ALIVIAR A LOS MERCADOS
Hay que reconocer que la salida del Gobernador del Banco de España, nada más cubrirse España de un azul empalagante, tiene retranca. Entre otras cosas, este presunto servidor público quita la viga del ojo de los bancos para señalar como culpable de la crisis a la paja de los derechos de los obreros. Y ya me disculparán por el tinte casi pornográfico de este texto, pero la paja que tanto les molesta debe aventarse para aliviar a los mercados, según este buen tipo. Fuera pues esas calenturas que perturban a los tiburones financieros como son los sindicatos, los convenios y los salarios justos. Si queremos trabajar, debemos aceptar la miseria que se nos ofrece, sino será que no nos hace falta o directamente que somos unos vagos. Miente el Gobernador, solapadamente, cuando asegura que dinamitar la protección laboral reactivará la contratación y ayudará a reducir el desempleo. Las pequeñas y medianas empresas de este país son las mayores creadoras de puestos de trabajo pero su crecimiento está relacionado con la actividad económica de la sociedad. Si nuestros sueldos se minimizan hasta lo simbólico, difícilmente se moverá la economía de la que se nutren las pymes. No hace falta ser un brillante economista para saber esto. Miente cuando dice que el problema del sistema bancario español está limitado exclusivamente a las cajas de ahorro. El Banco de España ha maquillado las cuentas de la banca privada para disimular su deterioro patrimonial. Si su situación es tan sólida como presume, ¿por qué se ha reducido el crédito a los pequeños empresarios y en general a todos los ciudadanos? Las propuestas de este privilegiado cráneo no van a sacarnos de la crisis. Son más de la misma política neoliberal que nos ha conducido hasta la misma. La única verdad que ha dicho es lo de aliviar a los mercados, pero a los globales, a esas grandes empresas multinacionales que tienen su demanda fuera de nuestras fronteras y a las que les urge una masa laboral de esclavos patrios para seguir compitiendo como auténticos sociópatas. A éstos es a los que defiende con la política que propone. A los banqueros y a los especuladores que destruyen la riqueza productiva nacional. Al final resulta que aquél que debería velar por los intereses generales es un sicario de los criminales financieros más voraces de la historia. Un cortesano solicito a aliviar sus más bajas y depravadas necesidades.
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