MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS
Mujeres que corren con los lobos es una obra maravillosa de la escritora Clarissa Pinkola que nos relata el complicado proceso de domesticación que hemos padecido, tanto hombres como mujeres, para reprimir nuestra auténtica naturaleza. Especialmente la parte más femenina de ella. En esta obra explica las similitudes psicológicas entre las mujeres y los lobos. Valores compartidos como la sociabilidad, una aguda percepción, la resistencia o el fervor por cuidar de su manada son conceptos comunes y positivos. Sin embargo ambos sufren un acoso secular que ha originado un alto riesgo de extinción para el lobo, pero también para la parcela más salvaje y libre de nuestra psique: la femenina. Las mujeres seguimos siendo cosificadas, maltratadas, muertas a manos de quienes dicen amarnos, ninguneadas o discriminadas social y laboralmente. Pero no somos las únicas víctimas. La doma del animal humano a cargo de su propia especie también ha mutilado al macho. Ha reprimido su parte más emocional impidiendo que explorara en libertad cualidades como la compasión o la afectividad. Al hombre aún se le adiestra para pertenecer a la casta dominante y ver a su compañera como una inferior. Pero somos nosotras, las lobas humanas, quienes contribuimos a perpetuar estas enseñanzas en nuestras camadas adjudicando roles o aceptando imposiciones sociales. Mi padre nunca derramó una lágrima. No era cosa de hombres.
Pero yo, que respondo al aullido de la selva con naturalidad desde la infancia, he conseguido juntar una manda sana de machos humanos que conviven conmigo. Unos cachorros que lloran, ríen y se abrazan sin vergüenza mientras su lobuna madre emite gruñidos de placer al contemplarlos. Feliz ante la perspectiva de una generación de seres libres que aprendan a mirarse a los ojos como iguales. Capaces de hacer cosas tan salvajemente humanas como derramar una lágrima. Esta es la mayor revolución que tenemos pendiente.
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