A GOLPE DE INTEMPERIE
A golpe de intemperie,
mi corazón se fue quedando
marchito y arrugado.
Iniciado en la plaga del olvido,
fue achicando nostalgias y cadáveres
para no zozobrar
en ese vórtice maldito
donde solo habita el frío.
Me alcanzó la noche de los huesos.
Calaveras,
venerables e insolentes,
susurraban mi nombre.
Me ofrecían exorcismos de saldo
contra la pena negra y el mal de amores.
Sortilegios que anulan
el embrujo del canto de los ausentes.
Conjuros arrebatados
arañando los pétalos de la rosa de los vientos.
Acepté su dosis de narcóticos,
como buena yonqui,
y me entregué,
sumisa y resignada,
a la alucinación inducida desde el mismísimo infierno.
Y así conseguí paz,
por un buen rato.
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Cbuwunedud -