SOBRE HEROES Y VILLANOS
A los activistas de Greenpeace puede salirles muy caro su amor a la madre tierra. Haber coronado el tejado del congreso les podría granjear una pena de hasta cinco años de cárcel por algo que tipifican como un "delito contra las altas instituciones del estado". ¡Caray! Hace más de veinte años, otros ecologistas con cachirulo (los ecofontaneros) protagonizamos un episodio similar escalando hasta la cima del Pignatelli (sede del gobierno aragonés) con el mismo fin: desplegar una pancarta y llamar la atención acerca de la depredación de los recursos naturales para intereses privados. Nuestra acción no tuvo ningún tipo de castigo puesto que se entendía que se trataba de una reivindicación pacífica. Pero los tiempos cambian y, evidentemente, no siempre para bien. En este mundo al revés, los villanos no son los que venden (o mejor dicho regalan) nuestras costas y nuestra sanidad a unos particulares. Aquí los malvados son los ciudadanos que actuan patriótica y democráticamente plantando cara a los saqueadores. Invertida la carga de la prueba, el que de un paso adelante es potencialmente un terrorista. Tiene cierta lógica maquiavélica el asunto, ya que les causa terror que el pueblo salga del pertinaz letargo y pretenda tomar las riendas de su soberanía. Por lo tanto, todos somos terroristas: Ecologistas, miembros de Stop-Desahucios, preferentistas, las Mareas... Y especialmente esos que el concejal del PP , Pérez Macián, califica como "híbridos de hiena y rata y malnacidos" los perro flautas del 15-M. Todos los que pongan en peligro su negocio somos enemigos del estado. Evidentemente de un estado cuyas altas instituciones han firmado el divorcio con la ciudadanía tras ponerle los cuernos con premeditación, alevosía y recochineo. Encaramarse a un tejado no te convierte en terrorista. Dinamitar el bienestar y el futuro de la gente está mucho más cerca.
0 comentarios