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COMO CABRAS

COMO CABRAS
Para el calendario chino, el 2015 será el año de la cabra. Bien, me identifico plenamente con el animalejo. Soy adicta a la hierba y a trotar por los riscos, física y metafóricamente, sin que los descalabros habituales amilanen mi natural inconsciencia. Llevamos arrastrando unos años de amargura y desengaños que han proporcionado a nuestra sociedad una dolorosa lucidez. La gente corriente, somos ahora conscientes de que la política influye directamente en nuestras vidas. De que si queremos un sistema ajustado a las necesidades de las personas y no del capital, no podemos limitarnos a depositar un voto en una urna cada cuatro años y dejar que otros decidan el destino. Vamos que, como a las cabras, no nos queda de otra que echarnos al monte.
Existe un tipo de cabras que, en situaciones de estrés o miedo insuperable, se paralizan y caen desplomadas al suelo. La cabra ibérica no es de esas. Es una bestia noble pero si se le acorrala 
arremete corajudamente contra el enemigo. Y acorralados nos quieren. Han puesto mucha energía (pico pala, pico pala) para cerrar cualquier resquicio a la esperanza. Para paralizarnos de miedo, para taparnos la boca con mordazas. 
En el 2015 se dirimirán muchas cosas. La primera, si este pueblo piensa seguir soportando "cabronadas" de parte de unos políticos insensibles y ajenos que forman parte del engranaje neocón o quiere experimentar una democracia real y directa. Para lo segundo hay que mojarse. Los cambios no surgen de forma espontánea, menos cuando hay poderosos intereses en juego. 
Habrá que empujarlo con cuernos y testas. Con determinación caprina. Despreciando los sustos que quieren volver a ponernos de rodillas.
Yo  espero que el 2015 pueda ser el año de la poesía. El año en el que recuperamos la sonrisa y tomamos partido hasta mancharnos. Podemos ser los ingenieros de nuestro futuro. Construir un mundo nuevo que no sienta aversión a la utopía. Más justo, más humano. 
Será que, igual que a las cabras, los años no me aportan prevención ni mesura. Si algo aprendo de los desengaños es a soñar con más fuerza. Apretando los puños y los dientes.  No entiendo otra manera de sobrevivir que me merezca la pena. 
¡Feliz 2015 para casi tod@s! Ojalá consigamos recordarlo como el año que echamos a andar todos los sueños. Aún a riesgo de que muchos nos quieran tildar de cabras locas.

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