LA CASPA CIEGA SUS OJOS
Alfonso Rus es un cachondo. Manifiestamente misógino y troglodita pero no carente de ese humor ramplón y soez con el que se descojona la extrema derecha patria. El presidente de la Diputación Valenciana no pierde comba para demostrar su caústica ironía. Ante la impertinente reclamación de un grupo de discapacitados sobre la falta de accesos adaptados en el centro que inauguraba, Rus les propuso que se deslizaran por cuerdas. ¡Qué muestra de empatía y delicadeza! ¡Qué fino humor!
Con el mismo salero justificaba don Alfonso un pequeño dispendio, 8.000 euros en go-gós con cargo al departamento de cultura, que se emplearon en la celebración de un frívolo evento. No se mostraba avergonzado porque, gracias a este gasto, algunas personas evitarían morir de hambre. Por ejemplo las desnutridas go-gós de las que Rus aseguró que estarían més flaques que un pallot. Hemos de señalar que esto ocurría en el 2010, mientras se estaban produciendo despidos entre los forestales por falta de presupuesto. Supongo que el plan B del Presidente sería mandar a las go-gós a patrullar el monte. Por aquello de la polivalencia laboral.
Este mismo tipo es el que amenazó con rematar a tres profesores de valenciano. Pero no hay que tomarse las cosas al pie de la letra, claro. Solo era una montaraz bromita de las que les gusta soltar en fascilandia. Tampoco hay que tomarse en serio su celebración del triunfo del PP con cava y con mujeres, las suyas por supuesto. Porque cosificar a la mujer entra dentro del ideario antediluviano que se nos avecina de la mano de estos ejemplares políticos. La caspa estalla con sus formas y palabras. No esconden su burricie ni su naturaleza. Entonces. ¿Por qué se les vota? Será que la emisión de caspa es un agente biológico más poderoso de lo que percibimos. Ciega los ojos de la gente y consigue desconectar la neurona que estimula la dignidad.
Es una teoría, tan disparatada al menos, como los auténticos motivos por lo que se les sigue eligiendo. Pero un poco menos degradante.
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