USAR Y TIRAR
Los inmigrantes que fueron conducidos, presuntamente, al mítin de Camps con la promesa de un puesto de trabajo, aportaron la nota colorista y multiracial que el PP necesitaba. El presidente valenciano, que tiene tantos amiguitos a los que "quiere un huevo", no podía sustraerse de extender ese amor filial que le caracteriza allende las culturas y las étnias de los nativos del suelo patrio. El rojerío ya se sabe, siempre envidioso y dispuesto a clavar su venenoso aguijón en las delicadas carnes del Honorable, no ha dudado en perpetrar otra infamia que añadir a la lista de agravios que padece el elegante don Francisco. Porque vamos a ver, ¿es que algún cristiano puede dudar del talante integrador de los populares con los trabajadores extranjeros? !Por supuesto que no! Los inmigrantes, como mano de obra dócil y barata, son muy apreciados por el capital. Su presencia en nuestro país ha servido para que muchos empresarios despegaran económicamente sin tener que enredarse en las numerosas zancadillas que los proletarios españoles se empeñan en ponerles. Ya saben, todo eso de los derechos laborales y la dignidad en el empleo con los que los trotskistas de la extrema izquierda han envenenado la conciencia de los trabajadores nacionales. Por eso, Camps y sus amigos, aman entrañablemente a los inmigrantes. Pero dentro de un orden. Porque nadie en su sano juicio podría reprocharles el hecho de que una vez hecho el uso y abuso, ahora que la economía ya no es lo que era, se prescinda de ellos e intenten devolverlos a sus nichos antropológicos. Todos somos hjos de Dios pero, hasta en esto, siempre ha habido clases.
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