LOS "OROS" OLÍMPICOS
Ahora resulta que la pugna entre catalanes y aragoneses por la candidatura de los juegos de invierno, se ha convertido en un asunto de honor patrio. De nacionalismos manipuladores de nuestros más bajos instintos tribales. En Aragón, algunos políticos practican el anticatalanismo porque saben que les resulta rentable electoralmente. Avivan esa llama, para que el humo desvíe la atención de lo que de verdad debería importarnos a los aragoneses: ¿Tenemos posibilidades reales de conseguir albergar los juegos? ¿Cuáles son el precio y los perjuicios derivados frente a las hipotéticas bondades del proyecto? ¿Esconde algo esta reiterada obstinación de la DGA por la candidatura de Jaca? Según tengo entendido, desde el 2007 el COI, por sugerencia de la ONU, solicita una serie de requisitos a los candidatos haciendo especial incidencia en el impacto medioambiental. Mal empezamos, porque a costa del vellocino olímpico se planea la marbellización del Pirineo Aragonés. El Gobierno no solo no ha hecho un estudio neutral sobre esta cuestión sino que ha retrasado, deliberadamente, aprobar una Ley de Protección de las montañas que ha sido solicitada largamente por la ciudadanía. Tampoco parecen tener una estrategia trazada en cuanto a infraestructuras, alojamientos y tratamientos residuales. Pero eso sí, la especulación inmobiliaria ha hecho imposible la adquisición de viviendas para la gente de esta comarca. Además, todo este sacrificio del patrimonio natural no ofrece ninguna garantía de viabilidad económica más allá de las propias Olimpiadas y excluye a los pueblos del Pirineo sin nieve. Adecuando a sus planes, unas infraestructuras que les corresponden por derecho y que ahora les ofrecen, como una limosna que solo puede venir de la mano de este evento. ¿No será más de lo mismo? Ya saben, esa perversa cultura del ladrillazo que tanto daño ha hecho a este país y que esconde su depredadora naturaleza detrás de falsas promesas de progreso y prosperidad. Por mi parte, si los catalanes quieren estos "oros", se los pueden quedar enteritos. Sin rencores.
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