TRECE VERSOS
Según Pío Mora, ex-grapo que trabaja para Losantos en Libertad Digital, las trece rosas se lo tenían merecido. Esas muchachas, la mayoría adolescentes, eran despiadadas asesinas y pertenecían a la secta satánica del PC más stalinista. 70 años después de su fusilamiento, este presunto historiador, que no necesita pruebas ni argumentos para respaldar sus infamias, convierte una matanza de inocentes en un ajuste de cuentas imprescindible para destruir la esperanza de la reorganizacion comunista. En un crímen legal que el régimen franquista necesitaba para aplastar de raíz cualquier actividad en su contra. Cui fines, est licitus. Y quien habla por su boca justificando las ejecuciones, no es el erudito en historia sino la rabia del antiguo terrorista. Es su voz, la de aquel que entiende el asesinato como un metodo para obtener sus objetivos, la que toma la palabra. Y es como si las desenterrara de nuevo. Y no solo a ellas. Con las fauces y las garras que concede el odio en estado puro, intenta arañar la tierra para arrojar a los miles de cadáveres de la contienda a otra fosa más abyecta. Como una burla póstuma sobre la memoria de todas las víctimas de la violencia y de la barbarie, culpables o inocentes, rojos o nacionales. Se lo merecían. Como si fuera normal merecerse un tiro en la cabeza a sangre fría. Es digno de compasión el señor Mora que, lejos de interpretar que las trece rosas son ahora trece versos, permanece discapacitado para la poesía y solo atiende al lenguaje de la ira.
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