CHICA LOCA
Apenas llevamos unos días desde que comenzó la Marcha a Bruselas contra la reforma laboral y los recortes sociales. Algunos de los participantes podrán hacerla entera, sacrificando su tiempo y su dinero, por lo que consideran una necesidad acuciante de respuesta a las agresiones que recibe la ciudadanía. Otros, entramos y salimos de las etapas alternando largas jornadas de recorrer carreteras "a patita" con nuestros trabajos y familias. Pero entre todos nosotros, a lo largo del camino, se está estableciendo un vínculo que salta por encima de siglas, organizaciones, orientaciones e incluso razas y culturas. La fraternidad que surge de un proyecto común: Soñar un mundo más justo para todos y pelear pacíficamente por hacerlo posible. Esta es la causa que ha reunido a gente, aparentemente tan diferente, como el joven sengalés Abduolaye y a Carmen, una maestra jubilada, o a mí misma, una limpiadora sin filiación política alguna, a emprender junto a otros personajes esta ruta contra la desesperanza. Ya hemos leído algunos comentarios de ánimo y los agradecemos profundamente. Ellos han comprendido que esta lucha es de todos nosotros: trabajadores, parados, inmigrantes, jóvenes, jubilados, am@s de casa. También de algunos sindicalistas y representantes políticos de la izquierda progresista. Pero sobre todo es una empresa del pueblo que, sin ningún tipo de subvención ni infraestructura, vamos a llevar a cabo para intentar recuperar la dignidad que entendemos que nos están robando. Hay otros comentarios que nos acusan de radicales e incluso se atreven a aseverar que vamos a disfrutar de unas vacaciones pagadas con los impuestos de todos. Pues bien, para desgracia de agoreros, cenizos, esquiroles y demás calaña de individualistas e insolidarios ésto, simplemente, no es verdad. Nuestras peculiares "vacaciones" corren a nuestra cuenta y a cargo de la generosidad de quienes, no pudiendo acompañarnos, nos brindan su ayuda económica o de infraestructura básica a lo largo del recorrido, proporcionándonos alimentos y un techo para que no tengamos que dormir al raso. Osea que lo siento por ustedes, señores cenizos malpensantes. Lamento profundamente que algún virus haya eclosionado virulentamente en sus entrañas imposibilitándoles para la ilusión y la confianza en el género humano. Debe de ser muy triste estar tan cuerdos, inmoviles, reticentes y resignados, para no querer participar de este festival de orates itinerantes. Debe sentirse uno muy solo para querer disparar tanta amargura contra los que solo pretendemos mejorar la sociedad. Que sepan que, como en el caso de la chica loca que firma esta carta, nos hemos hecho inmunes al veneno que destilan sus desangelados corazones a fuerza de fabricar antídotos contra la desfragmentación de la utopía. Gracias a todos y a caminar... hasta enterrarlos en el mar.
Publicado en El Plural el 16 de agosto del 2010 y en Público el 23 de agosto
2 comentarios
Ana Cuevas -
Salud y un cariñoso abrazo
Damàse -
Me es grato saber que la marcha marcha bien. Pude saludaros ayer y si mi estado anímico no era del todo bueno, espero con estos comentarios que me gustaría seguir escribiendo, transmitiros mis más sinceros ánimos y ganas para que todo vaya bien. No todo serán rupertas en el camino y no es mi intención sacar una botibota, pero sólo me gustaría avisaros de que puede ser cruda la vuelta posterior a la normalidad (tal vez hayáis leído "relato de un naúfrago" de García Márquez). Pero bueno, no adelantemos acontecimientos. Una buena "jente" habéis decidido emprender una acción política no violenta y otros tantos vamos a estar apoyando desde aquí todo lo que podamos mientras dure, lleguéis o no al final. El objetivo, como ya habéis apuntado y como diría el cantautor J. Drexler, es amar la trama más que el desenlace. Y si de esta experiencia podéis sacar un tesoro de amistad, hermandad... en esta lucha por la justicia social, será el mejor premio.¡Qué os voy a contar!
Si ayer eché piedras, hoy os mando mil abrazos y un millón de ganas de seguir siendo la voz de la demás gente que por el miedo, la salud, la hipoteca o alguna otra ajena razón, no puede acompañaros físicamente, pero sí apoyaros en la distancia.
Y transmitiros de mi, un poco, desatolondrada experiencia lo que pueda ayudaros a contrarrestar posibles inconvenientes, con ánimo de salvar posibles obstáculos que podáis encontrar.
Bueno pues, ánimos y alante que Bruselas está aquí al lao.
Hasta pronto compañeros!