IMAGÍNATE...
Se cumple el primer aniversario de la masacre militar israelí contra la población civil de Gaza. Empujados hacia el mar, arrinconados en una estrecha franja de tierra donde malviven millón y medio de personas, este territorio se ha convertido, con la connivencia internacional, en la mayor prisión a cielo abierto que existe en el planeta. La estrella de David, la mala estrella para los palestinos, lleva cuarenta y dos años acosando y asesinando a los niños, mujeres y hombres de este territorio. El cerco es tan brutal que ni siquiera se permite el acceso para suministrarles ayuda humanitaria. Sin embargo, este bloqueo por tierra, mar y aire, no ha impedido una iniciativa en la que participan 1.400 activistas de todo el mundo (A los que se ha reprimido y obstruido el paso) que solo desean aportar un poco de esperanza y solidaridad a los prisioneros del estado de Israel . Entre ellos destaca una anciana de 85 años. Una superviviente de Auschwitz que perdió a toda su familia como consecuencia de los horrores de una guerra cuyas víctimas preferenciales eran, en este caso, los judíos. Egipto ha impedido su entrada pero lo que no puede impedir es su coraje. Su determinación, que ha tomado la forma de una huelga de hambre, en obligar a la comunidad internacional a volver los ojos hacia Gaza. En enfrentarnos, cara a cara, con este otro Holocausto y con nuestra tibieza a la hora de responder ante tamaña injusticia. Matanza sobre matanza, Israel con la complicidad de Egipto, pretende imponer el silencio. Evitar los incómodos testigos para aplicar impunemente su "solución final" al problema palestino.
Pero en la frontera, donde esta marcha solidaria ha sido retenida, la bandera palestina ondea en manos de hermanas y hermanos de otros pueblos. Y las palabras de John Lennon se han convertido en el himno que alienta sus corazones: "Puedes decir que soy un soñador/pero no soy el único/espero que algún día te unas a nosotros/y el mundo vivirá como uno". ¿Imaginas?
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