PESSOA VERSUS ROUCO
Quien tiene a los árboles, ¿para qué necesita a dios?. decía Pessoa en unos versos. El poeta, ese insigne intérprete de la naturaleza, fué ante todo un panteista que anteponía esta pasión a cualquier misticismo divino. De estar vivo, sin duda hubiera reaccionado indignado ante el sacrificio que Ruiz Gallardón le ofrece al cardenal Rouco Varela: 15.000 metros cuadrados de arbolado en una de las zonas más emblemáticas de Madrid que privarán a la ciudad de un balón de oxígeno imprescindible. El alcalde de Madrid, ha decidido ceder 25.000 m2 al cardenal para que se construya su mini-vaticano en la ciudad. ¿Acaso el alcalde pretende asegurar una párcela en el cielo a los madrileños, a cambio de destrozar su escasa masa forestal? ¿Se trata de alguna perversa mortificación, al estilo de los santos místicos, para conseguir la salvación prescindiendo de los pulmones verdes que permiten respirar a católicos y no católicos en Madrid? Pues a lo mejor habría que recordarle a Gallardón que vivimos en un Estado laico y, que al márgen de su intencionalidad a la hora de ceder esta zona al Arzobispado, su obligación es anteponer los intereses de los ciudadanos que representa, tanto si son ateos como fervientes católicos o disciplinados budistas. Y los intereses de los madrileños están con los árboles, mucho más que con la salvación de sus almas. Porque la Naturaleza es una necesidad fundamental para los individuos y más, en una urbe tan contaminada como ésta. Esta generosa ofrenda a la Iglesia Católica, o a la vanidad del cardenal según se mire, supone el mayor de los sacrilegios para los que, como el poeta portugués o yo misma, no reconocemos la divinidad fuera de la Naturaleza. Además. ¿no dijo su jefe que su reino no era de este mundo? Pues que dejen en paz a los árboles que sí los son y no tienen filiación religiosa. A veces pienso que este país se ha zambullido en la máquina del tiempo y que nos asomamos a episodios de la España preconstitucional. Un retorno al pasado que no me gusta nada de nada.
Publicado en El Periódico de Aragón y diario Público el 5 de marzo del 2009
0 comentarios