LA LIQUIDACIÓN DE UN ESTADO
Estamos en temporada de rebajas pero también de liquidaciones de comercios, obligados a cerrar por la crisis, que prácticamente regalan sus existencias al personal. En esa dinámica anda el estado español. Liquidando, a precio de saldo, el patrimonio de todas y todos los hijos de la patria.
Y digo yo: ¿Resulta inteligente o medianamente práctico vender la casa para salvar los muebles? Y no hablemos desde el punto de vista ético ya que, la casa que se malvende, es el hogar común de los españoles. Pero en esta huida hacia adelante para complacer a Botín y a los demás mercaderes que gobiernan realmente el mundo, el sentido común y la responsabilidad social están brillando por su ausencia. Ahora les toca a las cajas de ahorro que, a pesar de todos sus defectos, contribuían en obras sociales y culturales que beneficiaban a la ciudadanía. No les han frenado las advertencias de economistas y expertos en finanzas como la escuela de negocios ESADE que avisan del riesgo que supone vender nuestras cajas en un rastrillo. Apuntan que sería más lógico elevar la deuda, que es inferior a la de otros países, y mantener las cajas. Los buitres que las sobrevuelan tienen acento ruso, chino o árabe e invertir en sanidad, educación, patrimonio o cultura española no entra entre sus expectativas. Yo no se a ustedes, pero a mí me crea una impotencia sorda asistir al desmantelamiento final del sueño de la sociedad de bienestar. La crisis económica y medioambiental que sufrimos obedece a la codicia de los tiburones financieros que ahora esperan devorar hasta la última migaja de la tarta. ¿Es que ni siquiera vamos a intentar que se les atragante?
0 comentarios