BANQUEROS DE PATA NEGRA
El presidente del BBVA advierte que "los populismos pasan facturas muy largas y tienen las patas muy cortas". Francisco González impartía un curso en la universidad Menéndez Pelayo de Santander que se llamaba El nuevo modelo económico; lecciones de la crisis. Si alguien está legitimado para dar lecciones sobre la crisis es un banquero. No solo han conseguido que la ciudadanía se hiciera pagana de sus desafueros. Además han seguido manteniendo sueldazos y privilegios por parte de unas entidades rescatadas con dinero público en plena recesión. ¡Tiene cuajo el asunto! Mientras el populacho se iba empobreciendo a causa de los recortes impuestos para abonar la orgía financiera, los banqueros se permitían el lujo de pontificar sobre la necesidad de rebajar los salarios de los trabajadores o suprimir las ayudas sociales.
Ellos no tienen las patas cortas. Provienen de estirpes familiares bien nutridas durante generaciones. Son más bien de pata negra. Y otra cualidad anatómica que les diferencia es tener la mano larga. La de pillar la pasta de la plebe.
La misma plebe a la que se refiere con paternalismo despectivo cuando asevera: "Las personas que más han sufrido con la crisis son más vulnerables al populismo". Pues va a tener razón el señor banquero en que los desahuciados,los parados o los trabajadores que cobran salarios de hambre son más vulnerables a un discurso que habla sobre justicia social y un equitativo reparto de la riqueza que al que vienen escuchando hasta estos días. Somos así de simples los parias de la tierra. Pero Francisco González, que es un tío ilustrado y muy leído, hace una llamada a la "sensatez" recurriendo a Shakespeare: "No hay atajos ni fórmulas mágicas. Hay que atenerse a lo que hay. Lo demás es el sueño de una noche de verano". La cuestión es que, lo que hay, es una pesadilla para la clase trabajadora. Y una de las lecciones que algunos han aprendido de esta crisis es a despertar de esa realidad virtual inmutable e incuestionable que nos venden los gurús de la economía.
A despertarnos de su pesadilla. Soñar es parte del proceso. Pero además va a hacer falta mucha generosidad y trabajo para que germinen esos sueños.
Yo no se si es populista imaginar una sociedad más justa y equilibrada y empujar para lograrla. Sabemos que no hay hatajos y que, por el contrario, el camino va a estar lleno de trampas y emboscadas. Sabemos lo que hay perfectamente. Algo más de un billón que los banqueros de pata negra deben a la ciudadanía en concepto de la extorsión de la que fuimos objeto para tapar sus trapacerías. No se nos olvida mientras les oímos hablar de lo malos que son los populismos y lo tontitos que pueden llegar a ser los pobres. A ellos les ha ido muy bien con gobiernos más tradicionales. Más como dios manda y el FMI dispone. Ahora la cosa se está poniendo al rojo vivo y temen que sus jugosas patas acaben pisando el fango.
Un lejano clamor de piaras de bellota se escucha en lontananza. Una música inquietante para cualquier noche de verano. A mi me recuerda más al "Silencio de los Porcinos". ¿O no era ese el título? Aunque silencio, lo que se dice silencio, no están guardando las criaturas. Chillan y chillan ante la expectativa de que alguien pueda quitarles el chollo. Eso sí que les roba el sueño. Eso es lo que está provocando sus pesadillas.
Ellos no tienen las patas cortas. Provienen de estirpes familiares bien nutridas durante generaciones. Son más bien de pata negra. Y otra cualidad anatómica que les diferencia es tener la mano larga. La de pillar la pasta de la plebe.
La misma plebe a la que se refiere con paternalismo despectivo cuando asevera: "Las personas que más han sufrido con la crisis son más vulnerables al populismo". Pues va a tener razón el señor banquero en que los desahuciados,los parados o los trabajadores que cobran salarios de hambre son más vulnerables a un discurso que habla sobre justicia social y un equitativo reparto de la riqueza que al que vienen escuchando hasta estos días. Somos así de simples los parias de la tierra. Pero Francisco González, que es un tío ilustrado y muy leído, hace una llamada a la "sensatez" recurriendo a Shakespeare: "No hay atajos ni fórmulas mágicas. Hay que atenerse a lo que hay. Lo demás es el sueño de una noche de verano". La cuestión es que, lo que hay, es una pesadilla para la clase trabajadora. Y una de las lecciones que algunos han aprendido de esta crisis es a despertar de esa realidad virtual inmutable e incuestionable que nos venden los gurús de la economía.
A despertarnos de su pesadilla. Soñar es parte del proceso. Pero además va a hacer falta mucha generosidad y trabajo para que germinen esos sueños.
Yo no se si es populista imaginar una sociedad más justa y equilibrada y empujar para lograrla. Sabemos que no hay hatajos y que, por el contrario, el camino va a estar lleno de trampas y emboscadas. Sabemos lo que hay perfectamente. Algo más de un billón que los banqueros de pata negra deben a la ciudadanía en concepto de la extorsión de la que fuimos objeto para tapar sus trapacerías. No se nos olvida mientras les oímos hablar de lo malos que son los populismos y lo tontitos que pueden llegar a ser los pobres. A ellos les ha ido muy bien con gobiernos más tradicionales. Más como dios manda y el FMI dispone. Ahora la cosa se está poniendo al rojo vivo y temen que sus jugosas patas acaben pisando el fango.
Un lejano clamor de piaras de bellota se escucha en lontananza. Una música inquietante para cualquier noche de verano. A mi me recuerda más al "Silencio de los Porcinos". ¿O no era ese el título? Aunque silencio, lo que se dice silencio, no están guardando las criaturas. Chillan y chillan ante la expectativa de que alguien pueda quitarles el chollo. Eso sí que les roba el sueño. Eso es lo que está provocando sus pesadillas.
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