LA QUINTA COLUMNA VERDE
Están entre nosotros pero no son de los nuestros. Se camuflan de verde para obtener réditos miserables o saciar alguna megalomanía personal. Son impostores como los Verdes ecopacifistas valencianos. ¡Tienen cuajo éstos! Sus líderes son promotores inmobiliarios, todo muy eco, que han abierto un proceso de ILP para conseguir, presuntamente, la dación en pago. Mientras su iniciativa esté en marcha, ninguna plataforma cívica puede presentar otra por el mismo motivo. La cuestión es que, después de tres meses, no han firmado ni ellos. No han recogido ni una sola firma de las 500.000 que hacen falta para sacar adelante la ILP. Pero han bloqueado el acceso para que nadie pueda amargarle la vida a la banca. Y al sector inmobiliario, por supuesto. O personajes como el aragonés Jesús Vallés que, bajo la marca verde, cobija su extraña alianza con grupos de extrema derecha como el Movimiento Social Republicano. Parece que al Rainbow Warrior se le han colado algunas ratas en los sótanos. El auténtico ecologismo tiene un corazón de izquierdas que se compromete e interactúa solidariamente en cuestiones que van más allá de la mera defensa de la naturaleza. Los quintacolumnistas que les cuento chirrían estrepitosamente en las filas de este movimiento. Pero crean confusión y descrédito. Es importante identificarlos. Intentaré dar algún indicio. A lo mejor no está claro qué valores son los más representativos del buen ecologista pero algo podemos adelantar: La codicia, la xenofobia o el patrioterismo no están entre ellos. Vaya, que el ecologismo no es cosa de fachas por mucho que añoren montañas nevadas y banderas al viento. Estemos claros.
Publicado en Público y Periódico de Aragón
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