LA VIDA EN QUIEBRA
Durante la década anterior, los bancos alentaron un endeudamiento temerario por parte del personal. La gente, cegada por la euforia económica que se respiraba, y que luego se ha demostrado que era más fictícia que real, se embarcó en hipotecas descabelladas a pagar en cuarenta años. El paroxismo consumista que afectaba a la ciudadanía nos hizo vulnerables al multicrédito. Se pedían créditos para todo: Para unas vacaciones, un coche mejor, unos muebles más modernos. Créditos que eran como los clavos sobre la tapa de nuestro ataúd, !esa la maldita hipoteca!. Quiénes animaron este "holocausto canibal" de la economía, las entidades financieras, eran sabedoras de que estaban vendiendo un espejismo a la sociedad que, más temprano que tarde, acabaría en tragedia. Pero, como en el casino, la banca siempre gana. Cuando explotó la mentira que habían estado cocinando y todo el sístema económico voló por los aires, se declararon en quiebra, pidieron el auxilio del Estado y se hicieron con el dinero de todos para seguir jugando a la ruleta rusa con nuestro futuro. La consecuencia inmediata para la gente corriente ha sido el paro y la imposibilidad de hacerse cargo de sus deudas. Miles de familias que ven su vida quebrada a causa de la temeridad irresponsable de los tiburones de las finanzas. ¿No sería más lógico declarar en quiebra a estas familias frente a la voracidad de sus acreedores? Hemos inyectado de sangre al monstruo para que siga nutriéndose de la yugular de sus víctimas. ¿No sería más justo compensar a estas personas, que han sufrido una suerte de terrorismo financiero, en vez de a quiénes han encendido la mecha de la bomba?
Publicada en El Periódico de Aragón el 28 de octubre del 2009 y en Heraldo de Aragón el día 30
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