ANEGANDO EL FUTURO

La vida y el paisaje del Reino de los Mallos, en Huesca, está amenazada por el anteproyecto del pantano de Biscarrués. Pueblos como el de Erés quedarán aislados y verán como sus tierras y su futuro desaparecen bajo las aguas de un recrecimiento que, no solo vulnera la Directiva Marco de Aguas, significa la destrucción de las riberas naturales del río Galllego y de la belleza de una zona emblemática que actúa como motor económico del desarrollo turístico en estos parajes. Cientos de empleos directos e indirectos se perderán sin una justificación suficiente para ello. Las aducidas necesidades de los regadíos monegrinos que sirven de excusa a este desatino podrían cubrirse con la modernización del Canal de los Monegros y de los riegos con un sistema de balsas laterales. Por eso, la realidad nos enfrenta con la sospecha, más que plausible, de que estas obras servirán para aprovechamientos hidroeléctricos que no tienen fines agrarios. Como el rocambolesco proyecto Gran Scala en el que el gobierno aragonés permanece empecinado a pesar de que, desde su gestación, se trata de un asunto lleno de sombras y disparates. Antes muertos que coherentes, la DGA parece dispuesta a sacrificar nuestra riqueza medioambiental a los despiadados dioses de la especulación y el mercadeo. Ahora que ya conocemos datos acerca de la repercusión negativa que el saqueo natural ha producido en el turismo de todo el país, Aragón pretende seguir nadando contra corriente por las procelosas aguas de la codicia y la sinrazón despreciando a los bravos torrentes y pobladores de esta hermosa comarca.

Publicada en El País el 2 de julio del 2009 y en el Periódico de Aragón el día 6