TOMAR PARTIDO HASTA MANCHARSE

Es inútil mirar para otro lado. La actualidad nos sacude en la cara con un exótico abanico de facinerosos  y desaprensivos de toda condición que contribuyen con sus actividades delictivas a la runa general de este país. El muestrario de corruptos, o quizás debiéramos llamarle bestiario, incluye pájaros de diverso pelaje. Desde un pavo plebeyo que se puede llamar real por su morganática unión con la corona, hasta algunos de esos "ejemplares ciudadanos" a los que Rajoy defiende de cualquier ataque cinegético-legal. Aves de muy mal agüero como Camps o Fabra  que engrosan una lista interminable de avevuchos carroñeros que abusan de su cargo o posición para depredar a sus anchas. ¿Se imaginan qué sería de España sin estas sanguijuelas? Traten de imaginar un estado blindado, protegido por cortafuegos anti-robo que pudieran garantizar mantener alejados a los saqueadores de la caja común. Seguramente nuestra situación no sería tan desesperada como ahora parece. Cuando se exigen brutales recortes a los más débiles cuesta todavía más digerir el amoral comportamiento de los que tienen poder. Es el momento de apuntar con el dedo  en el centro de esos podridos corazones. De mirarlos de frente para que entiendan que somos enemigos. Para que sepan que muchos ciudadanos pensamos tomar partido hasta mancharnos. Obligarles a salir de sus siniestras pajareras y ponerles a tiro. De la justicia, se entiende. Esa dama cuya ceguera debe ser la causa de la proliferación de tanto buitre en suelo patrio.