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UN GOLPE EN DIFERIDO

UN GOLPE EN DIFERIDO
Se han cumplido dos años desde que el PP o el Partido de los Trabajadores- como algunos de sus miembros proclamaron en campaña a los cuatro vientos- consiguió la mayoría absoluta para gobernar este país llamado España. En veinticuatro meses, los flamantes vencedores están logrando retrotraernos vertiginosamente hacia (cito textualmente al insigne demócrata Mayor Oreja) aquella época de "extraordinaria placidez" de la dictadura.  Esos inolvidables y larguísimos años, aunque se les escatime la memoria histórica, durante los cuales "Paca la culona" y sus alegres secuaces no consentían que ningún pelanas reclamara justicia o libertad sin recibir un ejemplar escarmiento. Quizás la comparación les puede parecer extrema pero después del anteproyecto "patada en la boca", la tendencia no deja lugar a dudas. Cuando un gobierno toma medidas injustas que producen grandes sufrimientos a los ciudadanía, como está sucediendo con la legislatura popular, es previsible un estallido social de protesta. Si a estos sacrificios se añaden la corrupción, la insensibilidad y el cinismo de quienes están en el poder, el grado de humillación puede hacer explotar la presión de la olla. Lo saben. Y también conocen el remedio. Procede de la misma fuente de la que han mamado su visión esclavista de las relaciones laborales. La que les inspira para precarizar la sanidad y la enseñanza de los que no tienen dinero. Para desamparar a los más desfavorecidos en beneficio de los más privilegiados.
Solo tienen que emplear la vieja receta de los abuelitos fascistones: Represión y mano dura. Al General no le fue mal con el sistema. Es verdad que se le iba un poco la mano, sobre todo firmando sentencias de muerte.  Pero, ¡oye! ¡Dónde va a parar la paz social que reinaba en esos tiempos! La gente se dejaba explotar y robar libertades de mil amores. Nada de organizar quince-emes, plataformas ciudadanas o huelgas de basura. Y si alguno se ponía cabezón, ¡leña al rojo, que es un traidor a la patria!
 El recorte de derechos elementales que supone este proyecto de ley del gobierno es una cuchillada contra nuestra debilitada democracia que bien podría ser mortal. Un golpe de estado en diferido, como tanto les gusta llamar a las cosas a esta gente, que necesita de una maquinaria represora perfectamente engrasada para no fracasar. Pero que nadie olvide que la mayoría absoluta de la que gozan, la que les legitimiza para cercenar nuestros derechos, no la ganaron en un asalto a tiro limpio en el Congreso. Lo hicieron en las urnas y con la complicidad de millones de españoles que ahora también se sienten sus rehenes. Pues eso, que no se olvide. 

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