LOS GRITOS DEL SILENCIO

!Que se callen las viudas y los huérfanos! Que no perturben con sus plañideros gritos la rutina asesina de los verdugos. Que no hable la viuda de Puelles. Que guarden silencio las familias emperradas en desenterrar a los muertos de la dictadura. Ni una palabra más. Que lloren en susurros y se vistan de luto si es su gusto, pero sin aspavientos. Resignación y mesura. No hay que urgar en las heridas ni en las esquivas conciencias de quienes desprecian sus gemidos de justicia. Discrección reclaman peneuves y manos limpias, total ya no hay remedio ¿no? ¿Para qué los lamentos? ¿Es que no pueden ser circunspectos y conformarse? Los terroristas, los de ETA pero también los cómplices del franquismo, no quieren que nada altere el sosiego de esos cadáveres que usaron para hacer política. Prefieren la afasia de las balas que persuade, silente pero eficaz, a quienes osaron inteponerse en su camino. Que muerdan la tierra, con funerales de Estado o bajo cualquier cuneta anónima. A ellos, a los muertos, fué sencillo enmudecerles para siempre. Sus ojos vacíos no inquietan ya a nadie. Pero su parentela no quiere callarse. Se empeñan en lanzar sus gemidos al aire desafiantes, inoportunos, molestos. !Silencio, silencio!

Publicado en el Diario del Alto Aragón el 25 de junio del 2009