RASMIA
No es la primera vez que un representante de la izquierda aragonesa en el Congreso obtiene el desprecio, las burlas y los insultos de la bancada pepera. Todo el mundo recuerda la anécdota en la que Jose Antonio Labordeta resolvió el acoso con aquel rotundo: ¡Váyanse la mierda! Es el carácter sencillo de esta tierra que nos obliga a llamar a las cosas por su nombre. Como pueblo, somos poco dados a los eufemismos. Vamos, lo que algunos definen como nobles y otros entienden como brutos. Aunque para bruta, bruta, la vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos. La poco democrática forma de interrumpir la intervención de Chesus Yuste (llegando incluso a expulsarle de la tribuna) al tratar de leer una moción de reprobación al presidente Rajoy, fue de nota. Y cuando un diputado socialista le reprochó la falta de libertad, remató la faena con el sempiterno "tú más" de los ere´s andaluces. ¡Con un par de ... neuronas inconexas!. Al representante de Chunta Aragonesista le entró la risa floja. Porque además de nobles, por aquí también somos socarrones. Un tipo de humor autóctono, amargo, de secano, que la derecha gobernante no entiende porque le importa un carajo todo lo que tenga que ver con estas olvidadas tierras. Menos los votos claro. Y hablando de votos y del carácter de los aragoneses. ¿No les parece rarito que se cancelara la visita del ministro Wert a Zaragoza (acostumbrado como está a todo tipo de protestas y desplantes allá por donde pasa) porque se esperaban hipotéticas algaradas? ¿Pues no somos plaza consolidada? ¿Qué temían?. ¿Que le recibiéramos a cañonazo limpio para homenajearle a modo de salvas? Como nos creen tan brutos. Lo que debería preocuparles es otra peculiaridad aragonesa que aquí llamamos rasmia. Tiene que ver con el tesón y el empuje de un pueblo sobrio pero orgulloso. Marcado por un abandono y ninguneo institucional histórico Capaz de aventar a la mierda a los que no nos demuestran el mínimo respeto. Rasmia, quédese con la palabra, señora Villalobos.
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