LA HONRA DE LOS P-PRIZZI
¡Cosas veredes que harán temblar las paredes!- Le dijo el de la triste figura a Sancho Panza. Lo cierto es que, más que temblar, las paredes de la casa pepera deberían caerse de la vergüenza. Si tiramos de archivo reciente recordaremos que el PP intentó presentarse como acusación particular contra Barcenas. Según decían, Luis (el muy cabrón) era además de delincuente, un mentiroso patológico. Lo lógico sería entonces que el Partido Popular tendiera puente de plata para que la Justicia investigara todo cuanto pudiera demostrar esta teoría. Y por supuesto, pusiera a disposición del juez instructor los ordenadores que utilizó en el despacho cedido por el partido y que siguió ocupando tiempo después de que se supiera lo de su botín en Suiza. Más que nada por aquello de salvar la honra, si la hubiera o hubiese, de los miembros y "miembras" de la cúpula popular que se han visto señaladas por el dedo (el acusador, no el de la peineta) de Barcenas. Pero mire usted por donde, los discos duros de estos ordenadores han sido destruidos. ¿Obstrucción a la justicia? Desde el PP responden que es el procedimiento habitual. Es cierto. Cuando alguien intenta ocultar pruebas que le puedan comprometer, el procedimiento habitual del hampa consiste en destruir dichas pruebas. ¡Seamos serios! ¿Qué quieren que pensemos? Solo me ha faltado ver como Pujalte, al verse acorralado por las coherentes preguntas de la presentadora de Al Rojo Vivo, le espetaba medio histérico: "No estoy aquí p´a flagelarme", "Usted hace preguntas... ¡y quiere respuestas!". Sí, es una contrariedad señor Pujalte. Queremos respuestas. El esperpéntico escándalo en el que se está viendo envuelto este gobierno, viene a sumarse a una gestión anti-social que es incapaz de generar empleo y precariza el de los escasos "afortunados" que lo tienen. Tenemos muchas, muchas preguntas sin respuesta. También la de por qué la Justicia no ha sido más rápida en incautar los ordenadores de la discordia. Pero eso es otro cuento. O no. En este país, nunca se sabe.
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