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El lenguaje ahogado de los muertos

El lenguaje ahogado de los muertos

 

Hace dos años que se aprobó la ley de la Memoria Histórica en España. Una ley que debería haber servido para poner voz al lenguaje ahogado de los muertos. Para llamar a las cosas por su nombre, sin miedo, sin ánimo de revancha pero con la determinación de no dejar paso nunca más a los liberticidas. Pero nació cobarde. Ni siquiera tuvo redaños para reconocer jurídicamente a las víctimas del franquismo ni a los españoles exterminados en campos de concentración europeos. Lo que sí reconoce es la legalidad del código penal que los condenó. A pesar de las resoluciones de la ONU, que proclamaron ya en 1945 que el régimen de Franco fué fundado con la colaboración de las potencias del eje y es fascista desde su concepción, en España, tras más de treinta años de democracia, no conseguimos sacudirnos el miedo y gestar una ley que equipare a las víctimas de la dictadura con las de las potencias del eje. Con un requiebro argumental kafkiano, la propia ley reconoce la ilegitimidad del orígen de los tribunales franquistas pero acepta su legalidad. Se arroja otra paletada de tierra sobre la dignidad de las víctimas que, al no ser admitidas como tales por la jurisprudencia, no ven reivindicada su memoria y no son tratadas con la justicia que merecen. Ni el rumor´indignado de los cadáveres que se eleva desde las cunetas y las tapias de los cementerios, es suficiente acicate para actuar como un estado democrático al que le repugne esconder su bazofia bajo la alfombra.

 Podemos seguir sofocando sus voces con leyes aberrantes con la excusa de no urgar en las heridas. Con esa hipócrita asepsia de los que dicen no querer ahondar en la fractura de la sociedad y actúan como pusilánimes perpetrando una ley injusta y amedrentada. O podemos pararnos a escuchar el lenguaje de los muertos que no reclaman venganza sino justicia. Y que nos avisan de que, un pueblo que no es capaz de plantar cara a los errores de su pasado, está condenado a repetirlos.

Publicado en Público el 23 de enero del 2010 y en Diagonal Aragón

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