ESCÁNDALOS PÚBLICOS
"La moral pública" era la forma legal por la que se articulaban, en el antiguo régimen, las discriminaciones de índole moral. No solo se prohibía el nudismo, también cualquier forma de vestir que pugnara contra la honestidad y el buen gusto tradicional de los españoles. Algo que está más en la línea de lo que sucede en Afganistan o en otros países musulmanes con respecto a la forma de vestir de las mujeres. Latigazos para aquellas que vistan pantalones. Con la Constitución del 78, las apelaciones de tipo moral hacia el nudismo desaparecen y en el 89, el art. 341 del código penal suprime este tipo de objeciones y legaliza el nudismo en cualquier espacio público. El miedo a la desnudez de los otros, e incluso a la propia, ha sido en nuestro país el fruto de una religión que nos ha educado en contra de nuestro propio cuerpo. Sexo y desnudez se identificaban torticeramente y los nudistas se convertían en el objeto de los prejuicios y las carencias educativas y afectivas de los demás. A quien escandalice al prójimo se le debería, según los evangelios católicos, atar una rueda de molino al cuello y hundirlo en lo profundo del mar. En la actualidad, mientras nos indignamos por la represión que sufren las culturas árabes respecto a su forma de vestir, el nudismo intenta ser penalizado en nuestro territorio. Y yo me pregunto, ¿No les resulta más escandaloso el asunto textil en el que el presidente Camps se ha visto envuelto que los cuerpos sin ropa de los naturistas? ¿No les parece un mayor atentado a la moral las sofisticadas telas del caso Gürtel que cubren, eso sí con finos paños, las vegüenzas de nuestros políticos? A mi entender, la única forma de recuperar la dignidad y la decencia, pasa por deshacernos de todos los velos que algunos quieren seguir interponiendo entre nuestra libertad y sus oscuros intereses.Porque en definitiva, ¿quién se merece más esa rueda de molino?
Publicada en el Periódico de Aragón el 22 de agosto del 2009
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