HUMANIDAD UNIVERSAL
Cambiamos de titular del ministerio de sanidad. La señora Mato pasa a ocupar un puesto privilegiado en el museo del horror (sección: Cómo destruir uno de los mejores sistemas sanitarios del planeta sin faltar a una sesión de rayos uva). Pero no es por su ineptitud, falta de sensibilidad social o pésima gestión que doña Ana haga el mutis ministerial. Ni siquiera por la funesta gestión de la crisis del ébola que, dicho sea de paso, hasta Bob Esponja hubiera manejado con más soltura y eficacia. Es otra peste bien extendida, sobre todo en su partido, la que ha hundido el ministerio de la Mato. Un aroma a huevos podridos que la acompañó desde su nombramiento y que no ha podido camuflar ni bañándose en chanel tres veces al día.
Ocupa su cargo Alfonso Alonso. El hasta ahora portavoz dice tener la decencia de dar las gracias a la ex-ministra por su ejercicio de responsabilidad. Apunta maneras. Quiere seguir la estela de su antecesora. Mato y Alonso, una unidad de destino en lo ¿universal?. Bueno, al menos en el aspecto constreñido y mutilado que ambos le dan al concepto universal. Porque Alonso, como Mato, defiende que eso de la universalidad hay que mirarlo con lupa. Tanto que, ni siendo español, estás a salvo de quedarte sin tarjeta sanitaria.
Todo parece indicar que el ministerio de sanidad cambia de riendas pero no de ruta. Ya saben aquello: En que un tonto coge una linde... La privatización, más o menos camuflada, seguirá adelante. El co-pago dificultará el tratamiento de muchos enfermos y las 870.000 personas que desde el 2012, gracias a esta política "universal", perdieron su asistencia sanitaria continuarán multiplicándose.
La ong Red Acoge ha realizado un experimento que da mucho que pensar. ¿Y si te quitaran la tarjeta sanitaria?. Es una prueba que nos obliga a meternos en la piel de los excluidos. Con unos actores y una cámara oculta quieren mostrar la crueldad de una situación que miles de personas viven cada día porque lo marca el sistema. Un sistema diseñado para poner la sanidad española en manos de mercachifles y no al servicio de las necesidades de la gente.
El legado de la Mato, cuyo testigo recoge un alborozado Alonso, inhumanizó una sanidad que era el orgullo de todas y todos los españoles. Que el nuevo ministro tome nota. La sanidad no debe seguir siendo moneda para trapicheos indecentes. Si sigue por esa linde se va a dar de frente con una ciudadanía dispuesta a defenderla a cara perro. Una sanidad universal y pública que garantice el derecho a la salud de cualquier persona independientemente de su situación legal o económica. Es la única universalidad que algunos entendemos. Será, porque al contrario que ellos, seguimos siendo humanos. Vean el video de Red Acoge. Merece la pena.
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