CINCO TIROS CON MI NOMBRE
El art. 578 del Código Penal establece que el enaltecimiento o la justificación por cualquier medio de expresión pública o difusión de los delitos de terrorismo o de quienes hayan participado en su ejecución, o la realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares se castigará con la pena de prisión de uno a dos años".
Lo que no queda tan claro en el artículo es la definición de terrorismo. No existe problema en identificar la exaltación del mismo en los homenajes que se han hecho en el País Vasco a los etarras. Incluso se acusó a un rapero de que sus letras hacían apología de bandas como ETA o el GRAPO.
El problema aparece cuando el terrorista homenajeado sigue siendo hijo predilecto de la ciudad y una alcaldesa, supuestamente demócrata, es la primera que le rinde los honores. Rodeada de pollos anti-constitucionales, yugos, flechas y un apretado grupo de nostálgicos franquistas Milagros Rozadilla, alcaldesa por el PP de Santoña, participó en un acto falangista en honor de Carrero Blanco.
Hasta donde llega mi memoria histórica, mal que les pese a los fascistas, falange actuó durante la contienda como un grupo paramilitar que asesinó alevosamente a miles de ciudadanos españoles. Muchas de sus víctimas permanecen todavía en las ignotas cunetas donde arrojaron sus cadáveres. Sin embargo, lejos de ilegalizarlos, forman parte de la vida pública y se coaligan con partidos presuntamente democráticos como el PP para gobernar en algunos ayuntamientos. Si una bucea en la página web de esta organización puede observar con que ahínco piden la ilegalización de AMAIUR y, en general, de todos los partidos nacionalistas que amenacen la unidad de destino universal de España (signifique lo que signifique esto). No están arrepentidos de su siniestro pasado. No han tenido que renegar de la ideología fascista ni pedir perdón por sus crímenes. Muy por el contrario, sus líderes hablan con desprecio y chulería de todo lo referente a la memoria histórica. Y no pasa nada.
Leoncio Calle, el jefe de la falange cantabra, asegura guardar en su casa una escopeta con cinco tiros preparados para defender la estatua de Carrero Blanco amenazada por la Ley de la MH. Toda una declaración de sus terroristas intenciones. Servidora se ofrece voluntaria para ayudar a hacer cumplir la ley y desmantelar el monumento del ex-presidente franquista.
Aunque tal y como están las cosas puede que, además de cinco plomos con mi nombre, me encuentre con una acusación por vandalismo.
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