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Defensa del laicismo

¡GRACIAS DOCTOR MONTES|

¡GRACIAS DOCTOR MONTES|
El viernes recibí la noticia de la repentino fallecimiento del doctor Luis Montes. Al parecer su corazón se quebró mientras se dirigía en automóvil a un encuentro sobre la muerte digna. A mi entender, cayó en acto de servicio. Ejerciendo la coherencia ideológica, humanitaria diría yo, que tantos problemas y sinsabores le acarrearon durante un largo periodo de su vida.
Por si alguien no recuerda los hechos, el doctor Montes fue acusado de realizar sedaciones irregulares en el hospital Severo Ochoa y se convirtió en el blanco de una campaña de desprestigio por parte del gobierno de Esperanza Aguirre y de un amplio número de palmeros, oportunistas y otros entes despreciables. Pese a que se desestimaron los delirantes cargos penales, la carrera de Montes no se recuperó jamás de esta conjura de necios que llegaron a compararle con Mengele o el líder de sendero luminoso. Es verdad que ¿la justicia? acabó condenando económicamente a ilustres bocachanclas, como Miguel Ángel Rodríguez, por las barbaridades vomitadas en los medios. Pero el daño profesional y moral era irreparable.
En aquellos años supe de la cacería que habían emprendido contra el anestesista. Siendo muy joven, tuve la fatalidad de perder a familiares muy cercanos de maneras horribles. Padeciendo interminables agonías. Innecesarias y crueles. Un infierno por el que no dejaríamos pasa ni a una mascota. Desde entonces tuve claro que algo andaba mal en una sociedad que anteponía conceptos religiosos o conflictos éticos a la mínima piedad que exige un moribundo. Eso fue lo que me motivó a mandar una carta a El País y otros medios mostrando mi incondicional apoyo al doctor Montes.
Pocos días después, se puso en contacto conmigo para agradecerme el gesto. Yo le agradecí su valentía. Y tuve la gran suerte de compartir varios momentos con él y otro gran luchador por la libertad y el derecho a la muerte digna, mi amigo el profesor Antonio Aramayona. Por eso puedo dar fe de la profunda tristeza que emanaba, pese a sus firmes convicciones, por el linchamiento al que había sido sometido.
Sus carniceros fueron los mismos que saquearon la sanidad pública madrileña. El consejero Lamela, autor intelectual de la campaña contra Montes, se forró privatizando a tontas y a locas. Se desmantelaron hospitales, se transfirió dinero opaco de la pública a la privada, se externalizaron servicios esenciales...
Los pacientes que fueron sedados por Montes (con consentimiento previo) evitaron tener que pasar por una larga e inútil agonía. ¿Se puede decir lo mismo de todos los que murieron en las infinitas listas de espera?, ¿o de los que, debido al impacto del caso Montes,  fallecieron rabiando porque ningún sanitario se atrevía a sedarlos por miedo a las consecuencias?
Si algo está claro como la luz del día es que todos llegaremos a ese trance llamado muerte. Y cada uno, conforme a sus creencias, debería poder optar por hacerlo a su manera. A los que rompieron la carrera y el corazón de mi amigo les deseo un final coherente con su prédica: Una larga, lenta y dolorosa agonía que les haga entrar en éxtasis. Sin ningún Montes a mano que aminore la catártica experiencia. ¿No es lo que dicta su podrida conciencia? Pues que así sea.
¡Gracias por haber luchado tanto y tan bien Luis! Espero que todo fuera tan dulce como tú te merecías. Antonio y tú os habéis largado físicamente pero vuestro legado de compromiso por la libertad nos ha impregnado hasta los huesos. Recogemos el testigo.
¡Que la tierra te sea leve compañero!

¡OH BELLA CIAO!

¡OH BELLA CIAO!
"Será la flor, de un guerrillero,
O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao.
Será la flor, de un guerrillero,
muerto por la libertad." ( Bella Ciao)


Decía Miguel Hernández que solo quien ama, vuela. Como yo lo veo, la vida sin esa pasión que nace del amor se transforma en una losa que encarcela al ser humano. Solo quien ama puede lograr que de los muñones broten plumas a fuerza de constancia y de coraje.
Solo quien ama puede desplegar las alas y ascender para intentar anidar en la libertad.
El día 5 de julio se cumple un año desde que mi querido amigo Antonio Aramayona decidió, en un último acto de amor, emprender el vuelo hacia la libertad. En realidad, siempre fue un hombre libre. Ni siquiera las graves secuelas que le provocaba su precaria salud le impidieron actuar conforme a lo que le dictaban su corazón y su cerebro. Un guerrillero incansable cuyas armas eran la coherencia, y un amor absoluto por sus semejantes. Un amor que le conducía a reivindicar cada día, durante años, pacífica pero irreductiblemente, una sociedad más justa y libre para todos. Como el gran maestro que era, sabía que la única oportunidad para este mundo loco estaba en la educación y la atención a la infancia. Una educación laica, libre de prejuicios y contaminaciones, que enseñara a los más jóvenes, más que datos y algoritmos, a pensar por sí mismos. A contrastar los datos y dudar de los dogmas.
Pensar, un anatema para una sociedad que penaliza el libre pensamiento. Pergeñada para comportarse como una manada de corderos pastoreada por lobos, sin cuestionarse la terrible paradoja. En un entorno tan materialista sobran los filósofos que, como Antonio, pelean por sembrar la semilla de la razón entre tanto caos y desconcierto. Por eso las asignaturas que más ayudan a desarrollar ese libre pensamiento deben desaparecer de la enseñanza . Por eso mismo hay que amordazar a los filósofos peripatéticos que se atrevan a abrir el pico. Aunque sea sepultándolos bajo una montaña de multas y de juicios.
Con Antonio lo intentaron pero, ¡el muy pájaro!, volaba demasiado alto. Se enfrentó con su nobleza a la indignidad de esta mierda de sistema. Asumió las consecuencias de sus actos y no rebló un ápice. Hasta su último día fue un acto de libre rebeldía. Y consiguió marcharse en el momento justo. Ni demasiado pronto, ni demasiado tarde. Como él mismo quería.
El día 5 de julio en Zaragoza, a las 19hs. en el C.S. Luis Buñuel (Pza. Santo Domingo), nos reuniremos algunas de las personas que le amamos. Que todavía hoy, seguimos amándole. Porque Antonio vive en todos y cada uno de quienes tuvimos la fortuna de cruzar nuestro destino con el suyo. Removiendo conciencias, incómodo a veces para muchos (pensar incomoda, nadie garantiza que sea algo indoloro) pero sobre todas las cosas, un guerrillero bondadoso y valiente que sustituía fusiles y balas por acción directa pacífica y desobediencia civil. Esos eran sus misiles. Al final, son más letales para el lado oscuro. ¡Imaginen que nos empiezan a brotar las alas y nos sobreponemos al miedo y la ignorancia!. Eso les asusta más que una guerrilla armada.
Mientras tanto, los partisanos que quedamos por aquí seguiremos haciendo pequeñas escaramuzas a la distopía institucionalizada.. Sobrevolando, con el plumón de novatos polluelos, por encima de los axiomas y los sofismas inducidos. Te echamos mucho de menos compañero pero intentaremos cubrir tu hueco en la trinchera. ¡No pasarán!, me decías a menudo. Aún cuando ya los teníamos encima.
¡No pasarán Antonio! Aunque parezca que el invasor nos tiene rodeados, aún soñamos con alcanzar el firmamento. El próximo miércoles celebraremos la vida, el amor y la alegría. Todos conceptos revolucionarios en un entorno que es tendente a estrangularnos, a cortarnos las alas. Seremos como arcángeles desangelados ensayando el primer vuelo. Planearemos libres y felices, al menos por un rato. ¡Antonio Aramayona vive! y su legado revolotea para siempre entre nosotros.

LAS MUJERES DEL INFIERNO

LAS MUJERES DEL INFIERNO
La última mujer que fue quemada viva en una hoguera inquisitorial en España se llamaba María de los Dolores López. Corría el año 1781 cuando esta muchacha ciega, a la que delató un amante clérigo, fue condenada por los siguientes motivos: Mantener relaciones sexuales con el diablo, beber extraños brebajes propios de hechiceras y sobre todo, por poner huevos.  Si las dos primeras acusaciones no eran lo suficientemente bizarras, la tercera, que la mostraba como una suerte de Caponata satánica, no podía ser menos pinturera. Durante más de dos años la joven fue torturada con las técnicas más crueles y refinadas para persuadirle de que confesara sus aberrantes desviaciones. Pero la obstinada ciega no rebló en defender su inocencia y acabó siendo "purificada" en la hoguera.
En 1968 una guerrilla feminista pasó a la acción utilizando los conjuros como armas. Su historia forma parte de la cara oculta de la lucha por la liberación de las mujeres. Se trata del movimiento W.I.T.C.H. (Conspiración Terrorista Internacional de las Mujeres del Infierno) Y lejos de copular con Satán y sembrar su ovípara semilla, se dedicaban más bien a abrirse paso a codazos entre el patriarcado imperante. Empezando por una izquierda radical que aceptaba a las féminas pero no contaba con el feminismo.
Cambiar bombas por hechizos puede parecer pueril y poco terrorista. Pero estas brujas no eran convencionales. Realizaban acciones directas: boicots, manifiestos, ocupación de redacciones de periódicos, protestas delante de Wall Street, escritura de textos, ruedas de prensa...Las mujeres del W.I.T.C.H. comprendían que su herencia era ancestral. Y que otras muchas, desde la Edad Media a nuestros días, han sido perseguidas por su subversión al papel que le adjudicaba el sistema. Eso es lo que le ocurrió a María de los Dolores López, la tozuda invidente que prefirió arder entre llamas a reconocer las gilipolleces de las que le acusaban. O como sucede actualmente en Arabia Saudí, en Irán, Etiopía y varias decenas de países. Lugares donde el machismo y el fanatismo religioso las encierra bajo un burka, justifica la lapidación por haber sido víctima de una violación o por un supuesto adulterio y donde azotan públicamente a una mujer por pretender conducir un coche. 
También en los países musulmanes surgen guerrilleras subversivas. Un ejemplo:  Durante la revuelta argelina contra el colonialismo francés, las mujeres lucharon y murieron junto a los hombres en la clandestinidad, conscientes de que su propia igualdad futura estaba en juego. Al ganarse la independencia, sus "hermanos revolucionarios" las enviaron de vuelta a la cocina. Sus herederas brotaron en la primavera árabe en forma de blogueras que informaban a la población de lo que estaba ocurriendo. En Túnez y en Egipto mujeres con velos, vaqueros o minifaldas, de todas las edades, acudían en manada a las concentraciones. Tomando consciencia de que el laicismo es el único camino para encontrar la equidad. Éstas son las  "brujas" del Islam. Unas subversivas que lanzan hechizos de libertad e igualdad para intentar cambiar su situación. Aún a costa de saber que se juegan la vida en ello.
Explicar a estas alturas que el feminismo no significa odio ni resentimiento hacia los hombres me aburre, con todos mis respetos, un huevo. Sin embargo nunca está de más hacer pedagogía. Tal y como yo lo veo, el feminismo es un movimiento de liberación sobre el abuso ejercido por un sistema patriarcal sustentado por hombres pero con la complicidad necesaria de muchísimas mujeres.
Por poner un ejemplo reciente. Si cuando el alcalde de Almansa, Francisco Núñez, hubiera empezado a largar ese discurso, a lo Paco Martínez Soria, sobre el papel de esposa y madre que cabe esperar de la mujer en el mundo actual, la señora del moño que tenía al lado le hubiera propinado una terapéutica colleja, se hubiera evitado el disgusto de verse retratado como una gañán, Pero ella mantuvo la compostura con sonrisa hierática y look de los cincuenta. Cómo si de un momento a otro nos fuera a contar que estaba superfeliz porque su marido le había regalado una plancha nueva por el día de la mujer trabajadora. Lo dicho, complicidad necesaria.
Decían las mujeres del infierno que basta repetir tres veces "soy una bruja" para pasar a serlo. A mí no me hace falta. Además  de subversiva y toca pelotas tengo un club de trolls que no tiene duda alguna. Escoba y gato negro no me faltan. Lo de poner huevos, sinceramente, aún no lo controlo. Pero tiempo al tiempo. Se que soy carne de hoguera desde el nacimiento. Seguro que más temprano que tarde acabaré ardiendo en el infierno.

CON FALDAS Y A LO HOMÓFOBO

CON FALDAS Y A LO HOMÓFOBO
El presidente de la Conferencia Episcopal ha puesto el grito en el cielo porque, durante el Carnaval de Gran Canaria, una majestuosa drag queen utilizó la estética mariana (la de Rajoy no, la de la virgen) para mostrar un espectáculo de luz y fantasía. Inmediatamente pidió respeto a sus creencias por lo que consideraba una burla y una falta de respeto. Servidora, desde su sensibilidad atea mil veces ofendida, comprende en parte su disgusto. He sentido algo similar cuando las monjas me hablaban de trinidades imposibles y palomas preñaderas o de arcángeles(de dudosa filiación sexual) que defendían a espadazos el orden celestial. Yo también estaba segura de que se me cachondeaban y el mosqueo me dura todavía.
Sobe todo cuando unos señores con faldas, alguno como monseñor Cañizares hasta con bata de cola, arremeten como miuras contra el colectivo LGTB y consideran contra natura disfrazarse de  drag queens. ¿Acaso temen que les roben protagonismo?.
De cualquier forma, cabría esperar de quién reclama respeto que se aplicara a sí mismo la misma vara que con el prójimo. Pero los Obispos carpetovetónicos no se distinguen por un enfoque cristiano a la hora de juzgar las diferencias. No pierden oportunidad para definir la homosexualidad o la transexualidad como un error de la naturaleza propio de enfermos y pervertidos. Claro que, si de lo que habláramos es de los miles de niños que han sido violados por religiosos en todo el planeta,  el discurso cambia radicalmente. Son los críos los que van provocando , como pequeños satanes, para tentar a los pobres sacerdotes. Aquí se impone el perdón de la oveja pederasta y de vuelta al redil. ¡Dios es generoso! Eso si no eres mujer, transexual, gay o lesbiana. Porque en todos estos casos el creador se pone tiquismiquis y te manda de cabecica al infierno por un quítame esas pajas.
Bueno, eso es lo que nos cuentan sus representantes terrenales al menos. Porque aunque a los Obispos se les supone célibes se refieren a la sexualidad ajena pontificando como auténticos eruditos. A veces con ejemplos gastronómicos, como el Obispo Munilla, que asegura que el sexo heterosexual es como el jamón de jabugo y que el homosexual una paleta cocida y baja en grasa. Desconozco en qué tipo de experimento erótico-culinario basa esta afirmación. Pero casi prefiero no saberlo.
En esa línea de respeto que reclamaba el jefe de la Conferencia, nos encontramos con otro de sus chicos, Casimiro López, que asevera en su hoja parroquial que el matrimonio homosexual fomenta la destrucción de la célula familiar y gangrena”el desarrollo de la persona humana. De las inhumanas no dijo ni pío.
Y por la misma linde anda uno de mis faldilocos favoritos, monseñor Reig-Pla, quién guiado por esa piedad supina que le caracteriza afirmó sin miramientos hablando de los homosexuales:  “Os aseguro que se encuentran en el infierno”. Pues mire, si el cielo está plagado de cretinos como usted, yo ya me voy pidiendo plaza en el Averno.
Los ejemplos del "respeto" que la sección ultracatólica  nacional demuestra hacia el colectivo LGTB son tan profusos como disparatados, pero no quiero aburrirles. El odio irracional hacia la diferencia se ha vuelto a sacar a pasear con un autobús naranja que invita a la transfobia. Le llaman libertad de expresión pero no pueden ignorar que están cometiendo un delito tipificado en el código penal de incitación al odio. La iniciativa surge el colectivo "Hazte Oír"´, una asociación integrada por los sectores más ultras de la religión. Digamos que actúan como sus portavoces y exhiben sin pudor su intolerancia.
 Son muchos las criaturas que optan por suicidarse en un ambiente hostil que les impide desarrollar en libertad su sexualidad. Muchas más las que sufren acoso o marginación .Y miles que deben ganarse la vida vendiéndose a machitos honorables padres de familia. Algunos de misa semanal y comunión. Total, siempre pueden confesarse y ese dios machista al que veneran les palmeará la espalda. Dos padre nuestros y un ave maría y asunto liquidado.
A los Obispos les ofendió ese drag queen que lucía tan hermosa que podía eclipsar a la mismísima virgen del Rocío. Pero curiosamente no les ofende el hambre, la injusticia, los escándalos sobre abusos que les salpican cada día, el desamparo de los refugiados que llaman pidiendo ayuda a nuestras puertas. "Hay que separar el grano de la paja" - fue la respuesta del mezquino Cañizares. Evidentemente, él es la paja. Una paja huera y sin vísceras humanas como un corazón. Una paja que también ardería de mido en el infierno.
Desde mi punto de vista ateo, tienen suerte estos mendas. Porque, si Jesucristo levantara la cabeza, lo de los latigazos en el templo iba a ser una moñada. Pero está claro que estos tipos tampoco creen en nada. Nos insultan, se nos ríen en la cara con esas batas de cola de finas sedas, con sus zapatos de Guzzi , extendiendo sus anillos para ser idolatrados en medio de una parafernalia carnavalesca. Y claro, acaban sintiéndose reinonas, igual que la queen canaria pero con bastante menos gracia. Ahí radica la verdad de tanto odio. ¡Qué mala es la envidia!

UN DISCURSO RADICAL

UN DISCURSO RADICAL
En este nuevo orden mundial que nos están imponiendo (donde tanto tienes, tanto vales), millones de personas están abocadas a una miseria absoluta. Como los doscientos activistas de distintos movimientos populares que se reunieron en Italia recientemente. Ellos representan a los genuinos parias de la tierra. Son cartoneros, recicladores de basura, vendedores ambulantes, campesinos sin tierra, indígenas, desempleados, chaboleros, vecinos de asentamientos populares... Para el sistema son menos que nada. Una purga terapéutica, un daño colateral cuyo derecho a una vida digna  se ningunea por un puñado de royalties.
Debatieron sobre las tres "T": "Trabajo, Techo y Tierra" pero también sobre otras cuestiones fundamentales como "pueblo y democracia", "degradación medioambiental" o "refugiados". Hubo muchos participantes y algunos invitados ilustres como el ex-presidente de Uruguay Pepe  Mújica o la filósofa, ecologista y premio nobel  Vandana Shiva.
Uno de los asistentes, en realidad el anfitrión, expuso su visión  de este modelo cada vez más excluyente y definió un proyecto de vida que rechace el consumismo y practique la solidaridad. Dirigió las siguientes palabras a los pobres: ¡Rebelaos contra la tiranía del dinero!- y explicó que existe un terrorismo básico que emana del control del dinero sobre la tierra y atenta contra toda la humanidad. Un terrorismo de Estado del que fluyen otro tipo de terrorismos conocidos que, en realidad, solo enmascaran la tiranía que ejerce el dinero sobre la humanidad. También les pidió ser solidarios y revitalizar la democracia, allá donde la hubiera, instando a los movimientos sociales a ser una alternativa para la vieja política. A no permanecer en el papel de actores secundarios y tomar las riendas de sus propios destinos.
No se si a estas alturas habrán adivinado quién era este orador al que solo le faltó cantar: ¡En pie famélica legión!... Pues mira por donde no era miembro de Unidos Podemos. Este discurso radical, de corte bolivariano que dirían muchos, lo dio el Papa, o ciudadano Francisco, que dirían otros.
Al bueno de Francisco ya le andan colgando el sambenito de perro-flauta amigo de populistas. Es lo que tiene intentar guardar un mínimo de coherencia con lo que predicaba el hijo de su jefe. Eso de militar junto a los más pobres y desamparados incomoda a la corte farisea. Por decir mucho menos han crucificado a alguno. Y es que los poderosos han utilizado las religiones para amedrentar a las masas explotadas. No para redimirlas de sus lamentables circunstancias. Un miedo que han usado con maestría y que, el propio Francisco, dice que debemos conjurar para poder explorar una sociedad más libre y feliz.
A mí me cae bien este argentino. Aunque a veces te salga con alguna jaimitada, a rasgos generales me parece un buen tipo. Es verdad que soy atea hasta la médula. Pero es posible que él también lo sea. Puede que, en algún momento de plena consciencia, se haya dado cuenta que no existe dios que pueda permitir tanto sufrimiento, tanta inhumana injusticia. Puede que, asumiendo la responsabilidad de su cargo, deba fingir que existe una explicación divina, una interpretación válida a esos renglones torcidos que no sea la más obvia: que su autor, de existir, tiene una mente sádica y desequilibrada. Tiene que ser difícil confiar en que haya una justicia sobrenatural para quienes padecen la injusticia humana. Mucho más predicar a los pobres que se resignen y esperen una compensación en el cielo.
¡Rebelaos contra la tiranía del dinero!- dice Francisco.- ¡Organizaos políticamente para cambiar el presente y el futuro! ¡Venced el miedo! Nunca imaginé que un Papa y servidora pudiéramos estar en tanta sintonía. Pero, aún y con eso, no me resisto a meter una última estrofa: "Ni en dioses reyes ni tribunos, está el supremo salvador. Realicemos nosotros mismos el esfuerzo redentor.".

TABÚ

Bajo el título "Tabú ( Y al final, la muerte) ",  el periodista Jon Sistiaga y la productora cinematográfica "La Caña  Brothers," han rodado una serie documental de cinco capítulos que se está emitiendo los jueves de este mes en el Canal Plus.  Al día siguiente de su emisión ya están disponibles en YouTube para que cualquiera que lo desee tenga acceso a ellos. Hasta ahora se han visto las cuatro primeros episodios. Falta el quinto que se emitirá el próximo jueves día 27. El trabajo del equipo ha sido reconocido recientemente con un premio Ondas.
El propio Sistiaga me aseguraba que, entre el mundo de la prensa, han recibido un cálido acogimiento y, de momento, ninguna crítica. Y es que la cuestión que aborda la serie documental encarna uno de los más grandes tabús de nuestra existencia: Enfrentarnos con nuestra propia e inevitable muerte. Desde que tenemos constancia de la existencia de vida humana en el planeta, nuestra especie se ha empeñado en trascender a ese irreversible trance que es la muerte. En nombre de esa necesidad se han inventado dioses y religiones que dictan rígidas normas para aquellos que quieren disfrutar de esa supuesta vida eterna. Religiones que, a su vez, tienen una gran influencia sobre la política de algunos países, como el nuestro, limitando derechos fundamentales de todos los ciudadanos, ya sean creyentes o laicos.
Uno de esos derechos inalienables que se criminaliza, debido a ese caldo hipócrita de doble moral judeo-cristiana en el que todavía nos cocemos, es el de decidir libre y voluntariamente cuando interrumpir nuestra vida. No estoy hablando, por supuesto, de un estado depresivo o de desesperación coyuntural de un individuo que no encuentra otra salida. Hablo de un opción madura y meditada. Consciente y libre. Como la que tomó el profesor Antonio Aramayona el día 5 de julio a las cuatro de la tarde.
Morir es una cita ineludible, seas ateo o religioso. El problema es poder elegir la manera de afrontar el trance. No es lo mismo irse deteriorando entre terribles sufrimientos que escoger hacerlo en el momento justo y evitar una agonía inexplicable.
No se me ocurre por qué ningún dios pueda necesitar nutrirse del dolor y de la angustia de sus fieles. De ser esto así, ¿de qué clase de dios estamos hablando? ¿Qué compasión ni paraíso se puede esperar de quien nos condena a una muerte lenta y dolorosa para engordar su prepotente omnipotencia? Si la cosa fue como la cuentan, desoyó los ruegos de clemencia de su propio hijo crucificado y torturado. Le obligó a beber un cáliz bien amargo. Ya perdonarán que no empatice mucho con el personaje. Decididamente, la compasión no es su fuerte.
Aunque sería injusto culpabilizar a ningún presunto dios  de las estupideces de los hombres. Ni del fariseísmo con el que las jerarquías religiosas interpretan los designios celestiales. Eso sí, cuando al que le toca morir es a uno de ellos, piden a gritos paliativos. Como dicen que le pasó a la santa Teresa de Calcuta. Firme defensora de que el camino hacia el cielo pasa por un rosario de calvarios, suplicó sedación en sus últimos momentos. Y es que una cosa es ser santa y otra coherente. Y Cuando las fauces del dolor se clavaron en sus propias carnes, Teresa vio la luz. La luz verde para salir corriendo de su propio sacrificio.
El día 27 será un día muy especial para mí y para toda mi familia. Se emitirá el capítulo quinto de la serie Tabú que tiene como protagonista a Antonio Aramayona. Durante más de un mes el equipo de rodaje convivió con él casi a diario. Filmando sus dificultades cotidianas para desenvolverse pese a la determinación que movía su testarudo corazón. Argumentando su irrevocable decisión frente a su médico, a sus alumnos, a sus amigos... Buscando la forma más delicada para minimizar el dolor de su familia, de sus seres queridos. Pero enfrentándose con absoluta coherencia y valentía a quienes no querían respetar su último acto de libertad.
Sistiaga me comentó que es un capítulo muy especia para ellos. Yo se por qué. Fui testigo de como se enamoraron de este hombre ejemplar que no necesitaba ni quería ningún tipo de reconocimiento institucional. De su pasión por la vida y por esa utopía activista, pacifica y bondadosa que practicaba. Porque Antonio, pese a no tener nada de santo, no se dedicaba solo a predicar. Él daba trigo con su ejemplo. Y así fue hasta el último de sus momentos en el que se despidió de la vida calzándose su camiseta verde en defensa de una enseñanza pública y laica para todas y todos. Escuchando la sexta de Beethoven como hacía todas las mañanas. Libre y en paz, como intentó vivir siempre.
Algunos descerebrados, los menos, han comentado en los foros mediáticos el suicidio de Antonio Aramayona como un acto de cobardía. La estulticia humana no tiene límites. Como la maldad que exudan algunos seres que se esconden en el anonimato que les proporcionan pseudónimos absurdos. Pero hasta al más tonto y mezquino le llega su hora. Y cuando esto suceda, y su dios no lo quiera (o a lo mejor sí, porque tengo entendido que es bastante caprichoso), puede ser que el óbito se produzca entre horribles  padecimientos.  
Solo espero que sean valientes y aguanten a pecho. O mejor, para evitar tentaciones,  que se encuentren en su leche de muerte con un médico que piense igualico, igualico que ellos. Alguien que les obligue a padecer el martirio de una intensa, larga y dolorosa agonía para asegurarles platea preferente en el cielo.  Así sea.. ¡Fariseos de mierda!

¡ YO QUIERO SER SANTA, YO QUIERO SER BEATAAA...!

Hasta los catorce años estudié en un colegio de monjas. Las hermanitas aprovechaban cualquier ocasión para hacer proselitismo y captar nuevas vocaciones. Uno de los métodos más recurrentes era relatarnos las heroicas vidas de los santos. Recuerdo sobre todo el derroche de detalles morbosos y extremadamente cruentos con los que solían aderezar la historia. Ante las dilatadas pupilas de niñas de siete años se mostraba un despliegue de gente achicharrada vuelta y vuelta a la parrilla, mujeres a las que se les cortaba los pechos  o niñas que se auto-inmolaban por defender su fe o su virtud. He de añadir que, con frecuencia, las monjitas gustaban de hacer hincapié en los aspectos más gores y sus caras reflejaban un extraño estado de éxtasis. Pero eso mejor lo dejamos para Freud.
Yo era una cría introvertida y muy dada a la fantasía. Lo de ser monja no me atraía lo más mínimo. En aquellos tiempos prefería ser pirata. Y lo de ser santa también molaba. Pero no tenía nada claro eso de tener que pasar previamente por toda clase de suplicios. En una ocasión, la hagiografía iba de una niña que buscaba la santidad metiéndose piedrecitas dentro de los zapatos y dedicando su sufrimiento al Altísimo. Hasta ahí llego- pensé yo. Ni corta ni perezosa introduje unas cuantas chinas de gravilla en cada uno de mis zapatos y me pegué toda la tarde con ellos puestos. Cuando volví a mi casa caminando con una gallina clueca, mi abuela, una mujer cabal y poco dada al misticismo, me preguntó qué me pasaba. Cuando lo conté, una de sus collejas pedagógicas me despejó la tontería. Allí acabó mi carrera a los altares. No estaba hecha para el martirio. Unos años más tarde cambié el gregoriano por los sex-pistols.
Todos estos recuerdos me han llegado de golpe por el tema de Rita Maestre. La imaginación, esa loca que la casa que decía sata Teresa de Ávila (otra que se las traía con eso del éxtasis extremo), se ha puesto en marcha. Y veo a la pobre Rita atada a un madero mientras una cuadrilla de inquisidores le dicen que ser puta o bollera no es cosa de alardear en los altares. ¿Perdón? ¡Qué ignorancia supina! ¿Les suena de algo, entre otras, Santa María Egipciaca?
El caso es que creo recordar que, el altar en cuestión, estaba dentro de las dependencias de una universidad pública que debe ser aconfesional por definición. Pero eso no parece relevante. Lo que no se discute, interpretando el escrito de la fiscalía, es que Rita Maestre y las demás activistas son una pandilla de putas y bolleras. O ambas cosas. ¡Unas brujas!- hubieran dicho sus predecesores antes de quemarlas en la hoguera.
Porque, vamos a ver, ¿Dónde pone Altar Sagrado en el ordenamiento jurídico español? O me he perdido algo o esto parece más un tribunal eclesiástico juzgando un anatema. Unos pechos tan reivindicativamente femeninos solo pueden ser instrumento del demonio.
 La imaginería católica clasifica en dos ramas a lo que consideran la sub-especie femenina: santas o putas. Si además eres bollera, (como delicadamente denomina el fiscal a las lesbianas) debes ser doble puta, por lo menos. En cuanto a los hombres son más laxos con sus pecadillos. Desde antes de Torquemada se les vio bien el plumero de que nos tienen tirria.
Yo quisiera decirle a la fiscalía, de parte de todas las putas, bolleras y aspirantes a santas, que su lenguaje no nos gusta. Al margen del presunto delito por el que se las juzga, Maestre y el resto de activistas no merecen ese desprecio misógino con olor a naftalina inquisitorial. Las mujeres somos algo más que putas, santas o bolleras. A veces, aún siendo las tres cosas (somos así de polifacéticas) también somos capaces de hacer cualquier cosa. Como defender que la universidad debe ser un área libre de humos religiosos. O de echarle bemoles.  Como la activista de raza negra negra que alzó el puño en Suecia frente a una pandilla de tarados neonazis que marchaban escoltados por la policía. Plantar cara, caballero. Las mujeres estamos dispuestas a alcanzar la santidad a nuestra manera. Nos hemos puesto impertinentes. Ya lo dice el obispo de Alcalá, monseñor Reig Pla, que habría que quitarnos el derecho al voto por que las mujeres ya están pensando mucho. Y añade que el feminismo es un modelo de deconstrucción de la persona. Igualico que un Imán de un califato pero en versión celtíbera.
Como decía Aretha Franklin, solo queremos un poco de respeto. Y libertad para decidir ser santas, bolleras o putas ( o las tres cosas y mil más) sin que se nos juzgue por ello.

EL ENEMIGO INVISIBLE

EL ENEMIGO INVISIBLE
A escasas horas de los trágicos atentados en París la comunidad internacional se encuentra en estado de shock. Los españoles hemos sufrido un trágico dejá-vu al recordar a otras víctimas inocentes que un ominoso 11 de marzo fueron el blanco del fanatismo irracional del yihadismo. Entonces, pese a las insidiosas y manipuladoras acusaciones del gobierno del PP, se demostró que nos enfrentábamos a una escala del horror que superaba a la de los asesinos etarras. A una clase de criminales que estaban dispuestos, literalmente hablando, a morir matando y llevarse por delante el mayor número de víctimas posibles. Los hombres que la noche del viernes perpetraron una carnicería simultánea en las calles parisinas sabían que iban a morir. Han sido programados para ello. Un lavado de cerebro del que no escapan muchachos y muchachas occidentales con educación y sin ningún antecedente delictivo. La consigna estaba en los gritos que realizaron mientras acribillaban a la gente con sus fusiles de asalto: ¡Alá es grande!
El poder de ISIS para captar adeptos a su diabólica causa se ha multiplicado gracias a las redes sociales." Los caballeros solitarios de la Yihad", como les gusta autodenominarse, son un nuevo fenómeno que ha surgido de internet. Un arma de incalculable valor para conseguir los objetivos de proselitismo del grupo terrorista. El perfil podría encajar con el de jóvenes inadaptados que encuentran un vínculo emocional en los foros o chats de internet. Sin embargo, algunos de los que son detenidos por la policía, presentan unas características de integración social, laboral y familiar que rompe todos los esquemas. No resulta sencillo identificar a un potencial terrorista. El enemigo se vuelve invisible actuando como una cédula dormida que se activa siguiendo órdenes o por iniciativa propia.
Los refugiados que se agolpan en las descarnadas fronteras europeas pueden hacer una crónica meridiana del tipo de terror que supone la amenaza de ISIS. Ellos llevan años siendo rehenes de estos psicópatas que justifican sus actos argumentando que siguen el mandado de un Alá cruel y sanguinario. El pueblo sirio está siendo masacrado sistemáticamente por la misma banda de asesinos "iluminados" que atentó en Madrid y París. Y nuestra respuesta sigue siendo mezquina y cicatera para atender esta grave emergencia humanitaria.
Los atentados yihadistas en Europa nos causan gran conmoción. Pero solo son pinceladas del horror permanente que padecen los ciudadanos de los países que están sometidos a la sinrazón de los talibanes que impulsan la guerra santa para imponer una versión gore del Corán a todo bicho viviente. En la historia de la humanidad se ha matado más gente en nombre de los dioses que por otros motivos. Dioses coléricos que reclaman sacrificios humanos para engordar su ego omnipotente. La moderna Yihad no necesita carros de fuego ardiendo o apariciones celestiales para difundir su mensaje de odio. Ahora tienen accesibilidad a cualquier parte del planeta gracias a los tentáculos de internet. Un milagro tecnológico del maligno que ponen al servicio de su desquiciado Alá.
Hace poco leí en algún sitio que frente al innumerable rimero de matanzas que la humanidad había llevado a cabo en nombre de uno u otro dios, no existía constancia de ninguna guerra que se hubiera hecho en nombre del diablo. ¿Acaso apostamos por el líder equivocado?
Intentando sobreponerme a la nausea por los atentados en la capital francesa, prefiero quedarme con la imagen de esos ciudadanos que cantaban La Marsellesa mientras desalojaban el campo de fútbol. Toda mi solidaridad con los hermanos franceses. Tampoco me olvido del pueblo sirio. No puedo ni debo hacerlo.  Ojalá llegué pronto ese día de gloria en el que podamos librarnos de todas las tiranías, divinas y humanas, para que la libertad, la igualdad y la fraternidad entre los pueblos puedan germinar. Aunque yo no lo vea.

LA PROCESIÓN DEL SANTÍSIMO COÑO INSUMISO

En la última huelga general, un grupo de cómicos peripatéticos que practicamos el activismo satírico, desfilamos por Zaragoza con un peculiar paso procesionario. Vestidos de riguroso luto, y con plañideras incorporadas, portábamos un muñeco disfrazado de obrero y crucificado por los remaches de la contundente reforma laboral. Esta acción totalmente improvisada causó alborozo entre las cabreadas masas que deambulaban por las calles ese día. Hasta tal punto que, lo que empezó como una chanza perpetrada por apenas una docena de payasos/as, acabó siendo apoyada por una marea de jubilosos ciudadanos que exorcizaban sus demonios gracias al sentido del humor.
El humor nos aporta una luz crítica sobre los acontecimientos . Nos coloca en una posición de superioridad intelectual frente a los fanáticos y sus dogmas. Por eso los intolerantes no soportan su tamiz. Por eso también, las caricaturas de Mahoma provocaron el odio irracional de los extremistas islámicos que sesgaron las vidas de los dibujantes cómicos del Charlie-Hebdo. Sus irracionales teorías no soportaban la sátira. Por eso fueron objeto de su odio irracional.
Leo Bassi  conoce en carne propia de qué hablamos. Algunos de sus espectáculos han provocado la ira de los sectores más ultracatólicos hasta el punto de recibir cócteles molotov y abundantes amenazas de muerte. No importa si hablamos de musulmanes, judíos o cristianos, el humor no es compatible con los fanatismos. En realidad, es su peor enemigo.
En Sevilla, celebrando el día internacional de la mujer trabajadora, unas activistas utilizaron el sentido del humor para reivindicar la pérdida de derechos laborales y sociales para la mujer. Montaron una performance y sacaron en procesión al "Santísimo coño Insumiso".
Se trataba de una vagina de plástico de dos metros de altura que, según el juez de instrucción, atentaba contra el sentimiento religioso. Por este motivo se ha imputado a varios miembros de CGT, organización que supuestamente convocó el acto, y se les piden condenas de hasta tres años de cárcel. La denuncia ha partido de una asociación de  abogados cristianos de Sevilla. Como todo el mundo sabe, la semana santa de Sevilla está en las antípodas del fanatismo. El caso es que los susodichos abogados interpretan que las activistas pretendían ridiculizar a la Virgen sustituyéndola por esos desafiantes labios vaginales. Lo que no aclaraban es a qué virgen. Porque hay devotos de la virgen del Rocío, de la Macarena... Y entre distintas cofradías no hay buen rollo. Es como una liga de fútbol en la que la virgen local compite en milagros con la del pueblo de al lado. Siempre me ha chocado que una religión monoteísta se contradijera tanto. Pero al grano, ¿a qué virgen ridiculizó el "Santísimo coño Insumiso"? Tendrán que ser más concretos.
El sentimiento religioso es un concepto demasiado etéreo. Una interpretación exacerbada es el origen de la violencia contra el Charlie Hebdo  o Leo Bassi. La procesión del "Santísimo coño Insumiso" puede parecer de mal gusto a parte del personal pero solo es una interpretación satírica de la actualidad. Criminalizar el asunto nos devuelve al pasado, a la intransigencia. A aquellos amargos años en los que contar un chiste sobre "Paca la culona" podía mandarte de patitas a la cárcel.
´No es buena idea disparar al bufón porque él es el espejo cóncavo en el que se mira nuestra sociedad para que no se le suba la idiotez a la cabeza. Solo es el reflejo esperpéntico del gran esperpento en el que vivimos.

¡AY LA VÍRGEN!

¡AY LA VÍRGEN! El día 27 de julio se votará en el ayuntamiento la propuesta de ZeC  (Zaragoza en Común) para que los concejales no vayan a los actos religiosos representando a las instituciones.
El nuevo equipo municipal propone que se ejerza la aconfesionalidad que defiende la constitución. Ya saben, aquello de separar la iglesia del estado que reza en nuestra cata magna desde hace 37 años y que en este país con olor a cirio, cerrado y sacristía no acabamos de interpretar correctamente. Por supuesto, los ediles serán libres de asistir a dichos actos a título personal pero sin lucir insignias municipales ni percibir horas extras (el consistorio empleó más de 8.ooo euros en este concepto solo el año pasado).
Una cuestión tan elemental como es la de aplicar este principio constitucional en una sociedad moderna ha creado una gran controversia. Algunos comentarios sobre esta noticia son tan desquiciados y tendenciosos que provocan más hilaridad que otra cosa. Los hay que sostienen que los bolivarianos del cabildo empiezan no yendo a misa para acabar prendiendo fuego a las iglesias. Otros, más cachondos, apuntan que los podemitas solo quieren asistir a misas negras y aquelarres. Más acordes con el origen satánico de su ideología anti-sistema.
Dejando a un lado el rugido de la caverna carpetovetona, la realidad es que estamos rodeados de países que se declaran oficialmente laicos. En Alemania, Francia, Bélgica, Irlanda o Italia las autoridades políticas no pueden adherirse públicamente a ninguna religión o creencia que influya sobre la política nacional. Pese a ello, a nadie se le ocurre que la Merkel vaya a quemar la catedral de Frauenkirche o que Hollande  quiera montar un aquelarre en el parlamento francés.
Una vez más, España es diferente. Aunque nuestra constitución señala que el estado no se adhiere a ninguna religión oficial, en la práctica la religión católica nos cuesta a la ciudadanía (católica, atea, musulmana o judía) la friolera de más de 13.000 millones de euros anuales entre subvenciones, ayudas, mantenimiento de su patrimonio y exención de impuestos.
Hasta el pasado marzo estaba vigente la ley de inmatriculaciones que otorgaba a esta confesión la facultad de inscribirse a su nombre bienes por primera vez en el registro oficial. Gracias a ella la mezquita de Córdoba pasó a ser la catedral de Córdoba y la iglesia consiguió su titularidad por 30 euros.
Merced a la ley hipotecaria del gobierno de Aznar, la iglesia católica vivió su propio boom inmobiiario. Durante este periodo apuntaron a su nombre 4.500 propiedades que no estaban registradas. Y todo esto sin tener que hacerlo público ni pagar impuestos. ¿Se imaginan la que se liaría si esto mismo lo hicieran imanes o rabinos?
Pero además de la arbitrariedad con la que se beneficia a esta confesión frente a las otras (impropia de un estado que se declara aconfesional), no podemos olvidar la injerencia constante que la jerarquía católica ejerce sobre las decisiones políticas y las leyes en este país.
Desde ZeC se está dando un pequeño paso adelante para liberar a las instituciones de esta incongruencia. Nadie impedirá a un concejal o a un alcalde, si es misero como Belloch, acudir a las procesiones de semana Santa o del  Corpus Cristi. Pero deberá hacerlo a título personal y de balde. Sin cobrar un duro. Porque el fervor auténtico no tiene precio ni filiación política. Ya lo dijo otro elemento podemita llamado Jesucristo: A dios lo que es de dios y el estado a lo suyo. O algo así. ¿Qué opinión creen que tendría de todo esto? Pero claro, el tal Jesús, también era un poquico anti-sistema por lo que tengo entendido.

MÁS PAPISTAS QUE EL PAPA

MÁS PAPISTAS QUE EL PAPA
El Papa Francisco es demasiado flower power para la jerarquía eclesiástica carpetovetona. Dice cosas en su nueva encíclica que hacen que se desgarren las carnes de algunos obispos de corte más preconciliar que el argentino. Francisco pone el dedo en la llaga de un medio ambiente arrasado y explotado señalándolo como el origen de grandes desigualdades entre los seres humanos.
Pero además hace referencia a la necesidad de perdonar graves "pecados"como el aborto o la homosexualidad. En resumen, se decanta más por el amor que por la excomunión para escándalo y consternación de prelados como monseñor Cañizares.
Cañizares ya creó polémica cuando dijo que, para la iglesia católica, el aborto era un asunto más grave que la pedofilia. Así debe ser ya que, pese a la vergonzosa abundancia de este "delito" entre la curia, los gerifaltes de la iglesia siempre han demostrado más intransigencia con la libertad reproductiva de la mujer que con sus propios pederastas. Incluso han llegado a justificar los abusos esgrimiendo la bajuna teoría de que los menores "van provocando", como afirmó el obispo de Tenerife.
Francisco tiene al enemigo en casa. Su intención de acercar la doctrina a los problemas reales de la gente y alejarla de posturas intolerantes choca frontalmente con la idiosincrasia de muchos de sus obispos. El nuevo Papa habla del reparto de la riqueza (cualquier día lo acusan de ser un bolivariano de Podemos). Del compromiso que su credo tiene con los pobres y desfavorecidos.
Simultáneamente, la misa que el padre Angel hizo por Pedro Zerolo ha abierto un cisma entre la parroquia y el arzobispado de Madrid. Si alguien encaja en el perfil de esa nueva iglesia que predica el argentino es el padre Angel. Toda una vida dedicada a los más débiles, a los marginados, a los excluidos. Su coherencia cristiana es inapelable. Zerolo, que militó activamente por los derechos de gays, lesbianas y transexuales y fue el impulsor del matrimonio homosexual, era ante todo su amigo. Y el hecho de su homosexualidad no infería a sus ojos nada reprobable. El dios que predica el padre Angel con su ejemplo también usa el lenguaje del amor. No el de la ira.
En este país aconfesional de pacotilla, la opinión de los obispos no es que vaya a misa, es que llega a crear jurisprudencia. La cúpula clerical patria intenta imponer el derecho canónico sobre el constitucional y lo consigue en muchas ocasiones. Es el caso de Rita Maestre. Se le acusa de profanación por su acción (de discutible gusto) en la capilla que hay en la Universidad Complutense.
Si nos ceñimos a lo que el código penal define como profanación (ritos satánicos, misas negras y otras brujerías), no entiendo la carga de la acusación. En todo caso sería una perturbación del orden que, además, se realiza en suelo universitario. Es decir, aconfesional, porque la capilla católica se encuentra dentro de su circunscripción. Lo que deriva en la confrontación de dos derechos: el de libre expresión y el de libertad religiosa. Pero, ¿Profanación?
Solo se me ocurre que esta imputación se deba a la semilla misógina que tan bien plantó la santa madre iglesia desde aquellos tiempos en los que torturaban y quemaban a cualquier fémina que sacara los pies del tiesto acusándola de bruja. Eran días felices para los inquisidores. Las mujeres ardían iluminando las noches por esto o por aquello. De todos es conocida la legendaria alianza de Eva con Satán. Lo llevamos en la naturaleza. Igual que Rita.
Rita Maestre no arderá en una hoguera, algo hemos progresado, pero su falta pretende ser juzgada como un anatema. El Papa Francisco predica que debe separarse la iglesia del estado.
Aquí puede decirse que predica en el desierto.  Lo tiene crudo Francisco. Yo le aconsejaría hacer un ere. Una operación renove para librarse de modelos recalcitrantes, como la mayoría de nuestros obispos nacionales, que empañan su teología del amor e interfieren en la política del estado. Solo es cuestión de regatear el finiquito. Véase el ejemplo de Rouco. A dios lo que es de dios y a Rouco...un ático de súper-lujo.

LA ETERNIDAD ES DEMASIADO TIEMPO PARA MÍ

LA ETERNIDAD ES DEMASIADO TIEMPO PARA MÍ
He descubierto que existe una nueva tendencia ideológica en auge en algunos países occidentales como EEUU o Gran  Bretaña. Se llama Transhumanismo y su estrategia parece ser valerse de la política para conseguir la vida eterna. Así como suena más o menos. Pero la cosa no se queda ahí. Los transhumanistas sostienen que si la inteligencia artificial no deja de avanzar, amenazará en un futuro la supervivencia de la raza humana (teoría que defiende el propio Hawking). Y para evitarlo, proponen una especie de fusión con la tecnología que, de tacada, nos proporcionará la inmortalidad.
Es decir, la especie humana evolucionaría a la especie transhumana. Pasaríamos a ser algo así como un cíborg que, gracias a un tuneado biónico de alta gama, superaría las enfermedades y el envejecimiento. Incluso se eliminarían los prejuicios por cuestiones raciales, por el sexo o por la apariencia física (argumentan entusiasmados sus seguidores), puesto que se podría modificar el aspecto a conveniencia con algún dispositivo de nanotecnología que llevaríamos incorporado de serie.
Por supuesto, ese mundo feliz libre de artrosis, patas de gallo y sepulturas será optativo, conceden los transhumanistas. Optativo y solo accesible a quienes tengan bien forrados sus biológicos riñones. Porque esa hipotética simbiosis con las máquinas no saldrá de balde. Lo que me hace sospechar que esta tendencia, de llegar a extenderse, solo redundaría en que los ricos, amén de ser más poderosos, serían inmortales. Hasta ahora, a los parias de la tierra nos quedaba el consuelo de saber que los banqueros y otros tiburones financieros también acabarían siendo pasto de gusanos. Dentro de poco, ni eso. Ya existe un candidato transhumanista a la presidencia estadounidense que ofrece la vida eterna a cambio del apoyo a su campaña- ¿Quieres morir? Pues en caso de que la respuesta sea negativa, vótame.
Por muy tentador que pueda parecer a priori lo que oferta esta gente, a servidora se le han puesto los pelos como escarpias. He sufrido una regresión a la infancia. Para ser más concretos, a un hecho traumático que padecí a los siete años. Sucedió en la clase de religión que nos impartía sor Sebastiana (una religiosa cuyo fervor solo era superado por la contundencia de sus collejas).
Mientras entraba en un estado de levitativo éxtasis teresiano, la buena mujer trataba de explicar a la clase de párvulas la importancia de ser buenas para alcanzar la vida eterna. Recuerdo que entonces, sin saber muy bien por qué, vencí mi timidez congénita para lanzar una pregunta a mi maestra: ¿Y qué se hace en la vida eterna? Hay situaciones que, pese a las décadas y las amnesias de la vida, se te quedan grabadas para siempre. Una de ellas para mí es la cara de Sor Sebatiana balbuceando improvisadas y piadosas contestaciones a mi impertinente pregunta. Cosas como: tocar el arpa y alabar al creador. ¿Pero todo el tiempo?- Insistí yo tozuda.- ¡Vaya rollo! Aquí fue cuando mi exasperada preceptora espiritual decidió administrarme un pedagógico cogotazo que zanjara definitivamente mis inquietudes sobre las bondades de la eternidad.
La sensación es similar con los transhumanistas. Su punto de partida es combatir el riesgo de una superinteligencia artificial y sacar el máximo provecho de ella. Las religiones llevan haciéndolo desde que andábamos dándonos con un garrote.  Aunque ellas, en su totalidad manifiesta, son más de combatir el riesgo que tiene la inteligencia humana.
La vida eterna es un cebo muy goloso para casi todo el mundo. Cuánto no más para psicópatas y megalómanos. Puede triunfar presidiendo un programa electoral. O incitar a guerras santas que manden al paraíso a millones de almas. A mí me pasa lo mismo que cuando era cría. La eternidad me da mucha pereza. Es demasiado tiempo para espíritus inquietos y culos de mal asiento. 
Me conformo con vivir con dignidad lo que me quede de vida. Con eso tengo bastante.

UN ESCRACHE PARA ROUCO

UN ESCRACHE PARA ROUCO
Y Jesús dijo: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de los cielos." Mateo 19:23. Sustituyamos al camello por un cardenal recalcitrante y amigo de lujos mundanales: ¿Pasaría Rouco por el ojo de esa aguja? Me temo que no porque, pese a no tener jorobas prominentes, su ego es tan descomunal que se quedaría atascado intentando atravesar el Arco del Triunfo. Debe ser por eso, para albergar tanta vanidad y soberbia, que Rouco Varela necesita una choza de 360 metros cuadrados para su retiro. Sus pecados no caben en un discreto apartamento. Eso corresponde a gentes más sencillas, como el papa Francisco. Empecinados en proclamar que la iglesia debe ser de los pobres, que debe posicionarse junto a ellos.
¿De qué rayos habla el charlatán argentino?- Pensará Rouco-  ¿Apostar por los pobres? ¡Ja! ¡Valiente tontería!. Y es que el emérito cardenal siempre ha sabido que los pobres no le podían proporcionar lo mismo que los poderosos. Por eso nunca le hemos visto en un desahucio o encabezando una manifestación contra la pobreza infantil. Además de que la causa de los desheredados no tiene tanto glamour, Rouco solo apuesta por el caballo ganador. Por el que puede proveerle de poder e influencia para adoctrinar nuestra aconfesional sociedad y tratar de conducirla a la Edad Media. Una época en la que el cardenal hubiera gozado a lo grande quemando herejes y brujas. Sobre todo brujas. Porque la misoginia del tipo es manifiesta.
 Rouco y su nutrido elenco de obispos palmeros consideran a la mujer poco menos que a una bestia. Un ser débil y descerebrado que debe someterse al macho y que carece totalmente de derechos reproductivos. Serán dos monjas quienes le sirvan , cual leales esclavas, en su jubilación dorada en el costoso palacete frente a La Almudena. No podía ser de otra manera.
La chabola en cuestión está valorada en más de 1, 7 millones de euros y en la rehabilitación, para dejarla a su gusto, se han empleado 300.000 euros. Cuatro arreglicos para hacerla más acogedora. Dicen que si la iglesia pagara IBI, tendría que abonar 4.000 euros anuales por el pisito. Es lo que tiene aliarse con el bando correcto. ¿O es que acaso una iglesia comprometida con los pobres podría aceptar los 13.000 millones de euros anuales de las arcas del estado que recibe en forma de subvenciones, mantenimiento de su patrimonio y exenciones fiscales? 
¡Pues claro que no Francisco, tontorrón! De cumplir lo que decía ese tal Jesucristo se acababa el chollo para la jerarquía eclesiástica. ¿Estamos locos?
Un gran número de cristianos decentes han mostrado su escándalo por el comportamiento de Rouco. Desde Redes Cristianas han lanzado este mensaje: !Quienes apostamos por una iglesia equitativa e igualitaria pensamos que este despropósito merece un rechazo público, una denuncia profética y un escrache". Y es que esta gente, al contrario que Antonio María, sí leyeron esa parte de los evangelios que habla de camellos, ricachones y ojos de aguja. Y no ven nada bien que un líder espiritual anteponga su orgullo y una lujosa vida a los principios de su credo. 
Me gusta la idea de escrachar a Rouco pese a no ser cristiana. No tengo claro si habrá justicia divina y su alma padecerá un escrache celestial por sus múltiples pecados. Por eso me quedo con la iniciativa de Redes Cristianas. Puede ser algo simbólico, la iglesia de los pobres escrachando al representante de la iglesia de los poderosos.  Seguro que hasta el perro-flauta nazareno hubiera capitaneado el acto. Según tengo entendido, estas cosas le cabreaban tanto, que incluso, en alguna ocasión, llegó a tirar de látigo. Con la jerarquía eclesiástica carpetovetona no iba a dar a basto.

ESOS "GUARRONES" DE LOS MUÑECOS DE NIEVE

ESOS "GUARRONES" DE LOS MUÑECOS DE NIEVE
Seguro que no soy la úrica que estos días tiene la sensación de ser un extra en una superproducción internacional. Una  perfecta simbiosis entre el género de terror, el de ciencia ficción y el surrealismo más gore, telúrico y disparatado. Lo del fanatismo religioso no es para tomarlo a broma. Nos ha costado muchos muertos, mucha represión y oscuridad a lo largo de la historia.
Es obvio por los hechos que el sentido del humor no es el punto fuerte de los integristas. Ni la Yihad ni las cruzadas fueron ideadas por mentes jocosas y de delicada ironía. Pero a menudo, involuntariamente siempre, alguno de sus oráculos suelta una sentencia que consigue que se te parta la caja.
Es lo que me ha pasado leyendo una noticia sobre un jeque saudí religioso que ha condenado a los muñecos de nieve por lascivos y lujuriosos. ¡Mátame camión!  En su interpretación libre y agilipollada del Corán, representar una figura humana con nieve puede conducir a tener deseos eróticos. ¡Uy,  uy! Desconozco los intringulis de la vida sexual de este señor pero me temo que debe ser algo rarita. Personalmente, los muñecos de nieve me dejan un poco fría. Aunque el jeque se debe poner burraco mirando la zanahoria rampante y las generosas curvas blancas porque, si no, no se entiende su preocupación. ¿Acaso ha habido una epidemia de violaciones a muñecos de nieve estas navidades?
Este tipo de declaraciones delirantes no son patrimonio de una religión específica. Si tiramos de hemeroteca encontramos algunas "obispadas" que no desmerecen. La religión católica tampoco se distingue por su transigencia en el terreno del humor. Que se lo pregunten a Krahe, denunciado por extremistas católicos por haber cocinado un cristo para dos personas. Muchos de los que
( tras los trágicos sucesos del Charlie Hebdo) se rasgan hoy las vestiduras en defensa de la libertad de expresión, exigían que Javier Krahe fuera condenado por blasfemia. 
Los fanáticos no tienen  gracia aunque den risa. Siempre hay algún inadaptado que recibe sus delirios como una mandado divino. ¿Quién sabe? Este descerebrado jeque podía estar activando una nueva versión de la yihad. Una guerra santa contra todo tipo de objetos o representaciones que una mente pervertida y enferma puede encontrar lujuriosas. Plátanos, rotondas, el Pirulí...
Y lo dejo aquí. Porque una exuberante calabaza se me ha insinuado al pasar por la cocina y me han venido muy malos pensamientos. Quizás me debería confesar. Pero combatiré al demonio a mi manera. Haciéndome con ella una fritada morrocotuda. Por "guarrona" y lasciva.

NO DISPAREN AL PAYASO

NO DISPAREN AL PAYASO
(Dedicado a las víctimas de la masacre del Charlie Hebdo y a los millones de vidas que el fanatismo religioso ha sesgado en todo el mundo. Que la tierra os sea leve, compañeros.)
                                                      
El  humor no hace buen maridaje con el fundamentalismo religioso. Es normal. Es una cualidad que nos invita a bucear en nuestra humanidad y se sirve de la burla para desvelar la verdad. Esa mirada irónica sobre la realidad es desconcertante para los dogmáticos. No soportan su tamiz ni la visión crítica que arroja sobre los acontecimientos. El humor nos hace  más libres. Nos aporta dignidad y nos sitúa en una posición de superioridad moral frente a situaciones que nos atemorizan. Por eso, un humorista, un payaso o un cómico, pueden convertirse en objetivo del odio irracional. Son enemigos del oscurantismo. Por ende, de sus leyes anacrónicas dictadas, presuntamente, por seres sobrenaturales.
Los crímenes del Charlie Hebdo son una cruel manifestación de ese odio. Esta vez se ha llevado la vida de doce personas en París. Entre ellos, un policía de ascendencia musulmana. Igual que musulmanes son la mayoría de sus víctimas en ciudades como Bagdad o Kabul. Una hemorragia humana que gotea cada día más cadáveres con los que nos golpean los telediarios. Eran muertos lejanos que creíamos que no nos incumbían. Pero en este mundo global, globalizar el odio era cosa hecha. Y los frentes no son tan nítidos como antaño.
Estamos en guerra sí, pero no contra el Islam. Es una lucha descarnada contra los liberticidas. Contra los enemigos del pensamiento crítico. Están en todas partes. Abrazando todo tipo de causas o banderas. Empleando la violencia en nombre de una deidad trastornada.
El cómico Leo Bassi  también ha recibido ataques  integristas por sus espectáculos. Especialmente cuando montó uno en el que hacía una interpretación satírica del Papa. Amenazas de muerte, cócteles molotov...Pero en esta ocasión, eran ultracatólicos de la extrema derecha los que enfocaron su odio en el clwon. Esto demuestra que, más que dioses coléricos, lo que existe es un método de canalizar la frustración e irreflexión de algunos para satisfacer oscuros intereses.
Yo no entiendo la vida sin humor. Condenarme a ello, es mil veces peor que hacerlo a muerte. Reírme de lo que me asusta me hace más fuerte. Reírme de mi intrascendencia, más libre.
Entre tiros, bombas y mordazas se han empeñado en robarnos la alegría. En quitarnos la vida. Pero quién nace payasa, como servidora, payasa muere. Osea que...aquí está la mía.

HORIZONTES

HORIZONTES
La puesta en escena es fundamental.  El purpurado que se postra sobre el suelo para pedir perdón por los pecados de la iglesia conoce su importancia en una buena representación teatral.
La institución a la que pertenece tiene muchas tablas. Se ha nutrido de la dramatización  en sus liturgias, en homilías apocalípticas donde nada se dejaba a la improvisación. Ni siquiera la declamación calculada de cada palabra o gesto emitido desde el escenario litúrgico, también llamado altar. 
No juzguéis y no seréis juzgados- Insiste desde el púlpito el arzobispo de Granada que "olvidó" denunciar a la  Conferencia Episcopal los casos de pederastia cometidos por varios religiosos en su diócesis. No juzguéis, dice ahora monseñor Martínez. No actuó igual en otras ocasiones cuando no le dolieron prendas en denostar la España subsidiada o en comparar el aborto con el Holocausto nazi. Pero ahora pide indulgencia para los malos pastores que abusaron o permitieron esos abusos con un silencio cómplice, como él mismo.
Ese hombre que arrastra su oronda naturaleza episcopal en busca del perdón era implacable con sus semejantes. Mujeres y homosexuales hemos sido víctimas de su colérica doctrina, más propia del antiguo testamento que del siglo XXI. Sin embargo, pide respeto para los descarriados "romanones" cuyas prácticas contra la libertad sexual de los menores tienen matices escalofriantes. 
La sub-secta no tiene desperdicio. Propiedades, dinero y mucho "amor fraterno" para enmascarar sus orgías con los chavales. Hasta contaban con su propia web, Horizontes. Una plataforma digital  desde la que predicaban moral a los feligreses. Demasiado repugnante lo que hacían sus pastores mientras usted, monseñor, miraba hacia otro lado. ¿No le parece?
Osea que no se obstine en derramar sus carnestolendas por los suelos. Esto tiene mal arreglo. El único horizonte lícito que puede tener la iglesia para remedar mínimamente el daño causado consiste en separar el grano de la paja sin que le tiemble el pulso. El arzobispo Martínez y todos cuantos cometieron o ampararon estos crímenes son paja, por si alguien tiene dudas. Paja seca y maloliente que se apila alrededor de la propia institución religiosa. Como si de una enorme pira funeraria se tratara. Presta a arder y arrasar la poca credibilidad que les queda. 
El horizonte estaría en recuperar el mensaje de sus evangelios. Entonces compartirían el frente de los deseheredados y nunca el de los poderosos. El de las víctimas y nunca el de los verdugos. Entonces los obispos estarían tirados por los suelos, hombro con hombro con insignes ateos o cristianos de base, para evitar con resistencia pasiva los desahucios. Darían a dios lo que es de dios y al fisco lo que es del pueblo. 
Ahí estaría su horizonte. Mientras tanto, ya pueden pedir perdón y tirar el cuerpo a tierra con ademán desolado. Esa función ya la hemos visto todos. Llevan mas de 2000 años representándola. Ya sabemos el final y no nos la creemos, no nos gusta. Para su desgracia, no todos somos niños. 

LA CRUZADA DE GUADARRAMA

LA CRUZADA DE GUADARRAMA
Por alguna razón que mi entendimiento no alcanza se ha puesto en marcha una iniciativa católica denominada "Objetivo 1.300". La cosa consiste en clavar 1.300 cruces de cuatro metros de altura, cuya base es encementada sólidamente por animosos activistas vaticanos, en todas las cumbres de la geografía española con el objeto de promover los valores católicos.  Al parecer, la "santa cruzada" empezó en el 2012 y, desde entonces, los montañeros han denunciado la proliferación del plantío crucífero en la sierra de Guadarrama. Al desvelarse el asunto, la Consejería de Medio Ambiente madrileña instó a los promotores a cesar en su empeño y comenzó a retirar alguno de los símbolos. Pero la respuesta de la organización ha sido contundente: "Nos vemos en el deber de informar a todos cuantos oponen resistencia a la Libertad de la Religión Católica: toda Cruz y Virgen que sea objeto de demolición, será motivo inexcusable para incrementar por dos el número de Cruces." Vamos, que se declaran en rebeldía y piensan hacer doblete.A mí me da como flojera con tanto misticismo a nuestro entorno. Ministras y ministros que invocan vírgenes o santos para generar empleo y atraer prosperidad. Como brujos de una tribu del Congo pero con menos salero y más flojos de atrezzo. Responsables institucionales que rezuman cera en los cortejos religiosos y se ponen la aconfensionalidad del estado por mantilla sustituyendo la Constitución por un rosario (que a mi se me antoja hecho de dientes de rojeras y de ateos).
Y cómo no hablar de esa reciente experiencia religiosa en el Camino de Santiago entre Mariano "el penitente impenitente" Y Angela Merkel o "Angelita la exterminadora". Mariano y cierra España.
Cerrada a cal y canto como un cortijo católico con toda una oferta de atracciones cristianas y decentes. Un Disney World preconciliar patrio que incluye peregrinaciones a miembros incorruptos y reliquias varias al que ahora podemos añadir la ruta de las Cruces anti-Islam. Pues eso mismo, repeler la inminente invasión del Islam, dicen que es el motivo que les empuja a crucificar todos los picos de nuestra geografía. A lo mejor piensan que el Islam es algo similar a los vampiros y,  si falla lo de las cruces, acaban coronando los montes con ristras de ajos. Conmigo está funcionando pese a no ser ni musulmana ni vampiresa. Ante el lamentable espectáculo de esta España asaetada de cruces, supercherías y camelos puedo escuchar alto y claro: ¡Va de retro satanasa! ¡Y me entran unas ganas de salir corriendo...!

MÁS MADERA P´A LA HOGUERA

MÁS MADERA P´A LA HOGUERA En esta tragicomedia esperpéntica que estamos protagonizando, a las mujeres se nos restringe a los papeles secundarios. O terciarios, si es que existen. Porque para el pensamiento retrógrado-machista que nos asola apenas somos extras que deben padecer los desvaríos de su guión misógeno. La reforma de la ley del aborto es una trama macabra que nos sitúa en un escenario añejo y represivo contra la libertad reproductiva femenina. Nos retrotrae a aquellos tiempos de los abortos clandestinos, el miedo, el peligro y la humillación. Nuestro vientre no es asunto nuestro al parecer. Lo legislan unos meapilas que quieren ganarse la fidelidad en las urnas del sector más ultra-carpetovetónico, católico y preconciliar. El ministro Gallardón está bordando el papel de ese nuevo Torquemada cazador de brujas abortistas y descarriadas. Con un desprecio absoluto por el libre albedrío, pretende imponer maternidades no deseadas o que se traigan al mundo criaturas con graves malformaciones en una sociedad que ha dinamitado la protección a los más débiles y desamparados. Es como una pesadilla.  ¿Por qué nos odia tanto don Alberto? Porque no puede ser otra cosa que desprecio, o un oportunismo sin escrúpulos, lo que inspira al señor ministro de Injusticia. Por cierto, ¿en qué carajo piensa cuando concede un indulto? Lo digo por uno de los últimos, que ha beneficiado a un guardia civil condenado por grabar una agresión sexual de un amigo contra una joven, omitiendo el socorro y partiéndose de risa. ¿Qué le pasa a este señor con las mujeres? Si solo fuera un trauma de origen freudiano quizás tendría cura a base de psicoterapia intensiva. Pero me temo que es más grave. Lo que agarra a Gallardón no tiene nada que ver con que su madre lo destetara a hachazos de pequeño. Tiene que ver más con la ambición y la arrogancia desmedida del personaje. Los principios, ya lo decía Groucho Marx, pueden cambiarse a gusto del consumidor o del votante. De momento, las mujeres aún votamos. Aunque siguiendo esta linde, no se qué pasará mañana. Primero meten los rosarios en nuestros ovarios. Si lo consentimos, ¿qué será lo siguiente? ¿Les vamos a dejar apilar más leña en nuestra hoguera? Servidora, por lo menos, tiene muy mal arder. No se vosotras.

UNA HIENA NUNCA LO HARÍA

Soy abiertamente animalista. Y en ese sentir incluyo mi pasión, no solo por el resto de animales, sino también por esa especie de monos parlantes a la que pertenezco.
El homo sapiens tiene la facultad del lenguaje, de poder construir un pensamiento elaborado y por ende, de mentir, distorsionar y manipular a sus congéneres. En eso no hay cacatúa que nos pueda. Se supone que, semejante talento, debiera servir para determinar la diferencia intelectual con las demás bestias. Craso error. Hay humanos que cuando abren la boca solo emiten rebuznos inconexos. Como el Obispo de Málaga, asegurando que una unió gay es similar al enlace entre un perro y un humano. A los homófobos ya no les basta con poner ejemplos sobre peras y manzanas. Ahora les va más el rollo zoofílico. Y no me extraña en absoluto. Porque algunos miembros de la iglesia parecen más alimañas que las propias alimañas.
Fue un sacerdote, llamado Jesús Calvo, quien afirmó en un programa televisivo que el cáncer del concejal Zerolo era un castigo divino por su homosexualidad. No existe bicho en el mundo capaz de superar esta bajeza. Pero en el género humano sí. Podemos doblar y triplicar nuestra maldad hasta el infinito y más allá. Y para confirmarlo, este mismo sacerdote aprovechó su presencia en la tele para pedir la pena capital para los abortistas. ¡Qué gran ejemplo de cristiandad!
¡En fin!, que como defensora de los derechos de los animales quiero hacer constar una rotunda protesta por la comparación a la que son sometidos con algunos individuos de nuestra especie. Ninguna otra criatura discrimina por la orientación sexual a sus congéneres. A  una hiena no se le margina en la manada por ser boyera. Eso es una mindundada que les da la risa floja. Ellas están a cosas importantes como garantizar la supervivencia de sus crías. Evitar que mueran de hambre. En cambio, uno de cada tres niños españoles viven bajo el umbral de la pobreza y los gerifaltes de nuestra manada humana (y espiritual) prefieren debatir sobre el sexo de los ángeles o de los concejales. ¿Evolución? Créanme, una hiena nunca lo haría.

¿Y LA SENSIBILIDAD LAICA?

¿Y LA SENSIBILIDAD LAICA?
La pasada noche saque a mi perro a pasear y, de imprevisto, un tumulto encapirotado se cruzó a nuestro paso aporreando los tambores como si no hubiera un mañana.
El pobre animal, creyéndose sin duda presa de alucinaciones, entró en pánico y me arrastró de nuevo hasta mi casa. Si los cánidos piensan (que yo creo que sí, a su manera) el mío 
debió creer que aquello era el fin del mundo. No se le puede reprochar. Aún recuerdo nítidamente la primera vez que mi progenitor tuvo a bien llevarme a una procesión. Yo debía tener unos tres años. En mi memoria permanece esa mezcla de olor a incienso y cirios, el ruido atronador de los tambores y el terror que sufrí a causa de un fantasmagórico encapuchado, algún conocido de la familia, que se empeñó en tomarme en sus brazos pese a mi pagana y salvaje resistencia. 
Desde una perspectiva agnóstica, como la de mi perro o la de una cría de tres años, la semana santa española aparece como un espectáculo gore y siniestro en el que se exalta morbosamente el sufrimiento. Dan ganas de correr en otra dirección. Pero si además reflexionas sobre la inoportunidad de que un estado aconfesional permita que un culto tome las calles de sus ciudades alterando la circulación y ensordeciendo al personal día y noche, y que se les proporcione infraestructura logística y un servicio de seguridad que pagamos entre todos aunque seamos más ateos que Marx, la charada es perfecta.
No hay mas que ver a algunas autoridades, como al alcalde zaragozano Belloch, formando parte del folklore en estos cortejo religiosos. ¡Cómo le ponen al hombre los crucifijos!
A mí, ya perdonará el sr. alcalde, me trae reminiscencias de otro político infausto que gozaba de que le llevaran bajo palio. 
A quienes criticamos esta esquizofrenia nos achacan falta de sensibilidad religiosa. Nada más lejos de mi intención. Esos cofrades que lloran a lágrima viva cuando dios decide que diluvie al paso de sus carrozas me provocan una ternura naif. Y un poco de risa, para qué negarlo. Pero, ¿quién soy yo para juzgar las incongruencias de otros? Bastante tengo con las mías. Es otra cuestión la que me irrita. ¿Se imaginan las calles cortadas por procesiones musulmanas que desfilaran a cualquier hora tocando trompetas? Y si además estos actos  duraran toda una semana y fueran sufragados por las arcas públicas, ¿qué dirían?. Pues eso.
La realidad es que nadie piensa en la sensibilidad de los laicos que nos vemos obligados a asistir, si queremos salir de nuestras casas, a esta dramatización morbosa de un hito religioso. Esto son lentejas... en pro de la marca España. Ajo y agua.
 Me parece que seguiré el instinto de mi perro. Al menos, lo que queda de semana.