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NOSOTROS TAMPOCO SOMOS TONTOS

NOSOTROS TAMPOCO SOMOS TONTOS
Aunque algunos meses consigo hacer alquimia con mi sueldo para llegar a fin de mes, reconozco que no soy economista. Pero empiezo a sospechar que los responsables políticos que justifican en términos económicos la privatización de servicios públicos fundamentales, no tienen (pensando bien) ni pajolera idea de lo que hacen. Cualquier mindundi como servidora, o el Tribunal de Cuentas de España sin ir más lejos, les puede enmendar la plana. Este organismo elaboró un informe en el 2011 que demostraba que la gestión pública de servicios como limpieza, jardinería o mantenimiento urbanístico resultaba mucho más barata y de mayor calidad que la privada. El discurso maniqueista neoliberal de externalizar para "ahorrar" se vino abajo por unos datos demoledores que demostraban que este sistema solo sirve para que unos pocos hagan negocio con el patrimonio de todos.
Sin embargo las conclusiones cayeron en saco roto. La fiebre privatizadora siguió extendiéndose a diestra y, sorprendentemente, a siniestra. Poderosas multinacionales como FCC son beneficiadas con adjudicaciones de contratos de servicios públicos en comunidades y ayuntamientos. Y eso, pese a que su ex-presidente, Mayor Oreja, tuviera que reconocer en la Audiencia haber hecho jugosas donaciones a algún grupo político. ¿Adivinan? Este hecho en sí, según la ley de financiación de partidos, bastaría para impedir a FCC, y a muchos otros, participar en un concurso público. Entonces una deja de pensar bien. Nuestros próceres políticos no pueden ser tan lerdos para ignorar todos estos datos. Va a ser queriendo, con premeditación y alevosía. De la derecha neocon, cabe esperar estas cosas. ¿Pero qué pasa con la izquierda? ¿Qué pasa en ayuntamientos como el de Zaragoza? El alcalde socialista Belloch, impasible el ademán, se abstiene de zanjar la huelga de parques y jardines aplicando la ley y rescindiendo el contrato a FCC por las irregularidades e incumplimientos de la multinacional.  Si la sensibilidad obrera del tripartito no es motivación suficiente para mediar en el conflicto quizás deberían observar otros parámetros. 
Algo se está moviendo entre los estratos más humildes de los colectivos de trabajadores. Empezamos a tener conciencia de que nos han dejado solos. De que tenemos que organizar la resistencia sin siglas ni banderas. Tendiendo redes entre colectivos, unificando luchas, organizando cajas de resistencia. Comprometiendo a la administración ante la opinión pública para que explique, con cifras y no con entelequias, ese supuesto ahorro de las subcontratas y la transparencia que se aplica a la hora de adjudicarlas. Nosotros tampoco somos tontos, aunque no lo crean. Y no nos cuadran las cuentas... ni las ideas.

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