TONELADAS DE CONFETI
Las lenguas de doble filo han hecho saltar la alarma sobre la destrucción masiva de documentación que se está produciendo en algunos ayuntamientos, como el de Madrid u Oviedo, desde el día siguiente a las elecciones municipales. Las trituradoras no paran de funcionar a tiempo completo. Los contenedores acumulan contratos y otros comprometedores papeles hechos añicos. Documentos pulverizados que podrían contar historias truculentas sobre la gestión de los consistorios salientes, de sus actividades poco claras, de los marrones que heredarán los nuevos inquilinos. De las dificultades que hallarán para poder cumplir sus programas políticos cargando a sus espaldas con un legado envenenado que intentará atarles las manos a la espalda.
¡Más papeles!- vocifera el diligente funcionario que supervisa el destrozo. Las máquinas engullen a todo ritmo engrasadas por la premura que impone el día 13 de junio y la toma de posesión de los nuevos ayuntamientos . Cuando lleguen los soviets tendrán espacio libre, archivos despejados, ordenadores limpios con discos duros nuevecitos. ¿De qué se quejan estos suspicaces perro-flautas?
Como ya he dicho, este es un país de mal pensados. Evidentemente no existe ánimo de ocultar nada en esta maniobra. Es un gesto de hospitalidad con los que, por voluntad popular, van a ocupar su puesto. Solo desalojan sus efectos personales. Ya se sabe: las fotos de los niños y la porquería acumulada en sus despachos tras años de desidia amontonada.
Pero, o tienen muchos hijos o es que han sido cochinos hasta decir basta porque Ana Botella ha tenido que contratar un camión extra para poder dejar como la patena el Palacio de Cibeles.
Todos sabemos la afición al confeti de algunos cargos del PP. Ahora podrán nadar entre las toneladas de diminutos chanchullos hechos migas. Revolcarse entre sus trituradas desvergüenzas.
Quizás sea su última celebración erótico-festiva antes de que los bolivarianos, pro-etarras de ISIS, quemaconventos y violadores de monjas les manden a casita.
Tienen muy mal ganar estos señores. Pero nadie puede reprocharles su querencia al reciclaje. Incluso he oído que existe una propuesta para sustituir del escudo de Madrid el madroño por una rutilante trituradora donde el oso introduciría los fundamentos de la democracia. Para que nadie diga que no son ecologistas.
Y además crean empleo. Ya se está estudiando poner una franquicia de máquinas destructoras de papel en la esquina de cada sede pepera.
Cuando lleguen los rojos no quedará polvo ni paja que dificulte su entrada. Tampoco pruebas que demuestren las actividades delictivas ni las corruptelas de los desahuciados por las urnas.
Ni siquiera encontrarán mierda bajo las alfombras. Sospecho que, hasta estas, han seguido el mismo camino hacia el vertedero. Un muladar de carroña que simboliza como nada su idea de lo que es la Marca España.
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CHARO -