EL "CRÍMEN" DE LAURA Y EL ORGULLO LIBERTARIO
Me afilié a CGT hace casi 30 años, cuando todavía éramos la CNT de Aragón y yo apenas asomaba de la adolescencia para empezar a trabajar. Pronto comprendí que no era un sindicato al uso porque, pese a la falta de medios y subvenciones, CGT se involucraba en la problemática laboral, social, medioambiental y en cualquier otro frente abierto que necesitara de una voz independiente que no medrara a la hora de denunciar con valentía los abusos y disparates que llovían sobre nuestra sociedad. Aquí solo conocí persones íntegras a las que les impulsaba el compromiso. Mujeres y hombres cuyo ejemplo me ayudó a escoger el camino por el que luego transcurriría gran parte de mi vida. A causa de este ejercicio de coherencia, muchos de nosotros nos hemos visto conducidos ante los juzgados. Otros, como Laura Gómez, directamente a la cárcel.
En múltiples ocasiones se nos ha tildado de vándalos, violentos e incluso directamente de terroristas. Sin embargo nuestras acciones siempre se han caracterizado por la filosofía de la no-violencia y el respeto a la diversidad ideológica. En el escenario actual, donde se extiende la contra-cultura de la ignorancia pluralista, CGT representa una mosca testicular que molesta extraordinariamente a los facinerosos e irresponsables que han orquestado esta crisis. A Laura, secretaria de CGT Barcelona, se le imputa por desordenes públicos, incendio, coacciones y un delito relativo al ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas. En total, se enfrenta a una petición fiscal de hasta 36 años de prisión. Su grave falta consistió en realizar una performance en la puerta de la Bolsa de Barcelona el día de la Huelga General. Rodeada de mossos, que no vieron oportuno intervenir en ningún momento, Laura quemó unos billetes del monopoly dentro de una caja de cartón. Por este acto simbólico, fue detenida el día 24 de abril y permaneció 23 días en prisión preventiva. Tras depositar una fianza de 6.000 euros está en espera de juicio y a su causa se ha añadido la imputación de la afiliada Eva Sánchez.
En este mundo al revés, donde elementos como Camps, Dívar o Rato salen impunes de sus delitos contra el pueblo, pretenden que el "crímen" de Laura sea castigado con una dureza ejemplarizante. Supone un aviso a navegantes trasnochados, como servidora, que sienten correr por sus venas la necesidad de transformar la distopía que paraliza a la sociedad. Su mensaje está claro, éste no es país para idealistas. Pobre del que intente encararse a la injusticia porque acabará con sus huesos en la trena. Pues bien señores represores, vayan preparando celdas. Algunos tememos más a los grilletes que han incorporado a nuestra vida que a los sórdidos calabozos con los que nos amenazan. Aunque consigan meternos a todos en la cárcel, no lograrán doblegar nuestras conciencias. La decencia (un concepto marciano para ustedes) y el orgullo libertario nos hacen mucho más fuertes que las rejas. Podrán enclaustrarnos físicamente, no lo dudo, pero nuestros corazones continuarán siendo libres, solidarios y comprometidos. Los suyos, quién sabe en qué pozo de miseria moral andan enterrados. Casi, casi me dan pena.
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