"APATRULLANDO" LA CIUDAD
Hace unos meses, un vecino del barrio donde vivo se dedicó a llamar de puerta en puerta solicitando voluntarios para crear una patrulla ciudadana que hiciera la ronda nocturna contra el crímen y la delincuencia que, a su pacato criterio, nos asolan. Mi respuesta fué breve y contundente: le dí con la puerta en las narices. A pesar de que habitamos una zona donde la marginalidad y la delincuencia asoman a menudo la patita, me asusta más la idea de que una panda de fanáticos inflamados de cristianos valores me "protejan", que la posibilidad de sufrir un atraco o un robo con escalo. Sin embargo esta propuesta arraiga en las mentes temerosas que, como sucede en Italia, no ven con malos ojos que un grupo de paramilitares de ideología ultraderechista peine sus calles "limpiándolas" de inmigrantes y malhechores (pues a todos meten en el mismo saco estos angelicos). El miedo y el fascismo van siempre de la mano. Ese temor, real o inculcado, les da patente de corso para actuar con impunidad haciendo eso que a ellos les gusta llamar "salvaguardar el espíritu nacional". Pues el mío, mi espíritu digo, que lo dejen tranquilo. Porque la sola idea de que estos mamarrachos recorran nuestro habitat haciendo de las suyas me pone los pelos como escarpias. Las camisas negras de antaño se camuflan ahora de caqui, pero debajo se esconden las mismas alimañas xenófobas y violentas que hacían la ronda por la Europa de los años treinta.
0 comentarios