LA TERNURA DE LOS PUEBLOS

 La poetisa Gioconda Belli definió la solidaridad como la ternura de los pueblos. Ese lado hermoso de nuestra naturaleza se ha manifestado estos días en la localidad de El Palmar (Murcia). Un piquete vecinal, formado por un grupo de más de cien personas, ha impedido el desahucio de una familia con tres hijos pequeños que ha sufrido la dentellada del desempleo y acumula deudas con el banco. Los cuerpos de los hermanos y hermanas que acudieron a socorrer a sus vecinos impidieron el acceso de la codicia encarnada en los agentes judiciales y representantes del
CITYBANK.  Esta podría ser una historia protagonizada por cualquier familia, en cualquier lugar de nuestra geografía, acosados por otro cualquiera de los innumerables tiburones financieros responsables de hundir la economía mundial. Pero lo que ha marcado la diferencia en El Palmar ha sido la solidaridad de los vecinos. Esa ternura inteligente de la gente que ha comprendido que el socorro mutuo debe formar parte de nuestra estrategia de defensa. Los bancos han originado la caida en desgracia de esta y de muchas familias en nuestro país. Ahora, rematando la ignominia, se lanzan como carroñeros contra sus propias víctimas. A los miembros de este piquete solidario su compasión, en el más estricto sentido etimológico de la palabra, les hace fuertes. Y mucha fuerza y compromiso es lo que más vamos a necesitar en estos tiempos.
Lo que podría ser un bonito cuento de Navidad no acaba así, por desgracia. Pronto volverán los oscuros carroñeros a rondar la casa de estos desdichados. Pero quizás, en vez de cien, se encuentren doscientas o trescientas  personas dispuestas a defender su vivienda. Ojalá se convierta en epidemia y recorra las ciudades y los pueblos impidiendo el avance de la injusticia y la usura. Una demostración del poder que puede brotar de la ternura de los pueblos.