LA ERA DEL SOL NACIENTE
Mientras nos deslizamos, en caída libre, por el inquietante tobogán de esta crisis financiera, se están produciendo una serie de movimientos en el orden mundial a los que debemos permanecer atentos. La situación económica es tan grave que muchos gobiernos aparcan sus ideologías y ponen sus ojos en otras medidas que, hasta hace muy poco, satanizaban con vehemencia. El mismo FMI se convierte en garante de la intervención pública radical. No solo la economía se desmorona, también una forma de gobierno. Esta ruina económica vaticina, como no puede ser de otra manera, la decadencia de un imperio. El liderazgo de EEUU empieza a verse en grave peligro. Sus finanzas dependen del capital extranjero y este solo puede provenir de economías emergentes como China, Rusia o las monarquías del Golfo. En el 2013, China tendrá mayor superávit que la totalidad del déficit previsto para el resto de países industriales. El poder económico de Pekín se traducirá en poder político y, a cambio, es muy posible que traten de conseguir sus objetivos en algunos temas como los de Tibet y Taiwan. El centro de gravedad del planeta se desliza hacia Oriente. Los bancos de EEUU se manejaron en condiciones de libertad absoluta y, ahora, son las naciones que mantuvieron algún tipo de control las que se reafirman. El sistema capitalista no tenía un plan alternativo en la recámara y se traduce en un evidente fracaso político de los dirigentes occidentales. Entramos en una nueva era, cuyo futuro, no va a ser decidido por los mismos de siempre. Esto es muchísimo más que una grave crisis financiera, es el fin del imperio de occidente.
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