ARAGÓN Y LOS ESPEJOS CÓNCAVOS
Cuando en esta tierra árida sopla el cierzo no cabe esconderse de sus efectos. El viento que nos gastamos por aquí se cuela por todas las rendijas, doblega voluntades, empuja sueños y distorsiona la percepción del personal. Ilustres paisanos aragoneses como Goya o Buñuel alumbraron creaciones inquietantes agitados por esta furia eólica que no atiende a la razón ni a la mesura. Yo diría que a Cecilia, la anciana restauradora del polémico "Ecce Homo", le agarró el mismo mal aéreo. Alentada por la usura del parroco de su pueblo (que no era proclive a gastarse un euro en la restauración del cuadro) la mujercica se puso manos a la obra y dió rienda suelta a la visión surrealista maña. De culpar a alguien del destrozo, debiera ser al tacaño sacerdote que requirió los servicios gratuitos de la piadosa abuela. Por mi parte, me satisface el resultado del trabajo de Cecilia. De un modo inocente, la vecina de la localidad de Borja ha retratado el alma de este pueblo. La noticia ha recorrido el mundo y está siendo objeto de debate en los medios de 160 paises. Lo analizan desde el punto de vista religiosos, artístico o simplemente bufonesco. No tienen ni idea. Para que el nuevo Ecce Homo" te conmueva hay que entender los entresijos de Aragonia. Saber que aquí, donde nunca pasa nada, milagrosos fenómenos son posibles. Por eso emprendemos empresas- que pudieran parecer disparatadas a otras gentes- con alegría de orates. Como esa Expo de infraestructuras faraónicas que nos ha dejado endeudados hasta las trancas y con unas moles úrbanas que no tienen uso práctico. O esos barcos empeñados en navegar por un Ebro que apenas trae dos palmos de agua. O esos otros teleféricos que no transportan a nadie ni van a ninguna parte y cuyo desmontaje nos sale más caro que mantenerlos suspendidos en el vacío. O los proyectos megalómanos de nuestros líderes políticos que alientan propuestas churriguerescas como Gran Scala. O ese "interés general" con el que la DGA declara la peregrina idea de ampliar las pistas de esquí en el Pirineo y proyecta la construcción de 4.000 viviendas en uno de los últimos paraísos naturales de la comunidad. A los de la DGA: ¿Hay alguién por ahí que esté despierto?, ¿No han oído hablar del estallido de la burbuja inmobiliaria o la crisis del ladrillo? Si no estuviéramos en Aragón, quizás tuviera sentido tanta pregunta. Pero en la tierra noble no nos perdemos en procesos lógicos o cuestiones racionales. Nos gusta mirarnos en esos espejos cóncavos que nos devuelven una imagen esperpéntica que alborota la conciencia. Igual que el "Ecce Homo" de Cecilia. Deberíamos bordar su efígie en nuestra bandera.
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