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ALQUITRÁN EN LAS ALAS

ALQUITRÁN EN LAS ALAS Mi viejo corazón ecologista anda todo alborotado en un revuelo de sístoles y diástoles descompasadas. Nuestras costas se pueden contaminar impunemente. No existen responsabilidades políticas ni empresariales. La aseguradora de la naviera no sale de su exultante asombro. 22 milloncejos y asunto zanjado. ¿Para qué extremar las medidas de seguridad en el transporte de hidrocarburos? Eso sería carísimo. Total, aunque se produzca una catástrofe medioambiental y humana de magnitudes dantescas el precio que pagan los que contaminan resulta irrisorio. Al menos en España, donde se está demostrando que los intereses de las oligarquías financieras están muy por encima de la protección de la gente y su entorno natural. Los patriotas que ahora nos gobiernan están a lo que están. Agrandando la brecha que separa la escoria proletaria de las élites. Recortando derechos elementales de los ciudadanos. Robándonos el pan y la esperanza en un mundo libre y justo. Tendiendo puentes de plata a los corruptos que desde las más altas instituciones del estado nos abofetean con su impune latrocinio. Abduciéndonos a un pasado de tinieblas fascistonas y patrones que pagaban el salario del hambre y el desprecio. ¿Por qué habían de importarles nuestras costas? Tampoco les conmueve un carajo la respuesta solidaria de miles de voluntarios que se hundieron en ese veneno negro, sin que les frenara poner en riesgo la salud, para arrancar con las manos la viscosa porquería que ayudaron a verter entre irresponsables e ineptos. Ese acto de generosidad es ajeno a la comprensión de sus primitivos circuitos neuronales. El resultado del caso "Prestige" es un nuevo baño de alquitrán sobre las desangeladas alas de los solidarios españoles. Un material humano de tal valor que conforma el mayor tesoro que puede desear cualquier patria. Nosotros lo tenemos. Pero corren tiempos duros para ejercer la filantropía. A los jefazos no les agradan estos utópicos pájaros. En general, no les caen bien los soñadores que pueden volar por encima de sus mezquinas calaveras. Estos son más de cortar alas o embrearlas. No sea que con tanta fraternidad cunda el ejemplo y nos escapemos volando de su reinado de sombras.

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