!Váyase a paseo, señor Camps!
Algunas veces, el subconsciente nos traiciona y hace aflorar a la boca palabras, que muestran las zonas más oscuras de nuestra mente. Esa referencia de Francisco Camps al "paseillo" que se practicaba en nuestro país en otros tiempos, no solo es disparatada, victimista y peligrosa. Es una agresión directa que no afecta solo al portavoz socialista a quien iba dirigida sino que se extiende, como una burla cruel y macabra, sobre todos los represariados de la guerra civil que todavía se pudren en las cunetas de nuestro país. El partido al que Camps representa, cubriéndolo de gloria y glamour textil, todavía no ha hecho una condena clara y contundente de la dictadura franquista. Al contrario, muchos de ellos se declaran, sin ningún tipo de empacho, nostálgicos del régimen y torpedean cualquier iniciativa que ayude a recuperar la memoria histórica. Los "paseos" a los que algunos de nuestros familiares fueron "invitados", eran una cortesía de esos antecesores ideológicos de los que el PP no acaba de desvincularse. El lápsus del desquiciado president alude a un pasado que su grupo político se obstina en que permanezca enterrado. Abonando la vergüenza de no asumir nuestra historia y de restablecer un mínimo de justicia para seguir adelante, liberados de rémoras y temores. El único paseo que le deseo a Camps, y a todos los que como él representan lo más execrable de nuestra sociedad, es el que le conduzca fuera de la política y le acabe sentando ante un Tribunal imparcial para que responda por sus actos. El circo político está que rebosa de payasos y psicópatas y hay que ir despejando un poco el panorama por razones obvias de supervivencia. Sus disculpas son falsas y desafiantes, señor Camps. Por todo ésto y mucho más, !Váyase usted a paseo!
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