QUE LOS NIÑOS SE ALEJEN DE TÍ
¿Qué pensarían ustedes de una organización que, amparándose en la palabra de dios, demonizara y sometiera a las mujeres y eligiera a los niños como el oscuro objeto de sus perversiones sexuales? Terrible, ¿verdad? Seguro que imaginarían que hablábamos de una secta de depravados de esas que saltan a las noticias horrorizándonos con abyectos métodos para lograr los más oscuros fines. Pero en este caso nos referimos a una institución religiosa que, todavía hoy, mantiene un poderoso influjo ideológico y político en nuestra sociedad actual: La Iglesia Católica. Y no lo digo yo, agnóstica convicta y confesa donde las haya, lo dicen sus cardenalícios representantes. O por lo menos eso es lo que se deduce de las declaraciones de alguno de sus portavoces como monseñor Cañizares, el mismo que justificaba los abusos a los menores acusándoles de ir provocando a los pobres curitas con sus carnes turgentes y sus actitudes pecaminosas. Ahora se ha descolgado minimizando el escándalo irlandés en comparación con el "genocidio" del aborto. Las mujeres que lo practican sí merecen la excomunión según su doctrina. No como los sacerdotes peredastas que tan encarnizadamente defiende la revista "Alfa y Omega", la voz de Rouco y el arzobispado en ABC, con el retorcido argumento de que, en virtud a la banalización que del sexo vivimos en la actualidad, la violación no puede ser penalizada porque no se puede culpabilizar a quien desea hacerte gozar, como no se puede condenar a quien te hace reir aunque no tengas ganas. De que hay gente íntegra y decente entre los católicos no tengo ninguna duda. Es por eso que mi llamamiento va dirigido a ellos: No dejéis que los niños se acerquen a la Iglesia. Es más, abandonadla también vosotros porque el camino que señalan sus líderes se dirige derechito al infierno. Al infierno de la hipocresía y la soberbia. El sendero inverso al que deben recorrer los cristianos cuya filosofía es la de la bondad y el auténtico amor a sus semejantes.
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