen una guerra cruenta, de los que huyen jugándose la vida mientras acarrean a sus pequeños padeciendo mil vicisitudes para encontrarse a ministros tan cachondos como inhumanos en el lado "bueno" del mundo que les cierran las fronteras, les reciben con gases lacrimógenos para luego confinarles como a ratas, no es un juego. Es una payasada cruel que define al personaje. Ni arrojándola en medio de una tempestad con una piedra atada al cuello Sylvi Listhaug sería capaz de comprender el horror y la desesperación de los refugiados. Ella vive ajena a esa tragedia en una burbuja nórdica que la protege más que el patético traje que se enfundó en la isla de Lesbos. Lo único que entiende su rubia cabecita es que la política provinciana y xenófoba que practica puede darle réditos electorales en una Europa con el corazón más negro que un yogurt de petróleo.
Puestos a hacer indecentes ejercicios de empatía podría probar a sacar la cabeza por la ventana para ponerse en la piel de los sin techo. A echarse una siestecita de tres horas para sentir lo que siente un tetrapléjico  o a quedarse sin postre para empatizar con los niños que mueren de hambre cada minuto en el planeta. Sería igual de estúpido y ofensivo. O sea que no podemos descartar que la señora ministra siga por esa vereda. Ya se sabe: en que un tonto coge una linde...
¡En fin!. Afortunadamente, para poder reconciliarnos con la especie humana, existen otros ejemplos de mandatarios o ex-mandatarios como el primer ministro finlandés  Juha Sipilä  o el ex-presidente uruguayo Múgica que abren las puertas de su propia casa a las personas que se ven obligadas a escapar de la muerte y de las bombas. No todo está perdido. También en nuestro país, pese a la cicatera respuesta del gobierno, miles de personas ofrecemos compartir nuestra comida y nuestro techo a las víctimas de la barbarie. Y muchos otros se juegan la vida para rescatarles del mar y denunciar las tropelías que se cometen con ellos.
Si queremos un mundo más seguro quizás debiéramos escuchar a Dostoyevsky: La verdadera seguridad se halla más bien en la solidaridad que en el esfuerzo individual aislado. La solidaridad no es un acto de buenismo, sino de inteligencia. Hoy son ellos los que llaman a la puerta, mañana podemos ser nosotros. Aunque una cosa les digo, si quién necesita de mi solidaridad el día de mañana es Sylvi Listhaug me lo pensaré dos veces ... antes de tirarla al Ebro para alimentar a los siluros. Lo digo por los pobres animalicos que no merecen el maltrato.

QUEMAR LA MANTA

QUEMAR LA MANTA

A pesar de los escándalos de toda índole que se destapan en estos días, el ciudadano de a pie se queda con la inquietante sensación de que solo nos enteramos de la punta de un monumental iceberg. Aquí nada ni nadie es lo que parece. Un ex-presidente de la nación que defrauda a la Hacienda pública, involuntariamente, pese a sus antecedentes como inspector fiscal. Un respetable ex-ministro que cuenta cien versiones diferentes de cuentos panameños para justificar su distraída firma en documentos comprometedores que asegura no haber leído. ¡Hay que leer más! Sobre todo las cositas que firmamos, que luego pasa lo que pasa. Una ex-alcaldesa valenciana, ahora aforada senadora, que ignoraba que sus orondas posaderas se asentaban sobre un estercolero de blanqueo de dinero, cajas B,C.D, etc, adjudicaciones ilegales y otras innumerables corruptelas. Parece ser que el "caloret" nublaba sus inocentes ojos. Un ex.presidente catalán que, junto a su honorable saga, evadían el dinero de sus pifias a capazos para luego relatar que todo el pastizal provenía de la herencia del abuelito. Un sindicato (que al final acabó asemejándose al del crimen) que con sus "Manos limpias" extorsionaba a tirios y a troyanos con esa celebre frase de don Vito Corleone: Te voy a hacer una oferta que no podrás rechazar. Al más puro estilo de la mafia calabresa. Un partido socialista que tiene grima a la izquierda y se revuelca lascivamente con el Ibex 35. Una izquierda que antepone la guerra de siglas a cambiar el rumbo de un país a la deriva y nos recuerda a la asamblea judeo-palestina que tildaba de disidentes a la asamblea palestino-judaica. Unos dirigentes de la patronal que, tras incidir en que el proletariado vivía por encima de sus posibilidades, resultó que los que sí tenían posibilidades de robar, estafar y explotar al prójimo eran ellos mismos. En fin, un sin dios de enredos cuyo nudo gordiano no sería capaz de desentrañar ni el mismo Perry Manson.
¿Y cómo olvidar el misterioso caso de un  ex-vicepresidente, ex-ministro de Hacienda y ex-director del FMI que acaba saliendo pringado en todos los chanchullos pero no termina de entrar en el talego? Otro gallo cantara si hubiese cometido sus fechorías con un títere en la mano. Entonces hasta se le habría aplicado la ley anti-terrorista.
No, efectivamente en Españistán nada ni nadie es lo que parece. Pero oigan, ¿no les mosquea un poco que cuando caen las caretas de algunos de estos villanos de postín la justicia tiene serios problemas para poder condenarlos? ¿Y qué me dicen de los que ponen la mano en el fuego, achicharrándose vivos, por esta panda de trileros?
El problema es la manta. Una manta mugrienta, piojosa y extensísima que tapa las desvergüenzas de los que todavía no han salido retratados. La manta de la que Pujol amenaza con tirar y que haría tambalearse los cimientos de la democracia. La de Bárcenas y Fabra. La manta que amaga con levantar  la Barberá  para dejar con el culo al aire a sus compis-yoguis de partido. Si yo caigo, me los llevo por delante. Más que nada porque Rita ha averiguado que en los uniformes carcelarios no permiten ponerse unas hombreras.
La impresión es que todos saben de las mierdas de los otros. Y que hay muchas y muy gordas. Y las callan, de momento, para salvar sus miserables pellejos. Pero llegado a este punto, y entrados en la primavera, nos sobran todas las mantas. Este país tiene sarna por andar siempre tapando sus miserias. De no orear la gualdrapa para sacudir los ácaros que nos mienten, nos roban, nos estafan.
Propongo quemar la manta para sacar a la luz a estos manteros de luxe. Y, como dijo Montoro, si por ello se hunde España, ¡que se hunda! que ya la levantaremos. Pero con luz y taquígrafos y un detector de mentiras. Puede que suene dadaísta pero es que ya no nos cabe más basura debajo de ese pingajo. ¡A tomar viento la manta!

EL "FREGAÓ" DE PANAMÁ

EL "FREGAÓ" DE PANAMÁ

Cada día van apareciendo nuevos actores en la tragicomedia "Al Panamá-má yo me voy, voy, cuando quiero defraudar..."  Sorprendentemente, entre los patriotas que brotan de los offshores del paraíso fiscal, todavía no ha salido el nombre de ninguna fregona o pescatera. Es lógico. Como decía Mario Conde desde su tribuna ética de Intereconomía, hace falta ser hortera para no tener una cuenta en Suiza. O en Panamá. Y es bien sabido que el populacho está lejos del glamour que exhalan personajes como el propio Mario Conde o el ministro Soria. No salir en estos papeles es cosa de pobres, de horteras o de rojos que atentan contra los valores fundamentales de una España grande (tanto que se extiende hasta el otro lado de un océano) y liberal (pero solo en cuestiones financieras). Lo de Mario Conde tiene guasa. La ciudadanía inconformista se cabreó cuando sacó del país el dinero robado con el sudor de su jeta, allá por los años ochenta. Incluso pisó la cárcel convirtiéndose en un mártir neocón  y dejando saldada su deuda con la sociedad pese a que los milloncejos afanados se volatizaron durante décadas sin dejar rastro. Y ahora que el bueno de Mario pretendía  traerlos de nuevo blanqueados, perfumados y bien engominados, volvemos a cabrearnos como monos. ¡No hay quién nos entienda! Para uno que quiere repatriar la pasta escaqueada, van y lo detienen. Ahora  el hombre tendrá que hacer nuevos amigos en el talego porque sus viejos camaradas de celda seguro que llevan muchos años libres. Pero  no sufran, alguien de moral tan loable pronto conseguirá volver a ser el kie  de los kies carcelarios. Allí si que aprecian su extensa cultura, su elegante porte y ese afán que le ha movido a ser un adalid de la regeneración política en Carpetovetonia. Un ejemplo a seguir por el lumpen mas rasé de las penitenciarias visigodas.
En cuanto al ministro Soria, ¡Hay que ver lo mala que es la gente! Una mano negra ha sido la culpable de que sus ilustres apellidos se relacionaran con este feo asunto. A mí me pasa constantemente. A lo que me descuido, aparezco como directora de alguna empresa pantalla en Andorra o las islas Vírgenes. ¿No les pasa igual a ustedes? El caso es que el ministro que puso un impuesto al sol podría acabar pasando una temporada a la sombra. ¿Se lo creen? Yo tampoco. Cuando Évole entrevistó al presidente en funciones, éste aseguró que, si uno de sus ministros acababa salpicado por la corrupción dimitiría ipso-facto. Ahora Alonso y Maroto tienen que comparecer ante el Tribunal de cuentas y José Manuel Soria "el insolado" mezclado en el escándalo panameño. ¿Creen que dimitirá Mariano?. Yo tampoco. Mientras en Francia, Islandia o Gran Bretaña la población toma las calles pidiendo el cese fulminante de los políticos implicados en el fraude fiscal, los españolitos se concentran multitudinariamente en apoyo a los finalistas de "Gran Hermano". España es diferente. A veces hasta provocar arcadas.
Hace apenas cuatro días, el ministro de Industria, Energía y Turismo sentenció rotundamente que los que salían en esta comprometida lista debían dar explicaciones de inmediato. Ahora pide que la Fiscalía y el gobierno panameño investiguen el misterioso caso que le involucra en el lío. Un brindis al sol del señor Soria porque, sabe perfectamente, que esa no es una opción viable. No les extrañe que, al final, diga que ha sido una maniobra de Maduro que ha manipulado los papeles para ponerle en un brete. Ya nos avisó Iker Jiménez que existen fenómenos paranormales para los que, ni un señor ministro, tiene explicación. Además, si Soria dimite, Repsol y Endesa se quedarían sin cartera. Una tragedia para las sanguijuelas energéticas. Si el sol no quiere pagar impuestos que se largue a Panamá.
Lo que nadie cuenta es que el saqueo ejecutado por 1% de la población mundial (los ricachis planetarios) podría evitarse si se pusieran medios y voluntad en ello. Y aún más si se investigara a los colaboradores necesarios para que la evasión y el fraude fiscal sea posible: los bancos. Entidades como el BBVA, el banco de Santander y muchos otros. Los mismos bancos cuyas tropelías pagamos fregonas, pescateras y otros cuantos millones de mindundis gracias al artículo 135 de nuestra sacrosanta constitución.
Por último les recomiendo comprar el libro "De aquí se sale" que aportó dividendos extras a Mario Conde. Los ciudadanos que se lo compraron quizás no entendían el mensaje subliminal que llevaba implícito este título. De aquí se sale sí. Se sale prácticamente impune para sacar la pasta y degradar el estado de bienestar de nuestra querida patria. Siempre que seas lo suficientemente rico, claro está. Abstenerse fregonas, pescateras y demás parias de la tierra. Los offshores no están hechos para horteras muertos de hambre. Eso es cosa solo de PATRIOTAS.

¿LOS POLÍTICOS TAMBIÉN SON SERES HUMANOS?

¿LOS POLÍTICOS TAMBIÉN SON SERES HUMANOS?

El presidente en funciones accedió a ser entrevistado por Jordi Évole en su programa. Puede que, a causa de esa confusión mental que agarra con frecuencia a don Mariano, esperaba que "El Follonero" pudiera mostrar su lado más amable y campechano. Pero la realidad es que lo que se puso en evidencia es su naturaleza de anguila escurridiza ante las preguntas más comprometidas. Sobre la corrupción en su partido se acogió a esa mayoría silenciosa que aún no ha sido imputada. Son casos aislados- farfullaba el presidente. ¿Casos aislados?  Si se les pusiera en fila india, una ardilla podría atravesar la península ibérica saltando de corrupto en corrupto sin tocar suelo. Es más, el animalejo tendría la posibilidad de viajar allende nuestras fronteras haciendo una tournée por los paraísos fiscales de medio mundo. Pero sería injusto achacar el latrocinio y escaqueo fiscal exclusivamente a los peperos. España es un gran país en el que futbolistas, empresarios, escritores, cineastas, miembros "recortados" de la familia real o políticos de variado pelaje gozan de los mismos privilegios para hacer buena esa manida frase que tanto nos perturbó hace unos meses en el juicio del caso Nóos: Hacienda no somos todos. Ahora, en plena campaña fiscal, sugiero un slogan más veraz: Hacienda somos solo los tontos y tontas que consideramos que los impuestos sirven para garantizar una sanidad y educación de calidad y unos servicios públicos dignos de un país civilizado. ¿Y qué dice Montoro de todo esto? Pues como el Ebro, el ministro de Hacienda guarda silencio al pasar por el Congreso mientras 25.000 millones de nuevos recortes planean sobre las atribuladas cabezas de la ciudadanía en espera de que se forme nuevo gobierno. Las preguntas son: ¿Sería necesario meter la tijera si esta panda de ladrones y defraudadores cumplieran religiosamente con sus obligaciones?  ¿Si se les obligara a devolver todo lo robado?¿Haría falta empeorar aún más nuestros paupérrimos recursos si se atacara con contundencia la ingeniería financiera que lo permite?
Esas cosas pasan-  alega Marianico-  Los políticos también somos seres humanos. Y no le falta razón. Esas cosas pasan hasta en países tan transparentes como Islandia. La diferencia es que allí se obliga a dimitir a los "manguis" y se manda a la trena a los banqueros facinerosos. La amnistía fiscal no es una posibilidad en la tierra de los geiseres.
Rajoy reconoció que no maneja mucho la tecnología digital. Aseguró tener tuit ¿...?, Facebook y saber mandar algún SMS. De esto último no nos queda duda alguna. Últimamente su servidor de mensajes debe estar echando fuego enviando sus "Sé fuerte" a los cientos de casos aislados que le brotan como setas al Partido Popular. Yo le sugiero ponerles un gimnasio, en algún penal privatizado, donde puedan ejercitar la musculatura (ya que la conciencia no se puede reforzar haciendo pesas).
Pero los cortocircuitos neuronales de don Mariano no acabaron aquí. Llegó a cuestionar que miles de víctimas del franquismo siguieran enterradas en fosas ignotas y añadió que el Gobierno no podía hacer gran cosa por arreglarlo. La cuestión es que un sindicato noruego de electricistas pone más empeño y dinero en este asunto que nuestro propio estado. ¿Será que los electricistas noruegos son muy y mucho mejores españoles que nuestros políticos? Me inclino a pensar que sí.
Pero donde triunfó rotundamente fue al afirmar que no creía que muchos españoles ganaran el salario mínimo interprofesional. ¡Qué gran verdad! Entre parados sin prestaciones, jubilados con pagas miserables, contratos a tiempo parcial y trabajo esclavo un gran número de compatriotas no alcanzan a tener unos ingresos de poco más 600 euros mensuales. ¿Cuánto confeti se puede comprar con tan poca pasta? Que le pregunten a Ana Mato que con los 53.463 euros de indemnización que recibirá por tener que abandonar su cargo no tiene suficiente ni para un par de fiestas de cumpleaños. ¡La pobre!
Hace unos días, en Arabia Saudí, se iba a realizar un seminario para dilucidar si las mujeres son seres humanos. Otro gran país con el que mantenemos relaciones comerciales, diplomáticas y de entrañable amistad entre mandatarios. Al final tuvieron que suspenderlo por unos cuantos tiquismiquis que pusieron el grito en el cielo. Pese a la opresión totalitaria y religiosa que padecen los saudís, especialmente las mujeres, el asunto resultaba excesivamente escabroso hasta en este medieval reino que lidera el ranking en ejecuciones públicas y provee de armas a los yihadistas. Pero la barbarie de los jeques no ha sido óbice ni cortapisa para que el gobierno español haya conseguido un récord histórico en la venta de armas a este estado.
Ni tampoco el oscurantismo que envuelve a China sobre el respeto a los derechos fundamentales ha impedido que nuestros negocios se tambaleen un ápice. Y pese al odio que suscita en "la gente de bien" el régimen venezolano, habría que matizar que el gobierno de Rajoy también le vendió armas y buques de guerra por valor de mas de diez millones de euros en 2015. La pela es la pela.
Todo ello me lleva a considerar que la afirmación de Mariano podría ser objeto de un seminario más ajustado a los hechos: ¿ Son los políticos seres humanos? Las conclusiones podrían ser esclarecedoras. Si al menos constatáramos que pertenecen a una sub-especie o que forman parte de una avanzadilla extraterrestre dispuesta a destruir nuestro planeta entenderíamos mucho mejor sus desvaríos. Si pudiéramos quitarles la careta algunos mostrarían las escamas de reptiles. Vayan preparando sus declaraciones ratoncillos. Hay que alimentar a la Bestia. ¡Ay lagarto, lagarto!

JE SUIS ZAHRA

JE SUIS ZAHRA


Según dice la ONU y el propio papa Francisco estamos viviendo la tercera guerra mundial. Estoy de acuerdo. Millones de seres humanos sufren en sus carnes la violencia de unos estados más interesado en controlar posiciones geo-estratégicas que en preservar del horror la vida de los ciudadanos. El zarpazo terrorista también alcanza nuestra zona de confort occidental. Esa atalaya desde la que observábamos la injusticia y el abuso que se ejerce sobre gran parte del planeta ya no es invulnerable. Si antes bastaba con cubrirnos con un impermeable virtual para evitar que nos afectaran las salpicaduras de sangre de otras etnias y nacionalidades, ahora es nuestra propia sangre la que mana a causa del odio y la sinrazón del terrorismo. "Je suis Charlie", "Je suis Bruselas", repiten las buenas gentes europeas. Pero pocos entiende que "Nous sommes Pakistan, Siria, Yemen o NIgeria". Que las víctimas que este sucio conflicto produce a diario en otros muchos países debieran hermanarnos frente a los sátrapas que gobiernan el mundo.
Es complicado desenredar la maraña que ha provocado esta espiral de terror. El primer grupo yihadista sunnita no surgió como una reacción del islamismo fanático. Fue creado por el ex-presidente Jimmy Carter en 1987 para derrocar al gobierno marxista de Kabul y cercar a la Unión Soviética con un cortafuegos religioso. Es solo el principio de un plan orquestado por Washington. Por un lado financian el terrorismo religioso contra el anticapitalismo para luego erigirse en salvadores con la milonga de acabar con su propio invento.
Es la estrategia del bombero pirómano. Un juego perverso que también contribuye a que los fabricantes de armas se pongan las botas gracias a la hipocresía de gobiernos como el español que vende armamento a Arabia Saudí aún a sabiendas que acabará en manos de los terroristas. Armas que servirán para seguir asesinando inocentes, también en Europa.
Mientras tanto, el fascismo retorna de su duermevela en occidente. En Bruselas, hordas de neonazis son escoltados por la policía para reventar el acto en homenaje a las víctimas. Pisotean las flores con la misma furia que Europa se blinda ante la emergencia humanitaria más grande de la historia contemporánea. El terror creado por unos y por otros anula el principio inalienable de los derechos humanos. Privatizamos la conciencia transfiriendo a Turquía este problema a cambio de un puñado de monedas de plata.
Desde un centro de retención de refugiados, el activista español Benjamín Julián nos envía una foto que define la miseria moral que atravesamos. En la imagen Zahra, una niña de seis años, intenta romper la verja con un cuchillo de plástico. Zahra no entiende de intereses económicos o geo-políticos. Es solo una pequeña que ha perdido su infancia huyendo de una muerte segura para toparse con la crueldad de quienes deberían darle cobijo. Su inocente acto de rebeldía es un aldabonazo inocuo que no conmueve la hipócrita mirada de la vieja Europa. De mis entrañas nace un grito desesperado: "Je suis Zahra". Pero en realidad, los hechos me demuestran que el grito unánime debiera ser otro: "Nous sommes la merde". Una mierda podrida, sin paliativos ni paños calientes.
El negocio que para algunos países supone el terrorismo actúa como un poderoso emético para que renunciemos a la libertad, la igualdad y la fraternidad entre los pueblos. Tenemos suficiente información para no caer en su trampa. Suficientes datos para intuir que somos manipulados. Tras el 11S EEUU bombardeó Afganistán. Sin embargo 15 de los 19 terroristas implicados eran de Arabia Saudí. Hubo respuesta, pero más adecuada a los intereses económicos de las superpotencias que a la realidad de la autoría de la
masacre. Quienes han atentado en Francia o Bélgica eran en su mayoría de nacionalidad europea. Sin embargo los bombardeos se centraron en Siria. ¿Por qué razón?
Zahra insiste tozudamente en hacer un agujero que la libere de las aberrantes alambradas. ¡Pobre niña! Ojalá pudiéramos sobreponernos a la ignorancia, a la cobardía, al miedo elaborado, a la comodidad que supone aceptar las mentiras oficiales para ayudarle a arrancar esas verjas y arroparle en nuestros brazos. Pero el sueño de la razón, ya lo decía mi paisano Goya, produce monstruos. Nos roba la inteligencia, la bondad y la empatía. El mundo no es una mierda. ¡NOUS SOMMES LA MERDE!

EL HONOR DE SER FREGONA

EL HONOR DE SER FREGONA

Se puede decir más alto pero no más claro. Al final, cada cual es cada quién, y saca lo que lleva dentro como puede. Es el caso del concejal del PP Oscar Belmán Boldú que, refiriéndose a  la alcaldesa de Barcelona, esputó la podredumbre que alberga su cerebro con la
siguiente afirmación: " En una sociedad sana y seria, Ada Colau se dedicaría a fregar suelos". Pues claro que sí amigo. En una sociedad sana y seria, como esa España franquista que usted rememora comparándola con una Arcadia feliz, una pelada como la Colau estaría de rodillas, puliendo los suelos de su santa madre a cambio de un puñado de garbanzos. Y es que la plebe se está viniendo arriba porque, ¿Cuándo se ha visto en este país con olor a cerrado y sacristía y señoronas con peineta combinada con collares de perlas que los hijos y nietos de los miserables pretendan gobernar un ayuntamiento u ocupar los escaños del Congreso? Y qué mejor manera de vejarlos que esa comparación con lo que, usted señor Belmán, considera lo más degradado y bajuno de la sociedad: las fregonas.
Y digo fregona, que no limpiadora, porque con especímenes de su calaña se me vienen abajo los prejuicios eufemísticos. Como servidora pertenece a ese despreciado estrato social me atreveré a corregir la intencionalidad de sus profundas palabras. Cuando dice que la alcaldesa rojeras debería fregar suelos no está ofendiendo a Ada Colau. En realidad está enseñando la pezuña clasista y montaraz de la derechona más rancia y despreciable. Las fregonas, como la que firma este artículo, hemos contribuido a que nuestras hijas e hijos tengan acceso a una educación que a nosotras se nos fue negada a fuerza de dejarnos los riñones escoscando las casas de muchos señoritos. Puede que, por nuestro oficio, se nos vea con frecuencia arrodilladas. Pero no se engañe porque nuestras genuflexiones, obligadas por trabajos penosos y mal pagados, rebosan más dignidad que las hipócritas hincadas de rodillas de personajes clasistas como usía que hoy en día despreciarían al propio Jesucristo por ser el hijo de un humilde carpintero.
Y no es por nada, pero indagando en su blog y su twitter, observo que sus venerables padres malgastaron el dinero proporcionándole estudios en reputadas, católicas y carísimas escuelas. ¿Cómo puede un individuo de su alcurnia cometer tantas faltas de ortografía en tan escasos caracteres?: "La bolsa flutuando"... " Y cómo dije en su día, a veis abierto la veda..." Y solo son breves ejemplos de la burricie que le agarra. Aunque claro, cuando el dinero y la posición le vienen a uno por herencia no necesita atesorar cultura. Con tener la buchaca bien cubierta sobran las florituras. Será por eso que aboga por cerrar las facultades de filosofía y ciencias políticas, Pensar no es cosa que agrade a los oligarcas. Y más, si los que acceden al saber, son los retoños de los siervos de la gleba. Esos que nunca tendrían que haber abandonado su posición de santos inocentes, explotados e ignorantes para mayor gloria de las estirpes privilegiadas.
Pero a pesar de cromañones iletrados como usted la sociedad ha evolucionado. Y hasta una humilde fregona puede correrle a collejas dialécticas para que retorne a la caverna ideológica de sus ancestros. Ya sé don Oscar que usted, como otros de su calaña, añoran esos tiempos de mucamas humilladas y jornaleros uncidos por un yugo. En ello andan, con reformas laborales que quieren condenarnos a los salarios del hambre acusándonos de vivir por encima de nuestras posibilidades mientras saquean las arcas del dinero público.
Pero ya no somos tan santos ni tan inocentes. Ni siquiera esas fregonas a las que usted nos considera pura escoria. La basura está solo en su cabeza. Una suciedad inmunda que, como profesional del gremio, me ofrezco voluntaria a retirarle a base de lejía y de estropajo.

Nota al margen: No he podido evitar que mi artículo versara sobre este ponzoñoso menda pero quiero recordar que estamos a 24 horas de que Europa ratifique su miseria moral con el destino de los refugiados sirios. También Europa necesita un buen fregado de conciencia, si es que alguna vez la tuvo. Solo quiero añadir que NO EN MI NOMBRE. Ahora mi corazón de fregona se desangra en solidaridad con los que huyen de la guerra, de las torturas, con los niños desaparecidos (carne de explotación sexual o tráfico de órganos), con las madres y padres que ven morir impotentes de hambre y frío a sus criaturas mientras los mandatarios europeos se lavan las manos como Pilatos hipócritas e indecentes. Hoy, los refugiados, son también mis compatriotas. Y la historia juzgará estos actos, no lo duden, con la misma crudeza que otros capítulos negros de nuestro infame pasado. Pero ya será tarde para ellos. Y si existe dios, no tendrá indulgencia con esta Europa muerta de líderes canallas y desalmados. Pero, visto lo visto, empiezo a creer que dios también ha muerto.

LA TERNURA DE LOS PUEBLOS

LA TERNURA DE LOS PUEBLOS

(Dedicado a la asociación de abuelos indignados del barrio zaragozano de Las Delicias)


"No quiero pasar el tiempo que me queda jugando a las cartas o a la petanca. Quiero contribuir a la lucha para recuperar los derechos perdidos para nuestros hijos y nietos. Aportar mi experiencia para conseguir un futuro mejor para las generaciones venideras"
Ayer recibí una llamada de una mujer llamada Charo a la que no conocía personalmente. Me contó que pertenece a una asociación de abuelos indignados y me hizo un encargo que gustosamente trataré de llevar a cabo. Charo, junto a otras personas mayores, no se resigna a quedarse en la cuneta del ostracismo a la que son relegados muchos jubilados. Puede que sus ojos o sus piernas no cuenten con la viveza y la agilidad que gozaron en sus años mozos. Pero su corazón sigue manteniendo esa chispa de rebeldía que se prende frente a la injusticia y la hipocresía de una sociedad que parece rendida a los argumentos de los poderosos. En realidad, son más jóvenes que otros ancianos prematuros, cadáveres con carcasas maqueadas, que deambulan por la vida como nuevos fariseos siempre prestos a descargar la frustración de sus estériles existencias sobre las víctimas del sistema mientras asumen los falsos sofismas de los filibusteros.
Charo, como muchos de nuestros mayores, no tuvo una vida fácil. Ellas y ellos vivieron los años de la posguerra, de los salarios del hambre, de la falta de libertades de una dictadura cuya fantasmagórica sombra colea hasta nuestros días. Se comprometieron, a veces pagando un alto precio por ello, para que sus hijos y nietos no tuvieran que atravesar las mismas penurias que ellos padecieron. Para dignificar sus derechos laborales y sociales. Para enseñarles que el camino de la libertad y la justicia social debe pasar siempre por la solidaridad con los más débiles. Pero todo su esfuerzo, sus esperanzas depositadas en la gestación de un mundo mejor, se vienen abajo cuando observan el egoísmo cicatero y miope que reina a su alrededor.
"Quiero pedirte que escribas- me apremiaba Charo- sobre esa gente mezquina que culpabiliza a los desahuciados, a los caídos en desgracia, de su propia ruina" . Me relató como se le abrían las carnes cuando oía emitir juicios irreflexivos a quienes han tenido la suerte de conservar su trabajo y sus posesiones durante esta crisis impostada que se ha llevado a tantos por delante. Vivían por encima de sus posibilidades, apostillan los nuevos fariseos (así los define ella). Se metieron en créditos e hipotecas con alegría inconsciente y ahora deben asumir las consecuencias. Ese es el mantra que los poderes fácticos, a fuerza de repetirlo, grabó en las neuronas de muchos individuos acríticos para tranquilizar a la voracidad de los mercados. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto?, ¿Quién vivía por encima de sus posibilidades?, ¿los ciudadanos?, ¿el Estado? ¿Qué querían decir con vivir por encima de nuestras posibilidades? Algunos se referían a quienes se dejaron embaucar por esa España que iba como un tiro económicamente en la que los bancos apremiaban a endeudarse hasta las cejas prometiéndoles que el valor de sus adquisiciones se podría incrementar exponencialmente. Otros señalan al estado de bienestar, con la mezquindad incrustada hasta la médula, aduciendo que esas ayudas, que muchos de ellos también recibían, arruinaron definitivamente al país. La cuestión es buscar culpables en el ciudadano de a pie o en los gastos sociales del estado a los que tildaban de despilfarradores.
Pocos recordaban aquellos "maravillosos años" del boom inmobiliario, de los pelotazos de los gurús del ladrillo y del mercado inmobiliario. España iba bien- decía el ínclito presidente Aznar- y a nadie se acusó entonces de vivir por encima de sus posibilidades. Una burbuja ficticia que se siguió alentando durante el gobierno de Zapatero aún a sabiendas que´, más pronto que tarde, había de explotar.
La sensación de crecimiento desenfrenado de la economía en los supuestos años de bonanza contrastaba con las cifras correspondientes a los salarios reales, que cayeron un 8% entre 1996 y 2008. En el intervalo de 1999 a 2005 los beneficios empresariales en España crecieron un 73% -más del doble de la media de la Europa de los 15-, mientras que los costes laborales aumentaron apenas un 3,7% -cinco veces menos que la Europa de los 15. La brecha entre las rentas de los ricos y los asalariados en este país no ha dejado de crecer desde entonces. De estos datos se puede inferir que no todos los trabajadores se endeudaban por el placer de comprarse un BMW, sino principalmente por la disminución real de su capacidad adquisitiva.
Los ricos se hicieron más ricos durante este periodo pero también se beneficiaron de la crisis gracias, en gran medida, a la explotación laboral y a unos beneficios fiscales que son impensables en sociedades evolucionadas como Suecia o Finlandia (el 1% de las rentas altas solo pagan el 20% de lo que contribuyen sus equivalentes en estos países nórdicos).
Hacernos sentir culpables a los ciudadanos es parte de la estrategia neoliberal para que así se asuman dócilmente los recortes que acaban beneficiando las entidades financieras y a las grandes fortunas. Es el precio para redimirnos de nuestros hipotéticos "pecados".
Charo, y sus compañeras y compañeros, se definen como "abuelos indignados" pero su lucidez rechaza los falsos dogmas que otros, muchos más jóvenes, repiten como loritos amaestrados. Ellas y ellos saben que la solidaridad es la auténtica ternura de los pueblos aunque no hayan leído a Gioconda Belli ni tuvieran la oportunidad de acceder a una educación digna ni a una vida acomodada. Paradójicamente, comprenden mejor el presente y velan por garantizar el futuro de quienes tomarán su relevo en este planeta.
Merecen toda mi admiración y mi respeto. Sería un crimen imperdonable defraudarles.

LA TUMBA

LA TUMBA


En el último programa de Salvados, Jordi Évole  ha traído a la desmemoriada memoria de nuestro pasado reciente otro capítulo oscuro y despreciable. Se trata de los esclavos del franquismo, presos políticos de la dictadura obligados a trabajar en la reconstrucción del país tras la contienda civil en condiciones infrahumanas. Gran parte de la audiencia, sobre todo los más jóvenes, ignoraban esos hechos. No es de extrañar. La denominada "reconciliación nacional" se cimentó sobre el silencio y la ignorancia. Sobre un olvido premeditado que abandonó miles de cadáveres en fosas improvisadas e hizo desaparecer páginas de la historia manchadas con la sangre de nuestros conciudadanos. El relato del hambre, de las torturas, de las ejecuciones y los trabajos forzados se barrió bajo la alfombra con la excusa de no reabrir las heridas. Ni siquiera la llegada de la democracia pudo desamordazar la sórdida realidad que padecieron muchos hombres y mujeres sometidos a toda clase de abusos y vejaciones.
Los esclavos del franquismo fueron víctimas de la venganza de los golpistas pero, sobre todo, contribuyeron al enriquecimiento de algunas corporaciones y empresas afines al régimen fascista. Empresas que, hoy en día, continúan siendo punteras en el estado español.
Hablamos de Dragados y Construcciones, Entrecanales y Távora (actualmente conocida como Acciona), Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), RENFE o Huarte (OHL), cuyos dirigentes no reconocieron, ni reconocen, la explotación. Compañías públicas y privadas que en la actualidad cotizan en el IBEX 35 y se invisten de legitimidad moral para interferir en la política contemporánea. Amén de seguir consiguiendo contratos públicos y adjudicaciones gracias a sus alianzas con algunos círculos del poder.
Es cierto que en Alemania ocurrió algo parecido tras la segunda guerra mundial. Pero, a diferencia de aquí, las empresas implicadas pagaron por estos actos. La mitad de las indemnizaciones fueron a su cargo y la otra mitad a cuenta del estado.
El Valle de los Caídos fue construido con la sangre de estos trabajadores forzados y todavía hoy, para vergüenza nacional, alberga el mausoleo de celebres fascistas como Primo de Rivera y el propio Franco. También los pantanos que inauguraba el "chaparrito" como símbolo de prosperidad y modernidad fueron edificados con la explotación forzosa de presos republicanos. El testimonio del historiador Antonio Martínez revela como la construcción de uno de estos pantanos fue denominado "La Tumba" porque el cemento acabó siendo la sepultura de los esclavos que morían gracias a las condiciones penosas en que debían realizar sus labores. Otro aspecto deleznable era el de la corrupción de los mandos responsables de estos presos que escatimaban en su alimentación y se quedaban con sus paupérrimos salarios sin ningún escrúpulo.
La dictadura franquista "alquilaba" a empresas privadas a los trabajadores forzosos. Un negocio redondo que explica el enriquecimiento acelerado que algunas, hoy respetables compañías, experimentaron entre los años 1936 y 1957. En "Franquismo y trabajo esclavo, una deuda pendiente" el investigador José Luis Martínez Molina expone una relación de más de 90 empresas que se beneficiaron de este convenio con el régimen. Una treintena corresponden a organismos oficiales, once a la Iglesia Católica, ocho al Ministerio del Ejército y el resto a compañías privadas.
Ahora que los casos de corrupción son el pan nuestro diario de la actualidad política quizás deberíamos poner la lupa en las grandes empresas que han seguido manteniendo alianzas lucrativas con las esferas del poder. Son los mismos perros, con collares similares, que se lucran del dinero público y que, a través de las organizaciones patronales, propugnan un nuevo modelo de esclavitud para las trabajadoras y trabajadores españoles. La CEOE afirma que es necesario contener las subidas salariales para poder crear empleo. Como su otrora líder ideológico Gerardo Díaz Ferrán, hoy encarcelado por sus múltiples chanchullos, sueñan con una clase trabajadora que reciba el salario del hambre mientras ellos se reparten los dividendos que genera la explotación laboral.
En esa nueva tumba, que se denominó Reforma Laboral, alentada primero por el PSOE y luego por el PP, quieren encementar los derechos que durante décadas fuimos arrancando a fuerza de sangre, sudor y lágrimas. El pacto entre PSOE y Ciudadanos, que se regocija en llamarse progresista y reformista, no tiene intención de levantar esa fosa en la que permanecemos enterrados. La Reforma Laboral no se derogará. Basta con unos meros retoques estéticos que no modifiquen el trasfondo. Así los gerifaltes podrán continuar amasando fortunas multimillonarias mientras la pobreza y la inestabilidad avanza entre los currantes españoles, Sin reparación ni memoria estamos condenados a sus modernos grilletes. ¡Ave IBEX 35, vuestros nuevos esclavos os saludan! Algunos incluso, os apoyan depositando su voto en vuestros aliados. Quizás ignoren que están cavando su propia tumba por un módico precio que satisfaga la voracidad de los mercados.

MATAR A UN RUISEÑOR

MATAR A UN RUISEÑOR

Foto: Primo Romero

Soraya era una joven de 37 años, trabajadora y madre de un niño pequeño, dueña de una sonrisa que irradiaba luz a su alrededor. Como casi todo el mundo, Soraya buscaba amar y ser amada. Pero se topó con un psicópata que confundía el amor con la posesión y el sometimiento. Le bastaron unas pocas semanas para detectar en él comportamientos alarmantes y decidió romper la relación. Es lo que todo el mundo nos dice que debemos hacer cuando nuestra pareja desarrolla unas características similares. Y ella lo hizo. La reacción del individuo fue una explosión de ira y frustración que le condujo a mantener a Soraya y a su hijo secuestrados a punta de pistola durante seis angustiosas horas. "Voy a mandar a tu madre a un sitio del que jamás podrá regresar"-  Sentenció el agresor dirigiéndose al niño de seis años. Nos dicen que debemos denunciar hechos parecidos y pedir protección. Y ella lo hizo. Unos días más tarde Soraya fue asesinada a tiros en su puesto de trabajo.
El crimen del que fue víctima es la crónica de una muerte anunciada. Su ejecutor había manifestado con hechos y palabras su firme intención de enviarla a un viaje eterno del que no podría regresar. Soraya hizo todo lo que los manuales recomiendan en estos casos pero nadie la estaba protegiendo cuando ocurrieron estos hechos. La policía había interpretado que el riesgo era mínimo y que bastaba con una orden de alejamiento. Una orden cuyo cumplimiento no iba a ser vigilado por nadie en absoluto.
El sindicato unificado de policía denuncia que la unidad de prevención y protección a las víctimas de la violencia machista ha perdido nueve de los diecisiete agentes que la integraban en Zaragoza. Al parecer, pese a las vergonzosas cifras de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex-parejas, algún gerifalte entendía que dedicar fondos y efectivos a este asunto era tirar el dinero. Y decidió recortar sin considerar que, al hacerlo, estaba recortando las posibilidades de supervivencia de Soraya y de otras mujeres que se hayan en la misma situación.
El delegado del gobierno en Aragón, el "señor" Gustavo Alcalde, hizo unas sorprendentes declaraciones culpabilizando a la víctima. En su opinión, era la propia Soraya quien debía haber avisado de que existía un riesgo real de que el malnacido homicida pudiera viajar 400 kilómetros para cumplir con su profecía.  Con un doble salto mortal y pirueta moral, la carga de la culpa recayó sobre Soraya por no prever su propio asesinato. Gustavo Alcalde (que cuenta con escolta personal y pone querellas criminales y órdenes de alejamiento a un profesor paralítico que reclama pacíficamente el fin de la ley mordaza porque se siente amenazado por el filo de sus cartulinas) dice que se interpretaron mal sus palabras. Sin embargo, no da lugar a ninguna mala interpretación por el desafortunado comentario de una diputada de Podemos que utilizó, con poco tino, una comparativa con el asesinato de Miguel Ángel Blanco. "Podemos no tiene pudor en pactar con quienes asesinaron a Miguel Ángel Blanco"- ha manifestado el delegado para zanjar el asunto. De nada sirvieron las disculpas de la diputada ni que asegurara haber condenado en su momento el asesinato del joven concejal. El ventilador de la mierda se había puesto en marcha frente a las peticiones de dimisión que todos los grupos parlamentarios aragoneses, excepto PP y PAR, estaban reclamando. Por cierto don Gustavo: ¿No son los mismos asesinos a los que su, otrora líder ideológico señor Aznar, definió como gudaris del Movimiento Vasco de Liberación y con los que reconoció haber negociado? ¡Ah pero la diferencia está en que Aznar no era de Podemos!. Para ser tan buen cristiano se ha olvidado del capítulo del evangelio que habla de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio.
Al final, pese al ruido de sables y los lapsus lingüísticos, la realidad es que Soraya ha sido asesinada y podría haberse evitado. Como en el viejo refrán: Entre todos la mataron y ella solita murió. Soraya, igual que los ruiseñores, no tuvo mayor pecado que derramar su corazón. Un cazador sin escrúpulos decidió que era mejor derramar su sangre. Una sangre que mancha de responsabilidad a alguien más que a su asesino material. ¿Cómo explicárselo a su hijo, a su familia?¿Cómo decirles que su sangre no la redime de la culpa?
Señor delegado, no existe mayor pecado que matar a un ruiseñor. Pero no tratar de impedir su muerte también es una falta grave. No se si a usted le bastará con la confesión. Pero los que no somos tan creyentes preferimos su dimisión porque nos importa más la seguridad de las mujeres amenazadas que la salvación de su alma inmortal. Sinceramente.

EL SUEÑO DE UNA SOMBRA

EL SUEÑO DE UNA SOMBRA

Aquel 23 de febrero de mi adolescencia preparaba un examen de griego del que debía rendir cuentas al día siguiente. La música de una vieja radio me hacía compañía mientras intentaba traducir un texto del poeta Píndaro: "σκιᾶς ὄναρ ἄνθρωπος".
(El hombre es el sueño de una sombra). Cómo intuir que la sombra que se estaba proyectando en nuestro país aquel día se podría alargar durante tantas décadas rehuyendo la claridad, escondiendo sus oscuros orígenes, dejando una yaga abierta en la sociedad que perdura todavía. No, no tenía ni idea de lo que estaba pasando ni tampoco podía dilucidar la gravedad del asunto. De repente, una marcha militar invadió mi alcoba. Intenté buscar otra emisora. La misma cantinela en todos los diales. Sonó el teléfono y una de mis hermanas mayores me explicó lo que estaba sucediendo. Un golpe de estado. Nuestra joven democracia, también en los albores de la pubertad, estaba siendo secuestrada a golpe de tanque y de pistola. Lo  que sucedió después forma parte de la historia. Al día siguiente, en el instituto donde estudiaba, unos jóvenes con la bandera de España en la solapa, bates de beisbol y puños americanos, nos estaban esperando. Puede que el golpe hubiera fracasado pero los cachorros de Blas Piñar, los flamantes machacas de Fuerza Nueva, no estaban dispuestos a tragarse la derrota. Querían un baño de sangre roja para liberar su frustración. Y aplicando su lógica cavernícola los lugares adecuados para encontrarla eran los institutos públicos y la universidad. Pensar, estudiar o leer en libertad solo podía  ser cosa de rojos. Anguita dice que España es un país que se pone gallardo delante de un toro pero que ve un libro y sale corriendo. Demasiado a menudo, añadiría yo, es un país que embiste como un miura a los que lo están leyendo.
Volviendo a Píndaro. La imagen de la sombra invade la literatura universal. Platón, Dante, Demócrito, Cervantes, Poe, Baudelaire, Lewis Carroll, Kafka, Rimbaud, Nietzsche o Rilke también han sido autores que han aludido a esa figura retórica en sus textos. La sombra frente a la iluminación. La miseria moral contraponiéndose a la grandeza humana. Ha pasado mucho tiempo desde aquel 23-F. Tiempo plagado de luces y de sombras. Pero algunas cosas todavía están en esa zona negra. En los actos de exaltación a la figura del Caudillo en el Valle de los Caídos, en la paella que Tejero y su hijo se preparan tranquilamente en un cuartel de la guardia civil mientras un grupo de trasnochados franquistas chupan con voraz nostalgia las cabezas de las gambas, en esos grupos de tarados envueltos en la bandera del aguilucho sangriento cuyos brazos se extienden, como los perros de Paulov, avisándonos de lo alargada que es su sombra (y lo diminuto de su cerebro) con total impunidad...
La penumbra que no cesa, tampoco en otros países. En Alemania, el nazismo toma cuerpo en  Beatrix Von Torch que dice que Marine LePen está situada a la izquierda y se proclama dispuesta a defender a tiros sus fronteras: "Dispararemos contra mujeres y niños si lo vemos necesario". En Sajonia, un nutrido grupo de arios de todas las edades y sexos celebran con jolgorio la quema de un centro que daba asilo a refugiados. Ellos también sueñan con las sombras. Y con un IV Reich forjado en otras noches de cristales rotos.
En Hungría se trata con saña a los refugiados sirios. También añoran esos umbríos tiempos del nazismo. Su sindicato policial (TMRSZ) declara abiertamente su morriña: “Teniendo en cuenta la situación actual, el antisemitismo no es sólo un derecho, sino el deber de todo húngaro que ame su patria,  y debemos prepararnos para una guerra contra los judíos”
Las sombras nos alcanzan por todas partes en esta Europa negra sin entrañas. Pero también es tiempo de grandeza. Los voluntarios en las islas griegas se juegan la vida para salvar las de otros. Se subvencionan ellos mismos el viaje y la comida y arrebatan al mar los cuerpos despreciados, maltratados, denostados por muchos, de unos desconocidos que huyen de la guerra. Que escapan de las sombras. En la isla de Lesbos un rayo de sol intenta desgarrar la noche eterna. La voz de Safo recita: Solo cerrando las puertas detrás de uno, se abren ventanas al porvenir. La luz espera.