MANERAS DE MATAR
"La salud no lo es todo pero, sin ella, todo lo demás es nada" ( Schopenhauer)
Al parecer, la ministra de sanidad lituana ha lanzado una propuesta para evitar la dolorosa situación de los pobres que no tienen acceso a la sanidad en su país. Es una solución final, al genuino estilo de las SS. Consiste en facilitarles la eutanasia para terminar ¿piadosamente? con todas sus miserias físicas y materiales. Salaseviciute, que así se llama la artista,sostiene la siguiente teoría: Según ella, Lituania ya no es un estado social puesto que se han privatizado todas las propiedades del estado. Como consecuencia, los cuidados paliativos no están al alcance de todos y la eutanasia sería una buena opción para quienes no quieren afligir a sus allegados con el espectáculo de sus sufrimientos. Toda una dama de la caridad.
No obstante, pese a la crudeza de la propuesta, subyace una inquietante realidad. La del desguace y posterior reparto de todos los bienes del estado: Y entre ellos, algo tan primordial como la sanidad pública. En nuestro país estamos asistiendo a una privatización, más o menos camuflada, del sistema sanitario. Durante el ministerio de Ana Mato se acabó con una de las características más encomiables del sistema, la universalidad. Miles de ciudadanos quedaron excluidos del sistema, indefensos ante las enfermedades por su falta de cash.
El nuevo ministro Alonso elogia la huella de su predecesora alabando su gestión que, a su parecer, ha servido para preservar los pilares de la protección social. Protegidos, lo que se dice protegidos, no nos sentimos todos ministro. Si no pregunte a los emigrantes sin papeles que ustedes han sacado del sistema o a los discapacitados que no reciben ayudas. O a quienes deben re-copagar sus medicamentos para seguir vivos. O mejor aún, pregunte a los enfermos de hepatitis C si se sienten protegidos de los abusos de las multinacionales farmacéuticas.
Alonso parece seguir la linde de Ana Mato. Al menos en cuanto a responsabilidad y sensibilidad social se refiere. Por eso ignora el número de enfermos de hepatitis C que hay en nuestro país. Le da pereza echar cuentas. Y aplaza el asunto hasta marzo, que ya huele a elecciones, intentando ganar tiempo.
Tiempo que no pueden perder estos enfermos porque les va la vida en ello. Algo que no tiene precio pero además, el que ponen los laboratorios, no pueden pagarlo. Es responsabilidad del estado, de todos nosotros, conseguir su tratamiento. Si, como es el caso, hay que enfrentarse a la rapiña de unas empresas inescrupulosas, siempre queda el recurso de expropiar la patente. Ante un caso de la gravedad que nos ocupa está plenamente justificado y existen precedentes con medicamentos para el VIH y otros.
Lo de la lituana terminator es bastante heavy. Conmociona la crudeza con la que trata el asunto. Es demasiado explícita, la pobre. Debería aprender de los privilegiados cráneos que ocupan el ministerio de sanidad por estos lares. En vez de proponer la eutanasia, en España se está administrando lenta y obligatoriamente a miles y miles de personas negándoles la salud por cuestiones crematísticas. Es otra forma de exterminio selectivo, pero algo más taimado y cruel. Más propio de nuestro carácter latino.
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