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OLVIDA TU EQUIPAJE

OLVIDA TU EQUIPAJE

Los que manejan el cotarrro no piensan seguir deslocalizando sus fábricas y empresas. Han aprendido algo grande: que la igualdad de derechos entre todos los trabajadores del mundo es buena. Siempre que esa equidad se administre a la baja por supuesto. ¿Para qué van a montar sus templos de producción en Indonesia o Rumanía? ¿Para abaratar los costes en los salarios de unos desamparados operarios? No, la jugada es otra. Hay que aplicar la tabla rasa y equiparar a los desclasados trabajadores occidentales con el resto de explotados. La crisis es una excelente excusa para irnos despojando de todos los logros adquiridos a lo largo de la historia. El miedo al desempleo, una espada de Damocles que pende puntiaguda sobre las cabezas de los peones desechables que constituimos la clase obrera. "Si no tragas aceptando las miserables condiciones que te ofrezco, tenemos un montón haciendo fila." Chantaje puro y duro al nada sutil estilo de los hampones. Y tragamos, ¡vaya si tragamos! Existe un rumor colectivo de resignación y desánimo. Como si la suerte ya estuviera echada y nuestro destino fuera imperturbable.
La alternativa a creer en un mundo distinto y más justo, la utopía como la llaman algunos, ha roto con sofismas que no hace tantos años se creían inviolables. Todos los avances en derechos civiles y laborales han venido de la mano de trasgresores que han desaprendido caminos, dogmas y verdades absolutas para perseguir sus sueños. La vía sobre la que nos están encarrilando muere al llegar a un precipicio. Eso lo sabemos casi todos. Entonces ¿Qué podemos perder si probamos a explorar otros espacios? Otro mundo es posible si conseguimos creérnoslo y olvidar el equipaje en la sórdida estación de los lugares comunes. Una maleta llena de impotencia y mansedumbre que nos impide caminar erguidos como seres humanos libres y defendernos de la maquiavélica estafa que está sufriendo nuestra especie .

1 comentario

Alfredo Pérez -

Brillante y acertado, como siempre, Ana. Sin embargo, creo que hay muchos llamamientos a la rebelión, a la indignación, pero no funcionan porque no tenemos claros los objetivos. En África se movilizan contra regímenes corruptos y dictatoriales, quieren una democracia como la nuestra. Está bien para empezar, pero nosotros sabemos a dónde conduce eso. Necesitamos objetivos concretos, conseguibles, no grandes utopías. A corto plazo, tal vez cambios dentro del sistema (¿inversión pública en el Estado de Bienestar para generar empleo?) pero, a medio o largo plazo hay que ofrecer alternativas al sistema capitalista. Habría que seleccionar solo algunas y concentrar en ellas todos los esfuerzos.