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ENHÉBRATE EN MI BRAZO COMPAÑERO

ENHÉBRATE EN MI BRAZO COMPAÑERO

Hoy me he levantado con una resaca amarga producto de tanto chute de ultraliberalismo puro en vena. Con toda la sangre intoxicada, cuesta discernir la realidad que se nos está imponiendo de un relato de terror gestado en la cabeza del propio Allan Poe. Saramago tenía razón. La izquierda no tiene ni p. idea del mundo en el que vive. Pero para eso está nuestro Gobierno, para reconducirnos a nuestros nichos proletarios e iluminarnos sobre la crudeza de la vida. De la nuestra, obviamente. La que nos corresponde a la casta de los parias. Ese submundo de miseria y explotación que la onírica izquierda soñaba que ya habíamos remontado. Pero la cruda verdad es que todo había sido un sueño. Las décadas de lucha de la clase trabajadora, el acceso a la educación de las clases humildes, la sanidad universal y gratuita, la libertad de expresión y de conciencia... solo han sido cuentos chinos. Espejismos de los que ahora nos despiertan unos tipos siniestros que enarbolan motosierras hambrientas de muñones.
Tanta realidad en estado bruto está afectando a mi utópica sesera. Hasta creo que me invento las cosas. Como eso de que cogerse del brazo puede ser considerado como una agresión a la autoridad. Esta mañana estaba convencida de que el asunto era una broma que Morfeo me gastó durante el sueño. Pero ,hete aquí, que abro los periódicos y me encuentro a ese señor tan simpático de la Seguridad del Estado, Ignacio Ulloa, colocándome de una pedagógica colleja en su mundo real.
Cogerse del brazo también será delito. Ésto me hace pensar. ¿Qué es lo que temen? Acaso saben que del roce nacen el cariño y la solidaridad. Dos sentimientos que pueden hacer estallar sus mentiras auténticas en mil añicos. O tal vez, aunque lo dudo, hayan leído esos versos de Neruda que describen unos brazos que giran como aspas más allá de las rayas de la lumbre y de la sombra. Más allá de sus tenebrosas realidades.
En cualquier caso, nuestros brazos y abrazos les asustan, es un hecho. Entonces, vamos a meterles miedo. Vamos a fundirnos en un fraternal abrazo inexpugnable a sus realistas pretensiones.
¡He aquí mis brazos fieles! ¡He aquí mis manos ávidas! Dispuesta a desafiar su tiránica cordura encandenándome carnalmente a mis hermanos. Haciendo girar los brazos, como dos aspas locas.

1 comentario

frantic -

Llenemos las cárceles pues.Nos recibirán como a héroes,comeremos caliente y gratis una temporada y la construcción volverá a generar empleo porque va a faltar sitio donde meternos y no creo que el Camp Nou dé para tanto.