EL ATAQUE DE LOS MINIBÁRCENAS Y LOS TUPPERS ASESINOS
Si se les antoja (como a servidora) que este país está atrapado entre los espejos cóncavos y convexos del esperpento, deberían darse una vuelta por la noble tierra aragonesa. Aragón, la madre patria de visionarios geniales que dominan el absurdo como Buñuel, Goya o la adorable Cecilia autora del universal "Ecce Homo"con trazas de Paquirrín, no les defraudará. Solo aquí son posibles fenómenos extracorpóreos y diabólicas posesiones que transforman a la mansa ciudadanía en peligrosos enemigos del sistema. El consejero de sanidad y Bienestar social de la DGA, sr. Oliván, nos advierte. Todos somos minibárcenas. Médicos, enfermeras, limpiadoras o pacientes. Todos somos pequeñas bombas de egoismo que atentan contra el sistema. Y añade una críptica aseveración: El interés general, está por encima de las personas.
Será que soy muy burra pero, si el interés general no tiene nada que ver con las personas, ¿a quién carajo interesa entonces la privatización sanitaria? La pregunta se contesta sola, a cuatro piratas que no son ni humanos ni personas. Otro suceso aparentemente pacífico, una protesta con tuppers delante de la casa de la consejera aragonesa de educación, ha mostrado su auténtica naturaleza gracias a la perspicacia de la fiscalía. Lo que para cualquier hijo de vecino fue un acto pacífico que reivindicaba los recortes en los comedores infantiles, no engañó al señor fiscal. Como buen iluminado, tiene poder para ver más allá de la inocente torreta de tuppers y desvelar un atentado. A los presuntos terroristas de las fiambreras, miembros de la marea verde y algún viandante que pasaba por ahí, se les puede castigar con penas de cuatro a seis años de prisión y multas de hasta 117.000 euros.
Y es que Aragón es una tierra mágica donde las cosas no son lo que parecen. Los mandamases lo saben. No ignoran que, bajo la apariencia bonachona de los aragoneses, subyace una irreductible tribu maña que emplea brujerías para alterar el nuevo orden mundial. Cualquiera de nosotros puede ser un enemigo del bendito sistema. Estamos camuflados. ¿O es que alguien se traga que Marianico el corto es cómico? Lo dicho, aquí nada ( ya sean tuppers, cuadros o cómicos) es lo que parece. Todos somos egoistas minibárcenas que amenazan el interés de unos particulares atentando con tuppers de colores.
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