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¡PLATO!, DIGO, ¡SINDICALISTA!

¡PLATO!, DIGO, ¡SINDICALISTA!

La tramontana derecha está sustituyendo su afición a jugar al pádel por otra modalidad ¿deportiva? más acorde con su naturaleza ultravisigoda: el tiro al pichón sindical. Se ha abierto la veda y todo lo que respira más allá de la sumisión al yugo se convierte en blanco de su artillería. Disparan a tontas y a locas, desaforados por reventar a estos avechuchos toca-pelotas. Sin aparente temor a que les explote la culata por estar utilizando tanta munición de escoria. ¡Están tan creciditos! Así que no les cuesta nada acusar a los sindicatos de indignos por haberse manifestado el 11-M. El mismo día que el PP celebró varios actos de campaña en la Comunidad Andaluza. Pero como dice una de sus sabias ideólogas: No debemos mezclar peras con manzanas (ni confundir piojosos sindicalistas con glamurosos peperos). En esta montería valen los raseros dobles, triples y los elevados al cubo si es menester. Los líderes obreros se presentan al personal como una especie de gánsteres que engullen caviar a espuertas mientras consultan la hora de la mani en sus fastuosos rolex. Que luego se demuestre que son toscas mentiras o comedias bufas no importa demasiado. Calumnia que algo queda. Esa es la máxima de voceros cinegéticos como Hermann Tertsch. Después de describir a los sindicalistas como parásitos privilegiados, establece un paralelismo entre los golpistas del 23-F y Méndez y Totxo. ¿ No les parece deliciosamente retorcido?
Pero no vayan a pensar que el proletariado sale indemne de esta balacera. Otro francotirador cavernario, Salvador Sostres, nos coloca de un pepinazo en el mundo real de don Neoliberal-Mal.  “Nada atonta tanto como vivir sin tener que pagar el precio y nada espabila tanto como la necesidad”, suelta el pavo a bocajarro. Traducción para las estultas masas trabajadoras: El hambre nos hará más listos.
Personalmente, el hambre, me pone de muy mal café. Y no digamos la idea de tener que oir el rugido de las tripas de mis hijos. De imaginar a nuestras espabiladas criaturas en un futuro hambriento de esperanzas. Reaparece la fiera y recobro los instintos- como decía Hernández- una piara de tigres que avanza por el mundo, así es el hambre. Ténganlo presente señores cazadores. Sitiados por el hambre, hasta los gorriones podemos ser panteras.

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