UNA GANGA MORTAL
Españolitos que sufrís el paro, los desahucios, los recortes sanitarios, el chaparrón corrupto que os empapa cada día para descubrir que nuestras instituciones albergan infinitas cuevas de ladrones, la exclusión y hasta el bocado del hambre: Cesad en vuestras cuitas. Aunque seáis más pobres que las ratas, os podéis morir tranquilos por cuatro perras. La iniciativa ha salido de Valencia, una comunidad famosa por la aguda sensibilidad social de sus mandamases. Las pompas fúnebres valencianas, alentadas por su ayuntamiento, ofrecerán entierros "low cost" a sus clientes desempleados.
Por la raquítica suma de 500 euros, vuestros indignados huesos recibirán sepultura casi gratis. Solo se requiere que la familia del finado se encuentre prácticamente en la indigencia y lo avale con una pirámide de certificados que lo demuestren. La noticia no especifica las prestaciones que incluyen estas mortales gangas. Así que a una le da por pensar cómo piensan abaratar costes. Quizás la idea es enterrarnos en cajas de cartón reutilizables después de cada uso. O en sacos de patatas. Y también es posible que lancen ofertas para los menos tiquismiquis de esas de dos por uno. Si ustedes consienten compartir el último habitáculo con otro cadáver, el precio del sepelio será irrisorio. Otro privilegio más para los desempleados. Los muy frescos pueden morirse casi por la cara. De cualquier forma, me pasma la previsión de las empresas funerarias. Una sociedad empobrecida, a la que además se le están cerrando las urgencias, es una cartera de negocio muy prometedora.
Por mi parte paso del asunto y declino la rebaja. Total, una fosa común garantiza variada compañía. Además estoy especulando con otras posibilidades.
Donar el cuerpo a la ciencia parece la más sensata y económica. Pero hay otra que martillea mi cabeza. Consiste en dejar instrucciones a mis deudos para que depositen mi cuerpo en la sede más cercana del partido del gobierno. Es más, propongo que se convierta en una práctica colectiva. "¡Echen aquí sus muertos!", señores y señoras. Es absolutamente gratis y no deben preocuparse por el tufillo que genera. Por muy pestilente que sea el efluvio de la descomposición cadavérica, pasará desapercibido ante el hediondo olor a corrupción que sale de estas madrigueras.
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