LA MONTAÑA HUMEANTE DEL PP
Si observamos un vertedero de basura, donde la descomposición orgánica y los desechos de todo tipo se apilan en una montaña gigantesca, podremos comprobar como de ella emanan unos pestilentes vapores que nos descubre la naturaleza auténtica de su materia: la inmundicia. Por mucho que esta porquería pretendiera disfrazarse, el olor que nace de tanta bazofia, no podría engañar ni a un tierno infante. Algo parecido está sucediendo en el Partido Popular. Es tanta y tan profusa la cochambre interna que atesoran que, ni siquiera tratando de lanzar la suciedad contra los demás, logran desprenderse del tufillo que está apestando la política nacional. Mº Dolores de Cospedal, asfixiada y desbordada ante la imposibilidad de esconder la humeante montaña de corruptos peperos, dispara proyectiles de escoria contra el Estado de Derecho. Pero antes de apretar el gatllo debería haber comprobado la culata del arma que ha decidido esgrimir, por aquello de que no le vaya a explotar el cartucho en su propia cara. Hacer una relación de los escabrosos asuntos del PP me parece innecesario porque ya están ilustrados convenientemente en los medios de comunicación, al alcance de todos nosotros. Por eso, quiero hacer hincapié en otra cuestión: La sensibilidad olfativa de la ciudadanía. Si esta peste a mierda pura no logra sacar de su ensimismamiento a los votantes y miembros honestos del partido popular, ¿qué será necesario?. ¿Acaso que lleguen al poder, con esta carga de podredumbre, para emponzoñar el futuro y las posibilidades de progreso del país? ¿No sería mejor sanear y desinfestar la propia casa para que la política que desarrollen no esté contaminada por los efluvios malolientes de la falta de ética de su putrefacta legión? Solo ellos tienen la clave para atajar la infección que está afectando a su partido. Y la vacuna solo se puede extraer de la integridad y la decencia.
Publicada en Público y en Heraldo de Aragón el 13 de agosto del 2009
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