LA ESTRATEGIA DE LA PARANOIA
Una máxima que aplican frecuentamente los voceros ideológicos de la caverna carpetovetónica es aquello de: Calumnia que algo queda... Es un método que, de manera sibilina, va sembrando la insidia en las fértiles mentes de una parte de la ciudadanía aquejada de un caprichoso mal, mezcla de idiocia y maledicencia. No toda la culpa debe recaer sobre el que vierte el veneno. Su propagación no sería posible si no hubiera, entre los que la celebran, una predisposición natural para alimentar a la infamia.
Todos los Vidal, Losantos o Pío Mora del mundo no tendrían cabida en una sociedad equilibrada, sino fuera, porque cuentan con un público de palmeros prestos a aceptar religiosamente toda la basura que arrojan sus oráculos sobre los demás, sin cuestionarse ni una coma.
Mayor Oreja también conoce esta estrategia y no teme desarrollarla con total impunidad. Asumiendo la barricada de la paranoia conspirativa, Oreja actúa como un agresivo delantero centro dispuesto a cometer cualquier falta o penalty mientras el capitán de su equipo regatea la bronca por la banda, tratando de hacerse el loco. La basura, esa alianza sugerida entre Zapatero y Eta a los que supuestamente une su obsesión común por desmembrar España, ya está lanzada. Ahora que lo llamen paranoico entre sus propias filas o que encuentre el apoyo, más o menos tácito, de los pesos pesados del partido es lo de menos. El ex-ministro aznarino acepta el sacrificio de que se dude de su buen juicio en pro de una España mejor. Mientras, Rajoy o Aguirre juegan a lo que mejor saben hacer: tirar balones fuera, poner cara de "yo no he sido" y recordar la agudeza antiterrorista que caracteriza a Oreja. Ahí queda eso, a buen entendedor...
La inmensa bola de fiemo ha comenzado a rodar gracias a la amnesia colectiva que parece afectar a gran parte de nuestra población. Porque, ¿cómo asimilar dicha acusación olvidando que, el propio Oreja, ofrecía dialogo a ETA en el año 2000 tras romperse la tregüa negociada entre la banda y su propio gobierno? . Pero como saben que no nos gusta tirar de hemeroteca y que padecemos un trastorno agudo de la desmemoria histórica, se vienen arriba largando a tontas y a locas.
No me extraña la inquina de Mayor Oreja contra todo lo que signifique recuperación de la memoria histórica. Si algún día despertamos de la amnesia y la estulticia en la que andamos sumergidos, se acabarán para ellos estos felices días de vino, rosas y calumnias. Solo espero que lo puedan ver mis ojos.
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